Hagamos historia
La segunda Conferencia Mundial de la Unesco sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible, Mondiacult 2022, tiene lugar entre los días 28 y 30 de septiembre de dicho año, acogida por el Gobierno de México, en Ciudad de México; cuarenta años después de la primera Mondiacult.
Las conclusiones de Mondiacult 2022 serán muy importantes e influirán con seguridad en Mondiacult 2025 en España.
Hasta 2022, la Unesco y otras instituciones habían desarrollado numerosos trabajos, que culminarán en esas conclusiones. Nos referimos ahora a algunos de ellos que, me parecen, muy significativos.
Nuestra diversidad creativa
De especial interés fue el Decenio Mundial para el desarrollo cultural (1988-1997) y la publicación del Informe Nuestra diversidad creativa. Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo en 1996, presidida por Javier Pérez de Cuellar, político y diplomático peruano y el quinto secretario general de Naciones Unidas entre 1982 y 1991.
En el prólogo, Pérez de Cuellar señala como en noviembre de 1992 Boutros Boutros-Galli (ONU) y Federico Mayor Zaragoza (Unesco) le nombraron presidente de aquella Comisión, que trabajó para situar la cultura en un primer plano señalando sus interacciones con el desarrollo, dado que los factores culturales «moldean la manera como las sociedades conciben sus propios futuros y eligen los medios para alcanzarlos».
El Informe recomendaba acciones, como:
- Publicación anual de un Informe Mundial sobre la cultura y el desarrollo;
- Preparación de nuevas estrategias del desarrollo que tengan presentes los aspectos culturales;
- Movilización internacional de los Voluntarios del Patrimonio Cultural;
- Un plan internacional en pro de la igualdad de género;
- Facilitar el acceso, la diversidad y la competencia en el sistema internacional de medios de comunicación.
- Los derechos y la autoreglamentación de los medios de comunicación;
- La protección de los derechos culturales en tanto que derechos humanos;
- Una ética global para el buen gobierno del mundo;
- Una Organización de las Naciones Unidas centrada en los pueblos; y
- Hacia una Cumbre Mundial sobre Cultura y Desarrollo.
Como se puede apreciar, los derechos culturales, parte integrante de los derechos humanos, son el marco para la diversidad cultural, siendo necesario desarrollar políticas culturales que garanticen la circulación de los bienes y servicios culturales, forjando relaciones de colaboración entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil.
En un Anexo la Unesco recomienda una veintena de orientaciones para su aplicación. España ratificará la Declaración el 20 de octubre de 2005.
Informe de desarrollo humano
Y no podemos dejar de referirnos al Informe de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2004 titulado «La libertad cultural en el mundo diverso de hoy» en el que bajo el magisterio del gran pensador Amartya Sen y de la mexicana Lourdes Arizpe, entre otros, se afirma que «El desarrollo humano requiere más que salud, educación, un nivel de vida digno y libertad política. El Estado debe reconocer y acoger las identidades culturales de los pueblos y las personas deben ser libres para expresar sus identidades sin ser discriminadas en otros aspectos de sus vidas. En resumen, la libertad cultural es un derecho humano y un importante aspecto del desarrollo humano y, por consiguiente, digno de la acción y atención del Estado».
Se afirman pues las políticas multiculturales que promuevan la diversidad y el pluralismo y se entiende el desarrollo como un proceso continuado de ampliación de las capacidades y las opciones de las personas.
Espacio cultural iberoamericano
Iberoamérica no es ajena a esta realidad desde que México y España pusieron en marcha las Cumbres Iberoamericanas en 1991 y de gran importancia fue la Carta Cultural Iberoamericana considerada como un antes y un después de la cooperación cultural.
Se presenta en las Cumbres de Costa Rica en 2004 y Salamanca en 2005, siendo aprobada en la dieciséis Cumbre de Montevideo en 2006 y su Plan de Acción en la de Santiago de Chile en 2007 y el Espacio Cultural Iberoamericano en la de Cádiz en 2012.
Es un referente de la diversidad cultural para favorecer la cooperación y configurar el espacio cultural iberoamericano. Da entrada a la preocupación por los derechos de autor, el patrimonio o las industrias culturales. Con esta declaración política, Iberoamérica se posiciona a favor de la cooperación y la utilización de la cultura como instrumento de dignificación de los ciudadanos y de diálogo entre los pueblos.
Su influencia se deja sentir en la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y en la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), cuando organizan las Conferencias Iberoamericanas de Cultura y los Congresos Iberoamericanos de Cultura, además de la elaboración de numerosos informes y trabajos sobre Cultura y Desarrollo, industrias culturales o planes de patrimonio cultural.
La SEGIB gestiona los denominados Programas e iniciativas culturales (PIPAS), también emanados de la Carta Cultural Iberoamericana
España no se queda atrás
Una gran significación tendrá la elaboración y aprobación de la Estrategia de Cultura y Desarrollo de la Cooperación Española, liderada por Alfons Martinell Sempere, director general de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID y especialista en el tema, con la participación de numerosos funcionarios y expertos. Es la respuesta a los avances conceptuales de organismos como la Unesco y el PNUD.
Proponía retos y perspectivas para potenciar la cultura como motor del desarrollo, estableciendo tres dimensiones:
- Es una política para potenciar la proyección y la acción cultural exterior;
- Fomento de la cooperación cultural como vehículo de intercambio y reconocimiento mutuo; y
- Impulsar las potencialidades de la acción cultural como cooperación al desarrollo y lucha contra la pobreza y la exclusión social.
De gran relevancia será el Programa Acerca de Capacitación Cultural para el Desarrollo, creado en 2005 para implementar la Estrategia, siendo importante la participación de la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP). Y también la Ventana de Cultura y Desarrollo, fruto de la colaboración entre el PNUD y la AECID.
La colaboración de la AECID con la Unesco se centró en el apoyo a la Alianza Global para la Diversidad cultural, explorando la colaboración entre el sector privado, el sector público y la sociedad civil.
La Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible
En 2015 nos encontramos con una resolución muy importante aprobada por Naciones Unidas: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Lo es, porque después del relativo fracaso, por falta de financiación, de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), se intentan alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con un horizonte puesto en el 2030. Pero, de los diecisiete ODS que contiene la agenda ninguno contempla directamente la Cultura, lo que suscitará algunas polémicas.
«Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible» es un plan de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que consta de diecisiete ODS y 169 Metas. Admitida la gran importancia que tiene el cumplimiento de la Agenda 2030 y aunque no exista un ODS específico dedicado a la cultura, se puede intuir que dentro de la misma hay un reconocimiento transversal del papel que tiene la cultura como amplificadora de las políticas sociales, económicas y ambientales y de este modo, como vehículo hacia un desarrollo sostenible. Al respecto Alfons Martinell Sempere ha señalado varias Metas de los ODS 2, 4, 8 y 11, como muestra de esa transversalidad de la cultura.
Las consultas regionales
Ernesto Ottone, director general adjunto de Cultura de la Unesco afirmaba: «Mondiacult 2022 proporcionará un nuevo impulso al diálogo político mundial sobre cultura y desarrollo sostenible para promover el libre intercambio de ideas y conocimientos fomentando la cooperación entre los países». Y en ello jugaría un papel importante la organización de cinco consultas regionales, de diciembre de 2021 a febrero de 2022, para identificar las prioridades específicas de cada región: Europa y Norteamérica; Asia y Pacífico; África; América Latina y el Caribe; y Estados Árabes.
La consulta regional de América Latina y Caribe, celebrada los días 14 y 15 de febrero, contó con la asistencia de treinta ministerios de Cultura, cuarenta organizaciones intergubernamentales, organizaciones no gubernamentales, instituciones académicas y representantes de la sociedad civil.
Fue presidida por Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura del Gobierno de México. A mi juicio, las conclusiones más importantes de esta consulta fueron:
- Necesidad de crear un nuevo paradigma para las políticas culturales que promueva la cultura como un bien público, haciendo hincapié en su efecto transformador en la educación, la inclusión social o la acción climática;
- Frenar el tráfico ilícito de bienes culturales;
- Necesidad de debatir sobre los derechos culturales; y
- Importancia de establecer una gran cooperación regional.
Papel de España en Mondiacult 2022
España tuvo una participación muy activa a través del Centro Cultural de España en México (CCEMX), que organizó eventos como el Foro Internacional de Innovación Social Comunitaria, el Foro Internacional de Lenguas Indígenas en entornos digitales, el Foro Internacional de Cultura de Paz, el Foro Internacional de Derechos Culturales, Propiedad Intelectual y Derechos de Autor, el Foro Internacional de Ciudades y el Foro sobre Cultura Incluyente.
Contribuyeron también al Ciclo de Conferencias Magistrales de Ponentes Internacionales, una de las cuales fue impartida por Luís García Montero.
Se desarrollaron eventos paralelos, como:
- Los impactos de la cultura y el patrimonio en el desarrollo sostenible, una historia de treinta años desde la AECID; y
- Las cocinas tradicionales mexicanas en Michoacán y Oaxaca, un ejemplo de intervención en desarrollo con componente cultural de la AECID en México.
Se trabajo además en actividades culturales complementarias como una exposición fotográfica sobre feminismos, género y diversidad sexual; una muestra de cuadros del Museo Nacional Thysen y un ciclo de mesas redondas, conferencias y exposiciones en el marco de la Doce Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo que se celebraba en Ciudad de México.
Y en una actividad especial, financiada por la red de Institutos Culturales de los estados miembros de la Unión Europea (EUNIC), que había tenido presidencia española en los últimos años y que bajo el título de «EULAT 4 Culture» planteaba un diálogo entre América Latina y Europa sobre ciudad, arquitectura y sostenibilidad.
El Ministerio de Cultura, por su parte, aprovechó la ocasión para proponer a los países latinoamericanos implicados la organización de la exposición itinerante sobre el naufragio de la Fragata Nuestra Señora de las Mercedes, que ya ha iniciado su periplo expositivo.
Temas necesarios
A medida que avanzaba la organización de Mondiacult 2022, varios temas se presentaban como imprescindibles:
- Necesidad de invertir en cultura y creatividad para la creación de empleo y desarrollo socioeconómico;
- Reconocer que las condiciones de creación, distribución y difusión de bienes y servicios culturales siguen siendo débiles y limitados;
- La transversalidad de la cultura en todas las políticas públicas;
- Tener siempre presente que hay que anclar la cultura en la agenda de las políticas públicas;
- La perturbación generalizada que sufren los sectores culturales, y aún más si consideramos los efectos de la COVID 19, exigen políticas culturales más sólidas;
- Reconocimiento de la cultura como un bien público mundial;
- La transformación digital puede ser decisiva para entender la cultura como un bien público;
- Protección y promoción del patrimonio cultural para la inclusión social, la identidad, la cohesión social, la paz y la seguridad y cooperación contra el tráfico ilícito de bienes culturales;
- Buscar sinergias entre cultura y educación para alcanzar un desarrollo sostenible;
- Necesidad de la cooperación regional y global para la cultura y el desarrollo sostenible. La cultura es importante para respaldar el multilateralismo y la cooperación; y
- Mondiacult 2022 tiene que ser una «caja de resonancia» de la implementación de la Agenda 2030.
El espíritu y la idea
Para la secretaria de estado de Cultura de México, Alejandra Frausto, «la Cultura es el alma de los pueblos» y Pablo Rapahel de la Madrid, director de Asuntos Internacionales de dicha secretaría, sintetizaba los objetivos de Mondiacult 2022 como sigue: «La idea es producir al final del Mondiacult un instrumento, un pacto global que permita precisamente trazar o definir la brújula de los siguientes años en materia cultural, en las estrategias de políticas culturales, de reformas legislativas y distintos trabajos en que los distintos países miembros de la Unesco tendrán que ir realizando a los largo de los siguientes años».
Por su parte, el escritor y periodista Edgardo Bermejo Mora, en un artículo publicado en Crónica titulado «Rumbo a Mondiacult 2022: cultura, desarrollo sostenible y derechos culturales» concluía: «Si la Declaración de México 2022 aspira a tener el peso, la proyección y trascendencia que en su momento y a lo largo de cuarenta años tuvo la Declaración de México de 1982 para las políticas culturales de los países, el consenso que pudiera generarse alrededor de la inclusión de la Cultura como cuarto pilar del desarrollo sostenible, los derechos culturales elevados a la misma categoría universal que los derechos humanos, y la cultura misma entendida como un bien público global, se habrá dado un paso de gran relevancia para los próximos años».
Foros iberoamericanos
La Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) organizó en Madrid un Foro Internacional de expertos titulado «Cultura y Desarrollo Sostenible», que fue precedido por un artículo de Ernesto Ottone, subdirector general de Cultura de la Unesco, en Planeta Futuro de El País, titulado «La cultura, un bien público mundial.
La SEGIB editará además un número especial del portal Somos Iberoamérica, en el que se recogen artículos de distintos autores, de los que destacamos, lo que sigue: Ernesto Ottone Ramirez (Unesco) afirma que «Iberoamérica está en el epicentro del diálogo político mundial sobre cultura y desarrollo» y «Mondiacult 2022 busca orientar una reflexión sobre las políticas culturales en sintonía con el contexto actual y sentar las bases para la reconstrucción de un sector más sólido y resiliente»; y Alejandra Frausto (secretaria de estado de Cultura de México) afirma por un lado que «La política cultural del Estado mexicano basa su trabajo en tres principios fundamentales: inclusión, reconocimiento de la diversidad y defensa de las libertades». Y por otro que «La cultura puede reconstruir la confianza, disipar el miedo y rehacer comunidad en momentos de crisis» y «La segunda Conferencia Mundial de Políticas Culturales (Mondiacult 2022) allanará el camino para la plena integración de la cultura como bien público mundial».
Por su parte la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) de México organizaba tres foros internacionales con otras instituciones mexicanas. El primero, sobre «Educación, arte y cultura para un mundo mejor: retos y oportunidades de la educación artística para la transformación social y colectiva». El segundo titulado «Cultura digital y propiedad intelectual: innovando para la protección de la diversidad cultural y el desarrollo sostenible». Y el tercero, titulado «Sostenibilidad, desarrollo y cooperación euro-iberoamericana a través del patrimonio, las rutas y los itinerarios culturales», coorganizado por varias entidades españolas y mexicanas y el Consejo de Europa.
Segunda Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible de la Unesco.
Las altas cifras de asistencia: 161 delegaciones, 120 ministros de cultura y miles de profesionales del sector, son el resultado del magnífico trabajo desarrollado por la Unesco, la secretaría de Cultura y la diplomacia mexicana.
Beatriz Gutiérrez Müller, escritora, investigadora y esposa del presidente López Obrador, esbozó un discurso antirracista, afirmando la necesidad de descolonizar la cultura: «Mi patrimonio no se vende». Alejandra Frausto Guerrero, secretaria mexicana de Cultura, pidió el ODS 18 para la Cultura y señaló el carácter de la cultura como instrumento de paz y unidad, concluyendo que la diversidad cultural es la mayor riqueza de la humanidad. Y por su parte Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, comenzó afirmando que la cultura es un bien público mundial, por eso la regulación de la cultura no puede dejarse solo en manos del mercado y, en consecuencia, hay que formular políticas públicas adaptadas a nuestro tiempo. Señaló además la importancia de la cooperación cultural internacional y de la diplomacia cultural, y arremetió contra el tráfico ilícito de bienes culturales y la vulnerabilidad de los profesionales de la cultura, señalando la necesidad de dar respuestas a las plataformas digitales, a la crisis climática y a la desigualdad de género. Para todo ello será necesaria la construcción de indicadores, por lo que estimó conveniente la elaboración cuatrienal de un Informe Mundial sobre la Cultura, de la misma manera que se elabora el de Educación.
Ernesto Ottone R, subdirector general de Cultura de la Unesco, dirigió la plenaria, en la que se aprobó el reglamento interno y la Mesa de la Conferencia, que quedó compuesta por Alejandra Frausto Guerrero como presidenta y cuatro vicepresidentes: los representantes de Croacia, Namibia, Arabia Saudita y España, representada por el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta; y la Relatora Hilmar Farid, directora de Educación, Cultura, Investigación y Tecnología de Indonesia.
Miquel Iceta defendió que la Cultura sea un ODS específico en la Agenda 2030, porque la cultura es «una poderosa herramienta capaz de generar sociedades más justas, más igualitarias, más sostenibles» y es necesario implementar políticas culturales innovadoras que ayuden a fortalecer el sector y dignificar las condiciones de trabajo de creadores culturales y artistas.
Iceta recordó que España es uno de los pocos países, en el ámbito europeo, en incluir la Cultura como uno de los ejes de la recuperación económica tras la pandemia a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y concluyó: «Una sociedad más culta es necesariamente una sociedad más libre, más rica y, me atrevería a decir, más feliz».
Y llegó la clausura, el viernes 30 de octubre 2022, con varias intervenciones, la del relator Hilmar Farid, director de Cultura de Indonesia, quien leyó un texto, a modo de acta de la Conferencia, concluyendo con lo que, a su juicio, han sido los elementos más importantes:
- la cultura es fundamental para el desarrollo sostenible;
- la diplomacia cultural internacional ha quedado renovada; y
- sin cultura no hay futuro.
En segundo lugar, se leyó un informe sobre los eventos celebrados durante la conferencia: 94 foros internacionales, 59 conferencias, 29 conversatorios, 14 eventos paralelos, 15 discusiones y se recogieron 270 propuestas ciudadanas.
Por último, se aprobó por aclamación la Declaración Final de Mondiacult 2022, que consta de tres grandes apartados: I. Preámbulo; II. Llamamiento a la acción; y III. La cultura como bien público mundial.
En el Preámbulo se reafirma la definición de Cultura de Mondiacult 1982 y todas las acciones de la Unesco en los últimos cuarenta años: impulso otorgado a la cultura para el desarrollo sostenible, la paz y la estabilidad y la inquietud por la vulnerabilidad del sector cultural tras la COVID-19; imperativo de proteger y promover los derechos culturales y la diversidad cultural; cambio progresivo hacia una mayor transversalidad en las políticas públicas; y necesidad de la transformación digital en las sociedades y en el sector cultural.
En el llamamiento a la acción, destacamos:
- Compromiso de proteger y promover la diversidad cultural, de velar por la salvaguarda del patrimonio y de promover las industrias culturales y creativas (art. 9).
- Compromiso para fomentar el respeto y el ejercicio de todos los derechos humanos, en particular los derechos culturales:
i) apoyando el acceso inclusivo a la cultura;
ii) fortaleciendo los derechos económicos y sociales de todos los agentes de la cultura;
iii) promoviendo la libertad artística y la libertad de expresión;
iv) fomentando la diversidad de los contenidos culturales;
v) aplicando políticas públicas que defiendan el derecho de los pueblos;
y vi) promoviendo la protección, el retorno y la restitución de los bienes culturales (art. 10). - Anclaje sistemático de la cultura en las políticas públicas (art. 11).
- Adaptación de nuestras políticas públicas culturales a los desafíos contemporáneos, favoreciendo una participación más sistemática de diversas partes interesadas e instan encarecidamente a que aumenten progresivamente los presupuestos nacionales (art. 12).
- Potenciar sinergias entre la cultura y la educación, con un listado de posibilidades (art. 13).
- Llamamiento para la protección del patrimonio cultural material e inmaterial, condenando las acciones contra la cultura en los conflictos armados y pidiendo la aplicación efectiva de las normas de derecho internacional (art. 14).
- Importancia de integrar el patrimonio cultural y la creatividad en los debates internacionales sobre el cambio climático (art. 15).
- Compromiso de luchar contra el tráfico ilícito de bienes culturales y solitud a la Unesco para que intensifique su respuesta a escala mundial (art. 16).
- Necesidad de un diálogo internacional abierto e inclusivo para el retorno y restitución de los bienes culturales (art. 17).
- Fomentar el desarrollo de sectores culturales y creativos para apoyar la economía creativa (art. 18).
Y el tercer y último apartado, el acuerdo principal a mi juicio, es el compromiso en favor de un multilateralismo reforzado que reconozca la cultura como un bien público mundial para impulsar el desarrollo sostenible, y que se articula como sigue.
- Petición al secretario general de Naciones Unidas para que asiente la cultura como bien público mundial y que la integre como un Objetivo de Desarrollo Sostenible específico en la Agenda 2030. Por su parte la Unesco debe poner en marcha una amplia consulta sobre la repercusión multidimensional de la cultura como bien público mundial con destino a la Cumbre del Futuro de Naciones Unidas prevista para 2024 (art. 19).
- Coordinar, fortalecer y desarrollar instrumentos y mecanismos analíticos para alcanzar dichos objetivos. La Unesco debe elaborar un informe cuatrienal sobre la situación de la cultura (art. 20).
- La Unesco deberá convocar, a partir de 2025, un Foro Mundial sobre las políticas culturales (art. 21).
- La Unesco deberá elaborar además un plan de medidas concretas y un calendario para acelerar la aplicación de la presente Declaración (art. 22 y último).
Conclusiones
La Declaración es un manifiesto y un punto de partida (Alejandra Frausto, Gobierno de México), una nueva visión de las políticas públicas culturales (Santiago Ibarzabal, Unesco), un gran texto que tiene un valor extraordinario en época de conflictos (Marcelo Ebrard, entonces canciller de México), una declaración ambiciosa en la que destaca la cultura como un bien público mundial (Natalia Armijos, entonces en la OEI), un nuevo momento para la cultura en el mundo (Enrique Vargas, SEGIB), con esa Declaración el siglo veintiuno es nuestro (Estefanía Rodero Sanz) o exige una renovación de la estrategia de la cooperación cultural española (Antón Leís, SEGIB).
Son algunas de las opiniones que denotan, como dijo Hilmar Farid que «la cultura es la única energía renovable que puede unir a la humanidad».
En definitiva, todas las instituciones culturales, sin excepción, tienen que replantearse sus estrategias y sus actividades ante esta Declaración potente y esperanzadora, lo que exige diálogo, mucho diálogo, porque como ha dicho Pablo Raphael de la Madrid, de la secretaría de Cultura mexicana, «es en la cultura y el diálogo donde es posible construir civilización».
Y ello es más necesario ante la celebración de la tercera Mondiacult en Barcelona en el segundo semestre de 2025. Esperemos que las instituciones culturales sean capaces de estar a la altura de las circunstancias.