Cuando los vemos aparecer en nuestras pantallas en cine, series de televisión o publicidad pensamos que son unos seres afortunados que además de famosos viven a cuerpo de rey porque copan las revistas del corazón, pasean por las alfombras rojas, son invitados a ágapes, celebraciones…
Pero detrás de todo ese mundo tan superficial existe la verdadera historia de la profesión, la vida de esos cientos, miles de actores y actrices que no viven, sino que malviven cuando pueden en una profesión, la de actor, actriz, bailarín, doblador, a la que han hecho suya, y que es la única que tienen. Eso sí, compaginándola por razones de supervivencia con otras profesiones varias como la de camareros, profesor de idiomas, pintor de brocha gorda, taquillero, vendedor de camisetas y varias cosas más. Es el otro lado del “glamour”, la otra cara de una moneda llamada fama.
Poniéndole el cascabel al gato, la Fundación AISGE (Artistas, Intérpretes, Sociedad de Gestión), ha presentado en su sede de Madrid el “Estudio y Diagnóstico sobre la Situación Laboral de Actores y Bailarines en España”, que viene a poner las cosas en su sitio, llamándolas por su nombre, en un sector en el que viven y para el que viven miles de personas, actores o actrices, pero que son trabajadores asalariados al fin y al cabo que esperan cada día a que suene el teléfono a la espera del ansiado trabajo que puede llegar, o no llegar, en meses, incluso años.
Y el Informe presentado por AISGE deja meridianamente clara la crudeza de la situación de la profesión, ya que arrojan unos datos que muestran que en esta rutilante profesión, más allá de la fama y oropeles, existen miles de personas que viven en una situación de emergencia, por decirlo en un tono suave. Solamente el enunciado del informe dará una idea de por dónde van los tiros: “Solo el 8,17 % de los actores españoles pueden vivir de su profesión”.
Resulta difícil encontrar en España un sector profesional en el que tan pocas personas logren vivir de su trabajo. Y esos son los más afortunados, los que logran ingresar en torno a los 12 000 euros al año. Y ya en el culmen, solamente del 2,15 %, los más afortunados, logran superar los 30.000 euros anuales. Pero el dato que arroja una cifra escalofriante es ese de que del 43 % de los actores, actrices o bailarines que trabajan, “más de la mitad no logran superar los 3000 euros de ingresos anuales”, según el citado informe. Vamos, que ya trabajando, logran ingresar unos 250 euros mensuales.
De todo eso se habló en la presentación del citado informe, acto inaugurado por Pilar Bardem, presidenta de AISGE, quien ha manifestado, entre otras cosas: “Este informe demuestra que el día a día está muy alejado del ‘glamour’, de las alfombras. Los actores son curritos muy esforzados, pero siguen ahí, trabajando. Estamos ante unos datos preocupantes y demoledores, y la cosa va a peor. Por eso los poderes públicos tienen que tomar medidas y dejar de ponernos zancadillas”.
Por su parte Walter Actis, sociólogo experto en la materia y responsable de dos informes anteriores y de este presentado hoy, ha manifestado que el informe de 2015 es el más completo de los que se han hecho hasta ahora, ya que analiza, a partir de más de 3000 encuestas, la situación de la profesión tanto a nivel de Estado como de Comunidades Autónomas. “Ya en el informe del 2004 se detectó la precariedad en el sector, en el que había intermitencia y precariedad –ha manifestado-. Pero en 2016 la situación de precariedad ha crecido de manera sensible. Tanto es así, que con datos de 2015 puede decirse que el 46 % de los actores está por debajo del índice de la pobreza, mientras que el 46 % tiene otro empleo además de la profesión de actor, a lo que hay que añadir que el 68 % no recibe ningún tipo de cobertura de desempleo”.
Siguiendo con la exposición del informe, Walter Actis manifestó que hay un miedo muy extendido porque si protestas por algo no te vuelven a contratar par otros trabajos. A todo esto se añade el hecho de que las instituciones nos tienen abandonados mientras que la sociedad no nos reconoce: “En este sentido, nuestra problemática es muy amplia, pero a la hora de la verdad no hay ideas, por lo que necesitamos a alguien que nos saque de esto, ya que nos encontramos ante una situación grave”.
Por lo que al que suscribe respecta, en mi doble condición de actor y periodista quisiera manifestar que esta profesión, ya sea en cine, series de televisión, doblaje, bailarines, etcétera, en la que trabajan miles de personas, es un sector industrial como otro cualquiera que genera miles de puestos de trabajo, además de cultura, algo que por lo visto los poderes públicos parecieran ignorar en su miopía enfocada únicamente a la desregulación del sector.
Porque deberían saber que a la hora de abordar un producto, película o serie, en el mismo intervienen además de actores o actrices guionistas, directores, técnicos de sonido, cámaras, iluminación, maquillaje, electricistas, transporte, carpinteros, caterings y un largo etcétera. Personas que lógicamente al trabajar pagan impuestos, crean riqueza, consumen, y no están en el paro.
Es decir, que si no lo ven como cultura, como están demostrando, lo conciban al menos como un sector industrial más en los yacimientos de empleo.