Móviles, tablets, series, televisión, los adolescentes no se mueven ni una hora al día. Muchos de ellos incluso acuden a la escuela en moto o en coche si les llevan sus padres y tampoco caminan. Lo que parecía un cambio de hábitos se ha convertido en un auténtico modus vivendi que hace que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerte sobre las consecuencias de no hacer ningún tipo de deporte en esa edad.
Así y todo la revista The Lancet publica el estudio de la actividad física de los jóvenes de 11 a 17 años y concluye con un dato demoledor, dado que tan solo un 20-25 % de los chicos y chicas del mundo practican algún deporte habitualmente. En estos datos figura que las chicas son menos deportistas aún que los chicos y de seguir en esta tendencia de pasividad absoluta no se cumplirían los objetivos del 2030.
El hecho de no hacer deporte o que este no se encuentre entre las prioridades de los adolescentes, hace que estos desarrollen enfermedades que no son propias de su edad como son la obesidad, enfermedades hepatobiliares, musculares, etcétera, con lo que esto supone. De igual forma, la salud mental y el bienestar no se desarrollarán correctamente al igual que se evitarán fomentar otros valores como son el compañerismo, el desarrollo emocional, la lucha en equipo, etc.que les ayudan a manejarse con otras herramientas los problemas que tendrán en la edad adulta.
Mejorar la actividad física hace necesarias políticas urgentes que fomenten estas así como una planificación urbana y vial que haga que al menos se desplacen en bicicleta a diario.
La falta de ejercicio entre la juventud puede adelantar la aparición de patologías que no corresponden a su edad relativas a las implicaciones cardiovasculares, la hipertensión, el colesterol, el sobrepeso y con ello, todo lo que esto implica. Si a esto le sumamos los hábitos de vida nada saludables que adoptan desde una edad temprana hace que el desarrollo de enfermedades asociadas a enfermedades de adultos sea muy alto. De igual forma, respecto a la cuestión postural que adquieren a diario al forzar la cabeza para mirar hacia abajo está haciendo que aumenten la chepa así como patologías asociadas a la curvatura de la espalda, escoliosis y otras dolencias propias de edades próximas a los 50 años.
La obesidad permanente a lo largo de décadas sumada a los hábitos poco saludables al ingerir alcohol y drogas en los fines de semana (binge drinking) hace que muchos adolescentes lleguen a los 25 años con severas enfermedades desarrolladas por esta forma de vida.
Fomentar al menos la actividad física tres veces por semana, desarrollar una rutina de ejercicios, caminar y sobre todo, no forzar la vista tantas horas, haría que se tuviera mejor salud en general y que el desarrollo musculoesquelético, la mineralización ósea entre otras cuestiones fuera correcta. El ejercicio además reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, cardiopatías y estrés. Esto sumado a la adicción que provoca el hecho de no disponer de móvil que ha desarrollado la nomofobia entre jóvenes hace que se tengan enfermedades asociados a la salud mental tales como la angustia, la ansiedad y el estrés no canalizados por falta de deporte.
España es uno de los países con mayor tasa de abandono de ejercicio físico en la adolescencia y más horas de abuso del uso del móvil según los datos que figuran en el citado informe. Apenas el 10% cumple las recomendaciones de realizar al menos 60 minutos diarios de ejercicio de intensidad moderada a vigorosa-intensa. Las niñas dejan la práctica deportiva antes que los niños, con un promedio de 14 años.
Los pediatras alertan sobre el incremento de las tasas de obesidad en la población española asociada principalmente al sedentarismo y hábitos inadecuados adquiridos principalmente en la adolescencia.
El Consejo Superior de Deportes dentro del plan A+D muestra de modo didáctico las ventajas de tener la actividad física como hábito de vida y va dirigido a los Servicios de Salud de las CCAA.
http://www.youtube.com/watch?v=Xx48vOl21gc(link is external)