La directora general de la Unesco, Irina Bokova, ha calificado de «crimen de guerra e inmensa pérdida para el pueblo sirio y para la humanidad” las nuevas destrucciones de tesoros arqueológicos llevadas a cabo en la ciudad de Palmira por yihadistas del grupo Dáesh.
Imágenes procedentes de satélites confirmaron la destrucción de varios monumentos en Palmira, en el centro de Siria, bastión del que Dáesh volvió a apoderarse en diciembre de 2017.
«Este nuevo atentado contra el patrimonio cultural, confirmado pocas horas después de que la Unesco tuviera conocimiento de que se había efectuado una ejecución masiva en el antiguo teatro de Palmira, demuestra hasta qué punto la limpieza cultural puesta en marcha por los extremistas atenta a la vez contra las vidas humanas y los monumentos históricos, con el objetivo de privar al pueblo no solo de su pasado sino también de su futuro», declaró Bokova, quien ha recordado que la “la protección del patrimonio es indisociable de la protección de las vidas».
A principios de diciembre de 2016, Dáesh conquistó Palmira, una ciudad que tiene más de dos mil años, que forma parte del patrimonio mundial de la Humanidad, y que fue uno de los focos culturales más importantes del mundo antiguo, Anteriormente, Daesh se había hecho con el control de Palmira en mayo de 2015 y, en nombre de su manera de entender el Islam, que considera idólatras las estatuas tanto de personas como de animales, causó enormes daños en muchos de los vestigios más antiguos del lugar, como la destrucción del Tetrapilo, un monumento de 16 columnas de granito rosa egipcio erigido en la época de Diocleciano, a finales del siglo tercero; de las 16 columnas, solamente una era original, las restantes habían sido reconstruidas en cemento por el Servicio sirio de Antigüedades en 1963. También destrozó la fachada del teatro romano, perteneciente al primer siglo de nuestra era; Daesh utilizó el recinto para llevar a cabo ejecuciones públicas.
El ejército sirio, con el apoyo de Rusia, expulsó a Daesh de Palmira en marzo de 2016 y fue precisamente en el teatro romano donde el ejército ruso ofreció un concierto de música sinfónica en mayo pasado.