Una mirada sin discriminación por sexos
Hoy Día Internacional del Libro, he recordado que cuando empecé a dibujar viñetas me di cuenta que de entrada, el personaje que me salía era masculino, yo que siempre había sido sensible a la desigualdad existente, me sorprendí a mí misma y tomé conciencia. Este hecho no es baladí, tiene su explicación en que el protagonista de nuestra cultura es el hombre y “lo tenemos asumido”. Por eso hoy me he puesto las gafas de la igualdad entre mujeres y hombres y veo que podrían:
1) Desempeñar cualquier: conducta, profesión, actividad (con creatividad e imaginación por ejemplo) que se propongan
2) Reconocer sus sentimientos: tristeza, desesperación, autocompasión, miedo, inquietud, incertidumbre, consternación, ira, enojo, resentimiento, indignación, culpa, vergüenza, alegría, felicidad, gozo, tranquilidad, dignidad, satisfacción, gratificación, diversión, cordialidad, confianza, amabilidad…
3) Expresarse de manera asertiva, es decir, manifestar sus opiniones, pensamientos, sentimientos, emociones, convicciones sin agredir y sin someterse a la voluntad de las otras personas defendiendo sus derechos.
4) Motivarse a sí mismos y a sí mismas para conseguir lo que se propongan.
5) Desarrollar sentido del humor y potenciar la risa como “medios de defensa” para vivir con más alegría y optimismo, aspectos claves para la motivación.
6) Relacionarse en reciprocidad, no desde:
- el poder y la sumisión
- la manipulación
- la posesión
- la dependencia en definitiva
Sin embargo, cuando me quito las gafas de la igualdad y vuelvo a la realidad social y cultural, me encuentro con que la mayoría de los protagonistas de las aventuras son chicos, u hombres, o sea de género masculino, que si hay mujeres son acompañantes del héroe. Aunque también vemos mujeres pero o bien imitan al rol héroe del hombre o son protagonistas en su papel social, aunque menos. En definitiva cada uno de los géneros tiene muy marcado su estereotipo.
Lo cual es lógico si tenemos en cuenta que vivimos en un mundo conservador y por tanto sexista en el que los libros de texto siguen cumpliendo con los roles asignados habitualmente, además las figuras masculinas aparecen en mayor proporción que las femeninas y qué decir de la Historia, parece que las mujeres han sido una costilla y encima se la han comido ¡qué gracia!
Las personas, independientemente de nuestro sexo estamos tan “atrapadas” por la cultura sexista que nos cuesta tomar conciencia y aplicar la voluntad de mirar con igualdad, hagamos el esfuerzo aunque solo sea por lograr un mundo sin violencia de género y por tanto más pacífico.
AL FIN LIBRE
Al fin libre,
¡al fin soy una mujer libre!
No más ataduras a la cocina,
sucia entre los sucios cacharros.
No más vínculo con un marido
que cree que soy menos
que la sombra que teje con sus manos.
No más cólera, no más hambre.
Me siento ahora a la sombra de mi propio árbol.
Meditando así, estoy feliz y serena.
«Poema escrito por una mujer del siglo VI antes de Cristo, esposa de un tejedor de sombrillas y seguidora de Buda». Consuelo Barea en el libro ”Manual para mujeres maltratadas”