En mi país, España, tal día cómo hoy se celebra el día de los inocentes, se suelen gastar bromas más o menos graciosas, ruidosas, divertidas o pesadas, muy pesadas. En realidad no haría falta dedicar un día a estas cosas pues llevamos un año lleno de inocentadas. Repasemos.

Las más graciosas las está perpetrando el presidente de los Estados Unidos de América del Norte, el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump. Lleva un año que no tiene desperdicio, todos los días, incluso algunas noches, nos tiene preparada una o varias inocentadas. Por ejemplo, mandar a detener a cualquier hombre, mujer, niño o niña con aspecto de persona latina, de habla hispana, por el mero hecho de su color de piel o su lengua (tengan cuidado los españoles más morenitos de piel y pelo que aunque sean afines a este señor les pueden llevar por delante mientras contemplan la estatua de la Libertad y acabar en una cárcel de El Salvador).
Este presidente está gastando unas inocentadas tremendas en el mar caribe a barcos venezolanos con supuestas cargas de drogas que no se pueden comprobar porque primero disparan y después de destruido el barco y asesinados sus tripulantes para qué preguntar. Salen al mar los marines les fijan una cruz (de inocentes) y les disparan, por si acaso. Si no llevan drogas bien pudieran llevarlas, dicen para justificarse.
También suele gastar inocentadas a periodistas, sobre todo si son mujeres, y hacen preguntas, no hace falta que sean incomodas, solo con preguntar y no adular ya te puede caer la inocentada a modo de insulto, falta de respeto y amenazas. En los USA se está imponiendo la autoinocentada (o autocensura) para no molestar al presidente. En la BBC todavía se están riendo de la inocentada que les gastó pidiéndoles mil o diez mil millones (según el día) de dólares USA por haber editado un documental sobre su figura alterando algunos momentos de sus intervenciones, en fin una cagada pero que en absoluto merece esta desproporcionada inocentada.
Por no hablar de las inocentadas continuas que les gasta al personal al servicio de las administraciones públicas o sanitarias, el deterioro de dichos servicios se está convirtiendo en un problema mayúsculo con lo que al final la dichosa broma está dejando millones de inocentes en toda la población.
La Unión Europea lleva con mucha disciplina y rigor las inocentadas que les gastan los presidentes Trump y Putin. Entre estos dos magníficos bromistas están consiguiendo que la Unión se tambalee y ande perdida en discusiones entre sus socios por ver quién es más gracioso ante uno u otro. No nos damos cuenta que la única posibilidad que tenemos en este mundo de terribles bromistas es más unión para poder defendernos de los matones y mantener nuestras frágiles democracias. Y nuestra integridad territorial conocida la pretensión de Trump de quedarse con Groenlandia porque sí, ni derecho internacional ni gaitas.
Pero las inocentadas han seguido produciendo durante todo el año por el mundo, no han querido esperar a hoy. En Palestina, en Gaza, los inocentes siguen siendo los mismos, sobre todo la población civil, los niños y las niñas. O las inocentadas por toda África, o entre India y Paquistán, o las que siguen sufriendo en Ucrania…Y esto no tiene ninguna gracia.
En nuestro país también llevamos un año de divertidas inocentadas, encabezadas por el innombrable expresidente de la Generalitat Valenciana, que sigue empeñado en hacerse el gracioso con la mayor tragedia de esa comunidad. Su comportamiento debería formar parte de la Historia Universal de la Infamia si no fuera porque Borges, desgraciadamente, ya no está entre nosotros. Su presidente nacional también es de gastar inocentadas estando pero sin estar, sabiendo pero sin saber, en su sitio pero perdido, sin que sepamos si estuvo o no informado, si venía o si iba.
Nuestros tribunales son lugar magnífico para que se produzcan inocentadas, si no que se lo pregunten al ex Fiscal General del Estado, todavía anda el hombre dando vueltas sobre sí mismo para ver quién y en qué momento le colocaron el monigote de inocente en su toga. O a los de Podemos mil veces investigados, acusados y liberados por falta de pruebas pero nadie les ha quitado tampoco el monigote, ni ha pedido disculpas. Mientras los manipuladores, los estafadores, los aprovechados, los protegidos campan a sus anchas y no dejan de gastar inocentadas. Qué risa.
Y por último, nuestro Presidente del Gobierno que nos ha gastado otra inocentada, también muy divertida, la de no conocer a sus más próximos colaboradores políticos, que mientras él daba la batalla de no dejar caer este país, ellos se dedicaban a lo suyo que para algo estaban ahí, para llevárselo muerto. Hombre, Presidente, no nos haga comulgar con ruedas de molino o que vayamos con el monigote de inocentes en la espalda.
En fin, que todo muy divertido.



