Ahora que ¡una vez más¡ el gobierno de Mariano Rajoy ha traído a primer plano de la actualidad el tema del aborto, a causa de una ley cuestionada incluso por cargos del propio partido y no digamos por una amplia gama de sus electores, – las mujeres de derechas también abortan- quiero aportar un elemento que se echa en falta en esta y otras leyes reguladoras del aborto, leyes de derechas, leyes de izquierdas. Y es que la cuestión, simplemente no es de derechas ni de izquierdas: es de sentido común.
manifestación pro – aborto¿Cómo es posible, que nunca, nadie, haya hablado de responsabilidad , de ellas y ellos, ante el hecho de engendrar o no un hijo, como consecuencia de una relación sexual? Somos seres sexuados y la práctica del sexo es algo no solamente normal sino deseable para entre otras cosas mantener un buen equilibrio emocional. Somos seres sexuados sí, pero esto, como en cualquier otro aspecto del crecimiento, fisiológico, psicológico, emocional, etc. conlleva el mismo ritmo de crecimiento de la responsabilidad. Sería absurdo pretender que un ser humano vaya adquiriendo un sentido de la responsabilidad en aspectos sociales, familiares, intelectuales, formativos, laborales, pero no en sus relaciones como ser sexuado. La responsabilidad de no engendrar a otro ser humano, por cualquier circunstancia, como consecuencia bastante lógica de mantener relaciones sexuales, es cosa de dos, de ellos y ellas.
La educación sexual en este país sigue en mínimos. Hay desinformación, mala información, información tergiversada, interesada. Por esto el aborto sigue siendo utilizado como arma política por unos y otros. Y, la falta de este aspecto tan fundamental en la educación, crea ‘fans’ manipulados por unos u otros.
Los partidarios del aborto a ultranza, que no hablan por cierto de la responsabilidad que evitaría un gran número de embarazos no deseados, andan soltando estos días perlas como ‘con esta ley las mujeres españolas tendrán que ser madres aunque no lo deseen’ o como esta ‘Como ser humano autónomo me niego a ser sometida a tratos degradantes, injerencias arbitrarias y tutelas coactivas en mi decisión de ser o no ser madre”.
Las mujeres españolas y los hombres españoles en un altísimo porcentaje de situaciones, pueden evitar responsablemente ser padres si no lo desean, y por supuesto la decisión de ser madre, padre o no, es anterior a cualquier tutela coactiva, injerencia, etc. Esta forma de manifestar oposición a esta o cualquier otra ley de aborto, simplemente niega o rechaza el ejercicio de cualquier responsabilidad por parte de quienes saludablemente mantienen relaciones sexuales. Y esto en un tiempo en que numerosos contraceptivos están a disposición de sus eventuales usuarios conscientes y responsables de que una relación sexual, accidental, casual o continuada no tiene porqué tener la consecuencia indeseada de un embarazo inoportuno. A tener en cuenta además de que uno de esos medios, el preservativo, es más que aconsejable cuando se tienen relaciones sexuales sin saber muy bien con quién, para evitar contagio de enfermedades de transmisión sexual.
Una buena educación y responsabilidad sexuales haría innecesaria cualquier ‘ley del aborto’. Bastaría con consensuar el número de semanas de gestación para realizar un aborto y eso por supuesto es cosa de profesionales de la ginecología, no de políticos.
Una buena educación sexual informa que el sexo ocupa un alto nivel en la comunicación humana, incluido en la comunicación a todos los niveles. Que una ley cuestione la comunicación a nivel familiar –Ley Aído- es tan absurdo como que te digan que no puedes abortar más que en supuestos decididos por un político. Uno empieza a preguntarse, ante la increíble y sospechosa ausencia de la adquisición de responsabilidad individual, en cualquiera de estas leyes, si realmente, políticos de derechas e izquierdas no están utilizando el tema ‘aborto’ como arma electoral. Eso y reducir el tema solo a la mujer, es absurdo. Considerar el aborto como un derecho no se sostiene, puesto que niega un derecho a otro ser. El aborto debe ser una última opción, entre las muchas opciones que en una sociedad avanzada, una sociedad del bienestar, deberían estar presentes en caso de un embarazo que si no deseado, puede ser aceptado. La mejor opción, no embarazarse si no se ha tomado tal decisión con plena responsabilidad.
La defensa conservadora a ultranza de respetar la vida en gestación, tendría muchas más razones para ser aceptada, en un Estado que se ocupara, dado el caso, de atenciones a ese nuevo ser cuando haya nacido. Vivimos por suerte en una sociedad en la que ser madre soltera está aprobado socialmente. Es una opción de cualquier mujer. Pero ¿qué ayudas sociales recibe en España una madre soltera que no sea económicamente solvente? ¿qué ayudas sociales reciben los hijos nacidos de padres en paro, tan habitual ahora? ¿qué ayudas a cualquier niño en situación precaria o de indefensión? ¿qué responsabilidades adquiere un ‘padre’ que por las razones –numerosas- que sean, se niegue a responsabilizarse de las consecuencias de un acto suyo, realizado irresponsablemente? Hoy en día con el ADN se acabó aquella infamia histórica del ‘a saber de quién será, igual que lo has hecho conmigo…’ ¿Obliga el estado a responsabilizarse de algún modo a esa clase de ‘padres’ accidentales? Como la respuesta es no, no tiene sentido una ley que en teoría defiende el nacimiento de niños, una vez nacidos se desentienda de aquellos que nacen en una situación difícil, de necesidad, incluso peligrosa.
La defensa del aborto por parte de la izquierda, sin plantearse las relaciones responsables, la información sexual desde la adolescencia, la necesaria comunicación familiar, la presencia de otras opciones, etc., da que pensar que detrás de todo ello puede estar no tener que responsabilizarse de ayudas a niños nacidos en situación social precaria. Sin sujeto no hay objeto. Como también elimina la eventual responsabilidad civil de individuos –también los hay de izquierdas- que engendran hijos a quien no deben, cuando no se lo esperan. De nuevo y en cualquier caso nos encontramos con la ausencia de responsabilidad. ¡Ellos también son responsables!
Históricamente, incluso mujeres madres de hijos varones, han sido muy machistas cuando esos hijos han embarazado a una mujer. Quizá a menor nivel esto continúe a día de hoy. ‘Ellos no se embarazan’. Pues ellos deben ser igualmente responsables en poner los medios para no producir un embarazo que su pareja, -ya sea casual, accidental, etc.-, no desee. Engendrar un hijo es una decisión responsable de dos.
Esto está suficientemente probado en una sociedad en que una mayoría de parejas, dejan de tener hijos cuando ya han tenido los que han decidido tener. Los hijos e hijas jóvenes de esas parejas deberían tomar nota de que papá y mamá, siguen disfrutando de sus relaciones sin consecuencias. O parejas que deciden no tener hijos, pero por supuesto sí relaciones sexuales. O parejas que libremente postponen convertirse en padres, por razones profesionales u otras, las que sean. El quid de la cuestión está en discernir entre relaciones sexuales y reproducción. Dos cosas distintas, una responsabilidad.
Por otra parte, utilizar el aborto, la píldora del día siguiente, como contraceptivos, -que no son- es tanto como incentivar un tipo de relación irresponsable. Eso produciría casos en que hubiera que abortar varias veces al año y tomar esa píldora a diario, si hay relaciones a diario, sin poner ningún medio.
En una sociedad sexualmente responsable, el aborto sería una última opción, la seguridad de un hijo atendido con ayudas públicas sería otra, dar en adopción otra. Teniendo en cuenta que caminamos a pasos agigantados hacia una sociedad envejecida, en la que la esperanza de vida se alarga, si cada vez nacen menos niños, llegaremos más pronto que tarde a una situación insostenible. Pero los políticos no piensan en el futuro de la sociedad. A veces se diría que ni en el presente. Solo piensan en ganar votantes a corto plazo, solo piensan en conseguir y mantener poder. Así el aborto se convierte en arma política, que a estas alturas no debería convencer a nadie.
En una sociedad con más estímulos que nunca, es normal que los adolescentes sean conscientes de la fuerte pulsión sexual a la que despiertan e igualmente conscientes de como descargarla. Esto precisamente pone más de manifiesto la necesidad de una educación sexual plural y totalmente destabuizada. Es bueno que los adolescentes despierten al sexo de forma temprana, pero con derecho a saber todo lo relacionado con él, con naturalidad, sin traumas, con responsabilidad. En España la educación sexual sigue siendo una asignatura pendiente.