Los derechos de los animales parecen tener un gran defensor en Suiza, donde, desde el año 2018, es ilegal que se hiervan langostas para el consumo humano mientras aún están vivas.
Estos crustáceos se consideran un plato exquisito y se sirven en los mejores restaurantes del mundo, pero los cocineros suizos han tenido que cambiar de técnica para preparar el manjar.
La norma establece que la langosta debe ser aturdida antes de empezarla a cocinar, y también prohíbe transportarlas vivas sobre hielo o agua helada, pues deben permanecer en las mismas condiciones que en su hábitat natural.
Algunos defensores de los derechos de los animales, que incluyen a las langostas, consideran que, aunque se evita un sufrimiento, quizá no sea la mejor alternativa, pues dicho “aturdimiento” consiste en técnicas también criticadas, como la descarga eléctrica.
El mundo científico ha debatido durante mucho tiempo si las langostas sufren o no en estas circunstancias. Lo cierto es que cuentan con 100.000 células nerviosas, que distan mucho de la gran cantidad que tienen los humanos, que son 100.000 millones. Pero, según algunos científicos, son suficientes para que lleguen a sentir dolor, aunque otros aseguran que no.
Leyes para todos los animales
Suiza es el único país europeo que exige que todos los perros lleven microchip y estén registrados en una base de datos central.
En el caso de especies como los conejillos de indias, conejos y periquitos, la ley suiza exige que, como mínimo, se mantengan en parejas. Los gatos solos “deben tener un contacto diario con gente o la visita de otro gato”. Los refugios de animales insisten en que las personas que adoptan felinos tengan una gatera para que los animales puedan entrar y salir cuando quieran. Y las “escaleras para gatos” son muy populares, como se puede ver en esta galería.
En 2019, el Parlamento suizo prohibió que se trituren pollitos machos vivos sin valor para la industria de los huevos.
Por otro lado, las normativas suizas para la cría de animales son bastante específicas y detalladas para cada especie. En los establos, por ejemplo, cada cabeza de ganado debe tener como mínimo dos metros cuadrados. En las granjas suizas también hay límites máximos para el número de cabezas de ganado: un tope de 300 terneros, 1500 cerdos o 18.000 gallinas.