La viabilidad de la Cataluña independiente

Manel Fernández*

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Catalanes por la independencia

En estos días de zozobra política, ante el inminente 9N2014, no paran de publicarse libros, documentos y artículos para defender la viabilidad o lo contrario de la Cataluña independiente. La mayoría de ellos proceden de sesudos y postineros gurús de la economía o de la política, centrando el análisis de dicha cuestión en las macrocifras de una eventual emancipación de Cataluña respecto de España.

El tratamiento de este tema tan importante, y por parte de muchos de los gurús, me parece tan simple y frívolo que no puedo contenerme para expresar algunas cuestiones sobre el tema que me parecen evidentes.

Antes de nada, recordaré a los posibles navegantes que me reafirmo en lo manifestado en otros anteriores artículos de que, a pesar de estar convencido de que el fenómeno llamado soberanista no es espontáneo y natural, nacido del pueblo catalán, sino que es un proceso fomentado por el partido en el Gobierno catalán para eludir sus responsabilidades políticas y penales –de lo que los hechos me están dando la razón–, manifiesto mi apoyo a que se celebre una consulta legal acordada sobre el destino de Cataluña, como ejercicio de democracia y como medio para salir del atolladero en el que nos ha colocado dicho partido con la complacencia o connivencia de otras formaciones.

Decir que Cataluña puede ser viable desde el punto de vista económico si se independiza de España me parece tan simple y frívolo como aquel que declara haber descubierto la sopa de ajo. Y me lo parece por dos cuestiones elementales: en primer lugar, porque la mayoría de los estudios no tienen en cuenta los costes y los beneficios intangibles, que forman parte del ABC de la economía; y en segundo, porque ser viable puede serlo cualquiera, hasta incluso mi pueblo, de la Andalucía profunda, de 500 habitantes; pero la cuestión no es si puede ser viable o no, sino que lo importante es responder a la pregunta del millón, es decir, ¿a qué precio?

Digo que no tienen en cuenta los costes intangibles, habida cuenta que la mayoría de los estudios obvian que el principal problema de la independencia de Cataluña no es de tipo económico, sino de mayor calado. El problema de la Cataluña independiente es fundamentalmente de tipo demográfico y cultural, y lo afirmo apoyándome en las razones de otras personas mucho más cualificadas que yo. Cataluña tiene un problema demográfico de primera magnitud, habida cuenta de que es una de las naciones con menor índice de natalidad del mundo, como se ha puesto de manifiesto a lo largo de su historia y como ya afirmó uno de los más brillantes historiadores catalanes del siglo XX, Ramon d’Abadal i de Vinyals.

Al respecto me limitaré a señalar algunas de las frases de sus reflexiones sobre España, Castilla y Cataluña, recogidas en el libro Les Lliçons de la História, editado por Francesc Vilanova: “La tara de debilidad de población, ya constatada en sus orígenes, se perpetúa a lo largo de toda nuestra historia”; “El hecho a constatar es que Cataluña ha tenido siempre una pobreza demográfica, y un pueblo demográficamente pobre no puede ser expansivo porque es débil”; “Y como que, además de ser reducido, era pobre, carente de riquezas naturales, de baja fertilidad en grandes extensiones, con una producción de cereales deficitaria, no ha podido alcanzar nunca el punto de densidad de población necesario para que se produjese un proceso natural de exceso”. “¿En qué puede haber consistido la equivocación? ¿En adoptar la política de un pueblo fuerte cuando era un pueblo débil? ¿En haber abusado de altanería cuando la diplomacia y el suave ingenio son las armas de los pueblos pequeños?”.

En efecto, Cataluña ha prosperado significativamente en el siglo XX gracias a su apertura cultural e ideológica a la importantísima emigración (española y extranjera) y que le ha proporcionado más de los dos tercios de sus siete millones de habitantes. No lo digo yo, lo dice el socialista Raimon Obiols en su libro El mínim que es pot dir, del que me permito transcribir alguna frase: “Cataluña ha resistido a la ley de la gravedad sobresaliendo en algunas cualidades colectivas que tendríamos que preservar. Especialmente la capacidad de acoger y de incorporar a los inmigrantes”; “La característica histórica más positiva del pueblo de Cataluña, que ha garantizado su supervivencia nacional, ha sido la producción de sentimientos de pertenencia común entre los inmigrantes, no sólo respetuosos sino promotores de las identidades de origen”.

Ante estas rotundas afirmaciones de personas cualificadas, cabe preguntarse si una Cataluña independiente, una Cataluña de la Estelada, una Cataluña identitaria, una Cataluña excluyente, sería la Cataluña actual, rica y próspera, o si, por el contrario, sería un nuevo principado de poco más de dos millones de habitantes, un país oscuro como lo ha sido y como lo es el de Andorra, un principado de ricos mercaderes y de trabajadores explotados, un principado al que se le pregunta a los muertos si están vivos o fallecidos antes de enterrarlos, un país que no tiene otra alternativa que la de ser un paraíso fiscal.

Evidentemente que todo es opinable, pero creo que las lecciones de la Historia deberían hacernos presagiar que lo más probable es que fuera más de lo segundo que más de lo que, a pesar de los pesares, somos Cataluña hoy en día, un país fuerte debido a nuestra solidaridad con los otros pueblos de España.

  • Manel Fernández es coordinador del Fòrum RSB.

2 COMENTARIOS

  1. Creo que das por sentado que cambiaria esto: “La característica histórica más positiva del pueblo de Cataluña, que ha garantizado su supervivencia nacional, ha sido la producción de sentimientos de pertenencia común entre los inmigrantes, no sólo respetuosos sino promotores de las identidades de origen”.
    ¿Quién ha dicho que eso vaya a cambiar con la independencia? ¿Es que ahora no se recoge y se crea esos sentimientos nos solo entre los ciudadanos del resto del estado sino entre lo extranjeros? ¿Quién supone que una característica histórica cambia de la noche a la mañana?
    Es malo suponer tantas cosas sin ninguna prueba, deslizándolo subrepticiamente dentro del artículo. No es muy científico, sino algo manipulador.

    • Apreciado José Luís,
      En ningún momento he pretendido publicar un artículo científico, sino un artículo de opinión. Expongo un problema que es real, el demográfico, y expongo lo que creo que sucedería en el supuesto de que Cataluña se independizara de España y sin pretender manipular nada. Creo que tengo todo el derecho del mundo a expresar mis puntos de vista y respeto los de cualquier otra persona.
      Manipular creo que es lo que hacen otros, es decir, hablar en nombre de una colectividad, aún a pesar de que son conscientes de que están expresando la opinión de una parte indeterminada de dicha colectividad.
      Gracias por tu interés.
      manel fernandez

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