Siempre ha demostrado ser español. Mallorquín de cuna, el tenista, Rafael Nadal, el que mejor ha sabido nombrar lo español, ha sido elegido por unanimidad, por su perfil humano y deportivo, y quizá también por haberse convertido en una leyenda estando aún en las canchas sudando cada tanto, abanderado en los Juegos Olímpicos de Río.
Nadal, ejemplo de «marca España», de control y valores, de solidaridad y esfuerzo; una persona a imitar cuando las cosas no van bien. Su leit motiv siempre ha sido el juego limpio y su tesón ha sido su forma de encarar la vida, el juego y el deporte. Aún en la derrota ha sido compañero y siempre ha tendido la mano al contrincante. Ejemplo, siempre predicando con el ejemplo desde que era apenas un niño.
Mientras eso sucede, en el mismo país, tenemos personas que no saben de valores, que hablan de esfuerzo sin haberlo practicado, y quizá, como representantes de los que les hemos encargado una tarea, no han sabido entender qué quería el pueblo español. Pueblo solidario donde los haya, no hay más que ver las cifras en donaciones de órganos o sangre, no hay más que pedir para cualquier causa que ahí está un español, pero algo sucede cuando hablamos de meter la mano en la caja.
También tenemos políticos honestos, ejemplos de personas que han sabido dar lo mejor de sí para hacer un mundo mejor, un pueblo mejor, una ciudad increíble, una concejalía, una delegación, un municipio, un ministerio; para ellos un gracias porque sin ellos, todo lo que se ha conseguido no hubiera tenido otro nombre. Aunque solamente se hable de corrupción, hay personas únicas que han hecho verdaderos esfuerzos por cambiar la mancha de la España corrupta que hoy sigue dando titulares en medios de comunicación.
El terrible lastre que arrastran determinadas personas con causas abiertas, casos de corrupción, etc, etc, ha hecho que seis meses después de haber hablado de políticas, de regeneración, de partidos limpios, hoy, todo sea papel mojado. No ha habido acuerdos ni tampoco soluciones. No ha habido criterios coherentes sino tiras y aflojas con tal de estar en un sillón, con tal de llegar no se sabe adonde.
Hoy hablamos de nuevo de campaña y nos citan para el 26J. Entre medias tenemos el puente de mayo, el de San Isidro si vive en Madrid y ya lo vamos viendo a ver qué sale de todo esto. Hablamos ahora de no gastar, de no empezar de nuevo con las letanías que ya aburren a propios y a extraños, porque no hablamos de nada nuevo, salvo de insultos, improperios, indecencias como citaba un dirigente que hoy se arrepiente. ¡Ay, si midiéramos las palabras!
Hoy no está Jordi Hurtado en la 2. Quizá sea un tiempo para reflexionar que cualquier tiempo pasado fue necesariamente mejor. Nadal en cambio sigue ahí a pesar de los tiempos, ¿y saben una cosa?; sigue siendo el mismo, que es lo mejor de todo.
Los diputados mientras, podrán navegar con sus supertabletas y móviles de alta gama. Los pagamos todos al igual que los choriceos diversos que han hecho señoras y señores en Panamá, en Villa Tiburcio de Arriba o en donde usted lo busque. Hay para todos los gustos; ¡hasta en eso somos únicos!
Nuestro lema debe ser el de Nadal, #Vamos porque yendo, quizá, encontremos el camino de la paz, la concordia y la igualdad en este país lleno de personajes que han manchado el nombre de toda persona de bien, que hay muchas, millones. Españoles que llevan trabajando toda la vida y que siguen yendo porque es lo único que saben hacer.
¡Gracias Rafa por dejar tan alto el listón de España! Nos lo merecemos y te mereces llevar la bandera y llorar de emoción.
¡Lo haremos juntos, ya lo creo!