La pintora murciana Perla Fuertes brinda una nueva muestra, llena de riqueza creativa y de complicidad con quien la contempla: se denomina ‘Caja de agua’ y la podemos disfrutar en la Galería Bisel de Cartagena.
En esta cita cultural contemplamos una serie de pinturas y dibujos de cuerpos sumergidos en líquido que se afanan por buscar una salida y conseguir, quizás, respirar de nuevo. La razón y el sentimiento se entrecruzan con el talento de Perla y hacen aflorar intenciones y objetivos que incluso pueden resultar inefables, pero que, en todo instante, regalan sentimientos a borbotones. Nos juró, esta artista, en su momento, ahora también, lealtad al realismo, y ahí sigue, mas lo hace innovando como solo unos privilegiados saben.
El reto del ser humano está latente en estas creaciones que despiertan el interés desde un primigenio momento. La Naturaleza nos rodea a veces con pruebas para ver si el ciclo se produce, para constatar si la vida sigue, y todo parece indicar, a menudo en finales abiertos, que es así. El realismo de Perla Fuertes, una vez más, nos transforma.
Tres cuartas partes del planeta son agua. El 90 por ciento de nuestros cuerpos también lo son. Por eso es tan relevante el desafío que advertimos en esta reluciente exposición, que nos atrae y cautiva desde ese líquido que es origen de la existencia, así como su garantía. Nos centramos, a través de ella, en las situaciones, efectivamente, pero también nos fijamos en el agua, que nos circunda, que no oprime, que nos resalta, que nos encauza hacia coyunturas que puede que sean cotidianas, pero que no captamos, como sí lo hace la artista de referencia, quien nos las diseña en una caja, que parece que, con sus límites, nos impacta de una forma curiosa. Su realismo, como el de los magos, tiene algo de inexplicable.
Hay mucha ilusión y mucha emoción en lo que nos recalca en estos cuadros la artista, que vuelve con las manos abiertas, con las cartas de su manera de ser. Sus cuadros, despojados de lo que sobra, siguen siendo su escudo para preservar aquello en lo que cree, por lo que esboza una sonrisa marcada por su creencia en lo humano. Lo sabe, y lo explica, de una guisa excepcional a través sus pinceles. Merece la pena ver los resultados, y vislumbrarlos con quietud.
Por medio mundo
Esta artista, nacida en Alhama de Murcia, ha recorrido ya medio mundo con su obra. Son muchas las muestras que se han celebrado en diversos lugares y momentos: entre otras, destacan ‘Ser otra realidad’, ‘Diálogos de Silencio’, ‘Ausencias’, ‘Luz de la Inocencia’, ‘Niños en su mundo’ y ‘Fragmentos y evocaciones’. Esta última tuvo lugar a mediados del pasado año 2016. Su perspectiva de la vida, del ecosistema, de lo cercano, es evidente. Hallamos mucho en ella.
Su técnica, según los expertos, es extraordinaria, y su uso del color la hace tener sus propias señas de identidad, de modo que ha conseguido una elegancia muy particular que le caracteriza por los asuntos tratados y por el continente con el que los envuelve.
Su juego de contrastes, la presencia humana, el dinamismo y el equilibrio de sus trazos nos regalan placidez y gusto a los sentidos, con los que se esmera a conciencia. Otra de sus virtudes es que trabaja igual de cómoda en grandes murales como en formatos más pequeños. A todos rinde una hermosa dedicación que se traduce en vistosidad. Tan internacional es su obra que ha viajado por todos los continentes. Descuellan sus presencias en Japón, Francia y Alemania, y también es valorada en países asiáticos, como demuestra su paso por Corea del Sur, en cuya capital, en Seúl, ha expuesto.
En el caso de esta artista son muchos sus méritos, pero, fundamentalmente, podemos destacar que la bondad que regalan sus cuadros proviene de su propia esencia, de su belleza interior, y eso es un presente que convierte a su obra, como a ella misma, en eterna. Indudablemente todo ello surge y se consolida desde una vital respiración y percepción de la atmósfera que nos rodea, y que ella otea con magnífico talento. Les convido a deleitarse y a recrearse con lo que les comento.