El artículo de la semana pasada, ideado con la finalidad de mostrar la diferencia entre sexo y género, fue objeto de manifestaciones de agradecimiento y de comentarios elogiosos, que agradezco altamente.
Muchas personas lograron despejar la duda, y eso me complace, pues el objetivo de este trabajo de divulgación periodística es que, las personas cuya ocupación habitual es el lenguaje escrito y oral, puedan adquirir las herramientas para deshacerse de esos vicios que ajan y envilecen la escritura y la expresión oral.
Sin embargo, quedan las que no logran entender y las que creen que ambos vocablos podrán utilizarse indistintamente en un mismo contexto. Lo cuestionable es que quienes se aferran a eso último, no tienen un argumento sólido que pueda convalidar su «teoría».
Lo lamentable es que quienes defienden la sinonimia de sexo y género, son personas que estimadas como poseedoras de un buen manejo del aspecto gramatical y lingüístico, entre esas, comunicadores sociales, educadores y otros profesionales que escriben y actúan ante el público de manera regular, como locutores, conferencistas, predicadores y otros.
A los que aún mantienen la duda, les recalco que lo que define si un ser vivo es macho o es hembra, es el sexo, no el género. Deberán persuadirse de que los seres humanos tienen sexo; y género, las palabras y las cosas inanimadas.
De lo que también deben convencerse, es de que esa afirmación no es un capricho mío; es algo que se deduce si lee con atención la definición que de ambas palabras muestra el DLE (Diccionario de la Lengua Española).
A propósito del gerundio
El uso y abuso del gerundio es uno de los casos que a lo largo de treinta años he expuesto de manera reiterada, y afortunadamente ha habido avances significativos; pero al igual que lo de sexo y género, quedan muchos resabios.
De buenas a primeras podría parecer complicado; pero si se le presta la debida atención, podrá notarse que no lo es. Para aprender a usarlo correctamente, es necesario valorar la importancia de escribir bien, para lo cual -como he dicho muchísimas veces-, no es necesario ser catedrático del idioma español.
Gerundio es la forma impersonal del verbo, que se distingue en las palabras terminadas en «ando» y «endo»: amando, buscando, cantando, describiendo, escribiendo, cociendo, emprendiendo, etc.
Esta es la forma más sencilla de definirlo, pues no quiero entrar en honduras gramaticales que pudieran complicar el asunto, y que más de uno pudiera quedar in albis.
Existen reglas que, si se leen y se aplican, el mito de la complejidad del gerundio desaparecerá.
Para que esté bien utilizado el gerundio, algunos autores señalan que deberá haber simultaneidad o anterioridad a la acción principal. Lo de la anterioridad ha sido asimilado a posteridad casi inmediata.
En Venezuela, y a lo mejor en otros países de habla hispana, hay un ejemplo de mal uso del gerundio que se ha mantenido per saecula saeculorum, y que siempre uso cuando hablo de gerundio: «El antisocial huyó siendo capturado al día siguiente».
Los cronistas de sucesos no han podido entender que entre la acción de huir y ser detenido no hay simultaneidad ni posteridad casi inmediata, por lo que esa palabra en gerundio (siendo) está mal utilizada. Lo adecuado sería: «El antisocial huyó, y fue capturado al día siguiente».
En la amplia gama de casos de mal uso, hay otro que aparece muy frecuentemente en crónicas de personajes, sobre todo cuando se muestran datos biográficos, como, por ejemplo: «Simón Bolívar nació en Caracas, casándose con María Teresa del Toro Alayza…». Visto de esa manera, significaría que el Genio de América nació y se casó a la vez, lo cual es un absurdo. Lo correcto sería: casó (se casó) o contrajo nupcias.
Así sucede en casi todos los relatos de ese estilo, pues los autores, por descuido o por desconocimiento, no se percatan de que para que el gerundio esté bien utilizado, lo digo una vez más, debe haber simultaneidad o posteridad casi inmediata con la acción principal, que estará determinada por el verbo principal.
Si yo escribo: «El alumno entró al aula de clases dando un portazo», ese dando (gerundio) está bien utilizado, pues la acción de llegar y de dar el portazo ocurrieron casi al mismo tiempo. Y si escribo: «El borracho llegó cantando rancheras», también está bien utilizado, toda vez que las acciones de llegar y cantar ocurrieron al mismo tiempo. ¿Vieron que no es difícil?