Una vez más, los intereses de unos pocos han primado sobre las opiniones de buena parte de los mexicanos que, espantados, asistían recientemente a la propuesta de Peña Nieto para la Suprema Corte de Justicia del país: su candidato era Eduardo Medina Mora, el embajador en Estados Unidos.
Apenas ha dado tiempo para protestar, porque urgía una votación rápida que acallara las voces que denunciaban la insensatez de esa nominación, puesto que se le tachaba del menos justo de todos los injustos.
El senador Manuel Bartlett Díaz (Partido del Trabajo, PT) planteó que se viola la Constitución al proponer a Eduardo Medina como Ministro de la Corte, pues los ministros deben ser independientes del poder fáctico y formal, pero Medina viene avalado por el mismísimo presidente. Algo ya “sospechoso”.
Además, presentó una moción suspensiva, señalando que el debate sobre la elegibilidad de candidatos a ministros de la SCJN no debe iniciarse, al no haber un análisis exhaustivo; y agregó que la Comisión de Justicia “no valoró todos los elementos del historial de Medina Mora”.
Por el PRD, el senador Luis Sánchez Jiménez planteó que la designación del nuevo ministro no debe hacerse bajo las viejas prácticas parlamentarias, y señaló preocupación porque el Ejecutivo no prestigia la labor judicial: “Es nuestro deber saber designar en medida de capacidades, méritos y el compromiso político”, aseveró, y agregó que Medina Mora descongeló cuentas de Raúl Salinas antes de que terminara el juicio que enfrentó por peculado (malversación de caudales públicos).
Según documentos judiciales, el 2 de septiembre de 2009, con Medina Mora como procurador, se dejó sin efecto el aseguramiento (embargo) de las cuentas decretado por la propia PGR siete años antes, en la averiguación previa SE/028/96-06. Medina Mora dejó la PGR el 7 de septiembre de 2009. El caso fue resuelto definitivamente el 12 de diciembre de 2014. Es decir, la PGR de Medina Mora tomó la decisión cinco años antes de que concluyera el juicio.
La senadora Dolores Padierna Luna (PRD) señaló que el actual embajador “no tiene buena reputación y ha lastimado el servicio público”, agregó que “la academia ha sido crítica respecto al profesionalismo de Medina Mora, hay dudas de su honorabilidad y competencia; él mismo ha señalado no ser un buen abogado”, planteó.
La presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, Angélica de la Peña Gómez (PRD) también presentó moción suspensiva, argumentando que Eduardo Medina “no cuenta con lo fundamental para ser ministro: haberse destacado con honorabilidad, transparencia y prestigio en el ejercicio jurídico” y señaló que, al contrario, son diversas las manifestaciones de personalidades y organizaciones de la sociedad las que se han pronunciado por no ratificar al ciudadano propuesto. Al respecto, informó que se enviaron al Senado “más de 51.000 firmas rechazando que se ratifique a Medina”.
Pero ha sido inútil. Este hombre va a ser Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por un periodo de 15 años. En su momento, dijo que el caso de la guardería ABC no era “tan grave” Si alguien piensa que este hombre va a impartir justicia…, pobre México!
[…] más odia la clase política mexicana (La Casa Blanca y el nombramiento del ministro de la SCJN, Eduardo Medina Mora), los empresarios coludidos con el sistema corrupto en que se desenvuelven algunas instituciones […]