La posición de la Unión Europea está en la cuerda floja. La crisis económica, el Bréxit, el conflicto con los flujos de refugiados y el terrorismo ponen en jaque el futuro de los ciudadanos miembros de la Unión, quienes demandan una respuesta inmediata de las instituciones comunitarias, sostienen los ponentes del coloquio «Europa en la Encrucijada» organizado por la Fundación Wellington en Madrid.
El objetivo del coloquio era escrutar desde una óptica conservadora las incógnitas económicas, sociales y políticas que se ciernen sobre Europa y contó como ponentes con Inocencio Arias, embajador de España; Juan E. Iranzo, catedrático de Economía, académico de la RADE y vicepresidente del Club Liberal Español y Narciso Michavila, sociólogo y presidente de GAD3, informa María González Fernández.
Según Inocencio Arias, desde los atentados del 11S, el terrorismo se posiciona como la principal amenaza del siglo XX1. Las organizaciones terroristas han evolucionado de forma organizada, la modernización de armas y la permeabilidad de las fronteras europeas nos hace vulnerables. Los terroristas se ven favorecidos también por la gran cantidad de suicidas, las redes sociales son utilizadas a modo de gabinete de prensa y colegio, donde convocar y enseñar cómo matar. Ante este problema, dice, “la respuesta internacional ha sido torpe y tardía”.
Explica que la falta de severidad también favorece el terrorismo: “se ha tratado de forma benévola a aquellas instituciones que financian el terrorismo. Las agencias y los servicios que luchan contra el terrorismo tienen que cooperar más que nunca y dar un paso más”. Para el embajador, es fundamental que los estados sean solidarios entre sí y tomen decisiones de manera conjunta y homogénea: “No puede ser que cada uno afronte la cuestión terrorista de forma diferente, como es el caso de los rehenes y el pago de rescates”.
El embajador español plantea ciertas preguntas respecto al conflicto con los flujos de refugiados, porque “también hay refugiados económicos”: Explica que la calidad de vida en Europa, a pesar del mal ambiente actual, es alta y apetecible: “Habría que preguntarse cómo paramos que vengan a Occidente y la respuesta que surge es ayudarles a que se desarrollen, pero esa llegada no se para haciendo una fábrica o un invernadero, hay que invertir mucho dinero”. Además, el ambiente incómodo que reina en la Unión Europea, sobre todo en países como España que se encuentran en una posición global complicada, hace que las personas rechacen proporcionar cualquier tipo de ayuda a quienes no conocen: “se promueve la xenofobia y el auge de partidos de extrema derecha”, advierte.
El sociólogo Narciso Michavila viajó a Londres la semana anterior al referéndum y advirtió que el resultado de la población ante el Bréxit podría sorprender. Desde el impacto de los refugiados en Austria, que ha precipitado un gobierno anti europeo, hasta la salida del Reino Unido, los pensamientos han sido viscerales y emocionales: “no ha habido un debate racional”.
Michavila también apuntó que el Brexit no ha influido en las elecciones en España: “los votantes toman decisiones de manera individual, pensando en los problemas cotidianos y no en lo que ocurre en otros lugares, sin embargo, estos acontecimientos son profundamente sonoros, pues el mundo cada vez coexiste más y cambia a mayor velocidad”.
Desde la perspectiva financiera, según su opinión, el modelo de crecimiento ha tocado techo, y señala como uno de los retos más urgentes cuidar el planeta, pero especialmente, apostar por la juventud: “Hay que incorporar a las nuevas generaciones en los ámbitos laborales, así como en la toma de decisiones. Contar con ellos es prioritario, pues son la generación preparada para manejar todos los avances de los que hemos sido testigos, y hacer frente a dichos retos”.
Juan E. Iranzo afirmó que el proceso de integración en Europa ha sido un éxito desde diversas perspectivas: ha permitido un realineamiento de los Países del Este, ha generado una reconstrucción de Europa y ha dotado de un ambiente de paz y unión que antes de la II Guerra Mundial era inimaginable. No obstante, considera que “la ampliación ha generado grandes problemas”, y pone como ejemplo el aumento de la inflación y el déficit: “Europa no se enfrenta adecuadamente a la modernidad, no tiene resuelto el problema de las pensiones, de la dependencia o la sanidad, ni ha sabido responder a la globalización».
El catedrático prevé que nuestro país notará las consecuencias del Bréxit en el turismo y en las inversiones extranjeras, que supondrán décimas de crecimiento que la economía española perderá. Afirmó que es necesario evitar las ¨soluciones falsas¨ que ofrecen tanto los populismos como los neo-nacionalismos. “Hay que terminar el mercado único, profundizar en la zona euro, creando de verdad una unión bancaria, unificar la deuda, aplicar una política racional con los refugiados que son mano de obra cualificada y destinar más recursos para investigación y desarrollo”.
Asimismo estableció que es urgente y necesario abrirse a terceros países, como es la oportunidad que ofrece el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión con Estados Unidos.