En diciembre de 1938 se fundó en El Cairo el colectivo Art et Liberté, en un Egipto donde el Estado colaboraba en la organización y financiación de exposiciones de arte con instituciones como la Société des amis de l’art, presidida por el totalitario Mohammad Khalil, quien organizaba cada año el Salón du Caire, conservador y canónico.


Se aunaron en torno a conceptos y estilos vanguardistas e iniciaron una serie de contactos con movimientos artísticos internacionales para intercambiar trabajos y experiencias, el más destacado de los cuales fue el surrealismo. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial Art et Liberté se involucró en la lucha contra el fascismo, el nacionalismo y el colonialismo.
Para Art et Liberté el surrealismo era, además de un movimiento artístico, un llamamiento a la revolución social y moral. Su impulsor, el poeta egipcio Georges Henein, introdujo el surrealismo en su país y dio a conocer la obra de Robert Penrose y Breton a través de conferencias y exposiciones. Uno de sus textos de 1939, “À contre-cloison” inspiró la obra “Niña y monstruo” (1942), de Inji Efflatoun, que muestra a una pareja representada por dos cabezas en un charco de llamas y sangre. Otra mujer, Amy Nimr, amiga de Henry Miller en París, realizó su obra “Esqueleto bajo el agua” después de haber sufrido la pérdida de uno de sus hijos por la explosión de una bomba camuflada en la arena.

Arte en guerra

En relación con España, el grupo tuvo contactos con la oposición al franquismo: la ilustración de su manifiesto “Viva el arte degenerado” era una reproducción del Guernica de Picasso mientras una de sus publicaciones llevaba el título “Don Quichotte”. George Henein había vivido su adolescencia en Madrid, donde su padre fue embajador.
En los años cuarenta Art et Liberté denunciaba en sus figuras deformadas y distorsionadas el estado de injusticia en el que se encontraba sumido el país, las desigualdades económicas, la explotación de los trabajadores por una clase de magnates y terratenientes feudales. Se pueden ver en la sección “Cuerpos fragmentados”, en obras como “Bastonazos” de Antoine Malliarakis, quien firmaba como Mayo, una denuncia de la represión policial, y en las de Ramses Younane y Hassan El-Telminasi. La fragmentación de la figura humana era el modo de Art et Liberté de oponerse al simbolismo y al naturalismo burgueses.

El final de Art et Liberté
Tras la escisión del surrealismo en dos grupos, el de Dalí y Magritte y el de quienes practicaban la escritura y el dibujo automáticos, uno de los teóricos de Art et Liberté, Ramses Younane creó una tercera vía a la que denominó Realismo subjetivo, mediante el cual los artistas incorporaban símbolos reconocibles (inscripciones antiguas, motivos faraónicos y coptos) en obras generadas por el inconsciente. Y en 1946, tras la disolución de Art et Liberté, otros de sus integrantes crearon el Grupo de Arte Contemporáneo, centrado en desarrollar lo que sus artistas denominaban un arte egipcio auténtico, centrado en la tradición popular, incorporando mitos y supersticiones. Se trataba de integrar lo faraónico con lo islámico, pero terminó siendo un movimiento de exaltación nacionalista.
- TÍTULO. Art et Liberté: ruptura, guerra y surrealismo en Egipto (1938-1948)
- LUGAR. Museo Reina Sofía. Madrid
- FECHAS. mayo de 2017



