«Quedan disueltas todas las instituciones de la República: el Gobierno, el Senado, la Asamblea Nacional y el Tribunal Constitucional, el Consejo Económico y Social, así como la Junta Electoral. Hacemos un llamamiento a la población para que permanezca serena y en calma. Reiteramos nuestro respeto de los compromisos de Gabón con la comunidad internacional».
Con estas palabras en la cadena televisiva Gabon24, militares golpistas gaboneses han anulado la victoria electoral del presidente Ali Bongo, quien aspiraba a un nuevo mandato tras catorce años en la presidencia de ese país situado en África Central, entre Guinea Ecuatorial, la República del Congo y Camerún.
El anuncio del putsch ha sucedido apenas minutos después del anuncio oficial de la victoria electoral del presidente Bongo, tras un muy contestado paso por las urnas que tuvo lugar el sábado 26 de agosto de 2023.
Alí Bongo es hijo del anterior presidente Omar Bongo que se mantuvo en cabeza del Estado gabonés desde 1967 hasta 2009, cuando falleció de un cáncer en Barcelona donde estaba ingresado en una clínica privada.
En total, los Bongo, padre e hijo, han permanecido en el poder durante más de medio siglo (55 años), por lo que la oposición gabonesa ha denunciado siempre la existencia de un corrupto «poder dinástico».
Como varios de sus países vecinos, Gabón tiene numerosas riquezas naturales que incluyen la pesca, la exportación de madera y —desde 1931— la producción de gas y petróleo. Es un país miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Según la web de la OPEC, sus reservas actuales se estiman en unos dos mil millones de barriles de crudo.
Según el anuncio oficial que ha precedido al golpe de Estado, Alí Bongo obtuvo el 64,27 por ciento de los votos. El Gobierno había concentrado esta vez la elección presidencial (con mandato reducido de siete a cinco años), junto a las elecciones legislativas y municipales en una sola jornada (el sábado 26).
Los militares replican que el proceso del voto no ha sido «el escrutinio transparente, creíble ni transparente que esperaban los gaboneses». Se refieren a la vez a la «degradación contínua de la cohesión social que amenaza con llevar el país hacia el caos».
Un grupo de uniformados —entre los que había soldados del ejército regular, agentes de policía y boinas verdes, miembros de la Guardia Republicana vinculados a la presidencia de la República— ha anunciado también el cierre de las fronteras «hasta nuevo aviso» y «el fin del régimen instalado en el poder».
Un autodenominado Comité para la Transición y la Restauración de las Instituciones (CTRI) se ha proclamado garante del poder popular y protector de las instituciones para «defender la paz». Esta proclama inicial de los golpistas en la cadena Gabon-24 se reemitió después en la cadena estatal Gabon 1ère.
En primera fila de la imagen en la que han aparecido los golpistas, figuran cuatro coroneles, dos de la Guardia Republicana y dos del ejército regular. Los militares mantienen el toque de queda y el cierre de internet, dos medidas ya decretadas el sábado (según la agencia Belga) por el gobierno de Alí Bongo para evitar [sic] «las noticias falsas» y posibles «actos violentos». Las señales de los medios internacionales franceses France24, TV5 Monde y Radio France Internationale (RFI) han sufrido un corte provisional, según decisión de los militares que han tomado el poder.
En el recuento oficial hecho público de manera repentina durante la madrugada —sin ningún anuncio previo— concedían al opositor Albert Ondo Ossa menos de un tercio de las papeletas de voto presidenciales (30,77%).
Los demás candidatos apenas obtuvieron reconocimiento alguno. Albert Ondo Ossa, exministro con Omar Bongo y hasta ahora profesor de Economía en la universidad de Libreville, ha tenido apenas una semana para hacer campaña al frente de la plataforma Alternance 2023 (A23), formada por media docena de partidos opositores. Según A23, Albert Ondo Ossa es el verdadero triunfador de las elecciones. Él mismo ha reivindicado su victoria y exigido el traspaso del poder «sin derramamiento de sangre».
Según periodistas de la Agencia France Presse (AFP), se han oido disparos de armas automáticas en varios barrios de Libreville (700.000 habitantes), la capital del país. En 2016, la oposición denunció también fraude electoral, una denuncia seguida de disturbios y de una treintena de manifestantes muertos, según informaron entonces los medios opositores.