Llega al Museo del Prado una importante representación de los tesoros de la Hispanic Society of América
Una de las visitas obligadas para los españoles de paso en Nueva York es la sede de la Hispanic Society of America, institución que posee uno de los tesoros más amplios y valiosos relacionados con el arte, la historia y la cultura españoles, desde el Paleolítico al siglo XX.
El origen de la Hispanic Society se sitúa en 1904, cuando el coleccionista e hispanista Archer Milton Huntington (1870-1955), hijo de millonarios norteamericanos, fundó esta institución para divulgar la cultura española en los Estados Unidos y facilitar allí la investigación de la literatura y el arte de España, Portugal, América Latina y Filipinas. Al mismo tiempo desarrolló una importante labor editorial sobre todo de facsímiles de obras que ponía a disposición de investigadores y estudiosos hispanistas.
Según el Museo del Prado, una gran parte de las riquezas que alberga la Hispanic Society fue adquirida por Huntington fuera de España para no privar a nuestro país de sus tesoros artísticos. La muestra que ahora se exhibe en este museo es también por eso un homenaje al fundador de la institución.
La mayor riqueza de arte y cultura fuera de España
Entre sus paredes, la Hipanic Society alberga 18 000 piezas y una biblioteca de más de 250 000 manuscritos y 35 000 libros raros, entre ellos 250 incunables (impresos ante de 1500). Se pueden consultar también más de 1500 publicaciones periódicas. Una parte importante de ese tesoro se puede ver ahora en tres amplias salas del Museo del Prado de Madrid, a donde se han trasladado más de doscientas piezas aprovechando los actuales trabajos de remodelación de la sede de la Hispanic Society. Entre las obras trasladadas al Prado hay pinturas, dibujos, esculturas, piezas arqueológicas, mobiliario, manuscritos y documentos. También se pueden ver valiosas piezas de arte islámico y colonial latinoamericano y filipino de los siglos XIX y XX. Algunas de las piezas de la exposición, como los relicarios de santa Marta y santa María Magdalena de Juan de Juni, nunca se habían expuesto al público.
La exposición está organizada siguiendo un orden cronológico y temático, comenzando por las piezas arqueológicas, algunas de ellas datadas en el segundo milenio antes de Cristo o procedentes de yacimientos romanos. Hay asimismo cerámicas, vidrios, muebles y joyas islámicas y cristianas medievales. Entre estas piezas se pueden ver joyas celtibéricas, cuencos, cazuelas y soportes campaniformes, torques de plata y oro, brazaletes y un broche de cinturón visigodo. Hay también una amplia muestra de artes decorativas con piezas de orfebrería renacentista y barroca, cerámica de Manises, Talavera y Alcora, un Píxide de marfil con montura de plata dorada y un fragmento de la túnica del príncipe Felipe de Castilla.
Entre las pinturas que cuelgan en esta muestra figuran obras de Velázquez, como los retratos del Conde-Duque de Olivares, Camillo Astalli y Gaspar de Guzmán. También La Piedad del Greco, El hijo pródigo de Murillo, Santa Emerenciana de Zurbarán y la Duques de Alba de Goya, esta última puesta a punto para esta exposición por los restauradores del Museo del Prado. También hay obras de Zuloaga, Santiago Rusiñol y Sorolla. Este último mantuvo con Huntington una estrecha amistad a raíz del encargo propuesto a Sorolla de la serie de regiones de España que decora las paredes de la sede de la Hispanic Society.
Con ser la pintura una de las manifestaciones más destacadas de la muestra, hay también valiosas piezas de escultura como el Torso romano de Diana cazadora, la Efigie de Mencía Enríquez de Toledo, de Gil de Siloé o una talla policromada de San Martín del siglo XV.
En cuanto a la riqueza bibliográfica trasladada a Madrid para la exposición, están manuscritos como el Privilegio emitido por Alfonso VII rey de Castilla y León, la Biblia sacra iuxta versionem vulgate y la Biblia hebrea, así como cartas del emperador Carlos V a su hijo Felipe, o de éste a Isabel I de Inglaterra.