Furioso porque el lunes 18 de octubre de 2021 pidieron la libertad del opositor Osman Kavala, encarcelado desde 2017, el ultraconservador presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha declarado este 23 de octubre «persona non grata» a los embajadores de Canadá, Francia, Finlandia, Países Bajos, Dinamarca, Alemania, Noruega, Suecia, Estados Unidos y Nueva Zelanda; les ha llamado «indecentes» y ha dicho que «si no entienden» a Turquía deben marcharse del país.
Erdogan ha comunicado esta decisión en un viaje por el noroeste del país, en un discurso pronunciado en la localidad de Eskisehir, sin poner fecha al momento en que los embajadores deben abandonar Turquía: «Si ya no conocen al país deberán abandonarlo». Los diplomáticos fueron convocados el día 19 por el ministerio de Asuntos exteriores, por considerar «inaceptable» su petición de libertad para Osman Kavala
En un comunicado del pasado día 18, los embajadores de esos diez países pidieron «una solución justa y rápida» del caso de Osman Kavala, conocido empresario y mecenas turco de 64 años convertido en la bestia negra del régimen ultraderechista turco , encarcelado sin juicio desde hace cuatro años acusado de ser un «agente extranjero», intentar desestabilizar al país, financiar manifestaciones a escala nacional en 2013 y de estar implicado en el fallido intento de golpe de estado de julio de 2016, acusaciones que el opositor desmiente en bloque.
Las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos consideran que la situación en que se encuentra Osman Kavala simboliza la represión que el presidente Erdogan –en el poder desde 2014 al frente del ultraconservador Partido de la Justicia y el Desarrollo- ejerce sobre la totalidad de la oposición turca. En 2019, el tribunal europeo de Derechos Humanos (CEDH) consideró que la detención tiene carácter político porque no está basada en prueba alguna, y reclamó la libertad inmediata de Kavala.
En una declaración escrita, este viernes 22 el empresario encarcelado manifestó que «carece de sentido» asistir a la vista de su proceso, fijada para el próximo 26 de noviembre, ante la imposibilidad de conseguir un juicio imparcial tras las recientes declaraciones de Erdogan, quien considera que los embajadores designados «persona non grata» reclaman la libertad de Kavala y no hacen lo mismo con los «bandidos, asesinos y terroristas en sus propios países».
Defensor del patrimonio turco y de la diversidad cultural, denunciante entre otras cosas del genocidio armenio, Osman Kavala, fundador de la editorial Iletisim, dirige la empresa Depo, antigua fábrica de tabaco transformada en sala de exposiciones artísticas, y patrocina la reconstrucción de monumentos históricos, entre ellos las iglesias armenias.
En 2013 apoyó las protestas del parque Gezi, que comenzaron con la concentración de medio centenar de personas el 28 de mayo y acabaron reuniendo a cientos de miles de manifestantes en 78 de las 81 provincias turcas.
En abril de 2015 participó en las conmemoraciones del centenario del genocidio armenio y en 2017 llamó a boicotear el referéndum constitucional para reforzar los poderes del presidente Erdogan, cuyos seguidores acusan a Kavala de «financiar el terrorismo» (según el intransigente diario pro-gubernamental Yeni Safak, ultraconsevador e islamista), lo que para el eurodiputado luxemburgués Frank Engel forma parte «de la lógica complotista de la construcción de un enemigo público».
En octubre de 2018 Osman Kavala fue detenido en el aeropuerto Ataturk de Estambul cuando regresaba de Gaziantep, ciudad en la que participaba en un proyecto con el Instituto Goethe. En febrero de 2020 fue juzgado por los hechos del Parque Gezi de 2013, acusado de intentar derrocar al gobierno. Declarado inocente por falta de pruebas el 18 de febrero, a las pocas horas fue detenido de nuevo, esta vez por complicidad en el intento de golpe de estado de 2016, y desde entonces se encuentra encarcelado.