En un centro de rehabilitación del norte de Siria dos hombres jóvenes juegan al ajedrez mientras fuman un cigarrillo, actividades que tenían prohibidas cuando eran miembros del grupo yihadista ISIS (Daesh en árabe).
En Marea, localidad cercana a Alepo, el ‘Centro Sirio para la Lucha contra la Ideología Extremista’ abrió sus puertas el 27 de octubre de 2017 y acoge cerca de cien exyihadistas originarios de Siria, otros países de Oriente Medio y alguno incluso de Europa del Este, en concreto de Ucrania.
«Yo soñaba con un verdadero ‘estado islámico'», reconoce Mohamad Haj Ahmad, de 23 años. «Pero ahora seguimos cursos para borrar nuestras antiguos creencias», agrega este joven originario de Raqa, la excapital del ISIS en Siria.
Entre esos cursos se encuentra el ajedrez, actividad calificada como haram, pecado en árabe, en los bastiones del ISIS, ahora el juego les sirve para su rehabilitación.
Los exyihadistas siguen ahora estas sesiones intensas que incluyen estudios de Derecho y religión que deberían permitirles reintegrarse en la sociedad.
Como se recordará, los sectores más integristas del Islam condenan el juego, y tras los casos del gran muftí de Arabia Saudí, Abdul Aziz bin Abdullah al ash-Sheikh, máximo juez de los wahabíes, visión rigorista del Islam, quien prohibió la práctica del ajedrez en una fetua (pronunciamiento legal en el Islam), con el pretexto de que es una pérdida de tiempo y dinero: “Es la obra de Satanás”, dijo; también el telepredicador integrista turco Ahmet Mahmut Ünlü, quien afirmó que los jugadores de ajedrez “son malditos”, se ha unido recientemente un predicador malasio, en concreto de Penang, Ustaz Shahul Hamid Seeni Muhammad quién manifestó que jugar al ajedrez «es haram”.
Hay que incidir en que a pesar de estas opiniones nada en el Islam prohíbe jugar al ajedrez.
El centro sirio que rehabilita a yihadistas se financia parcialmente gracias a los voluntarios que trabajan aquí, sin más detalles. «Fundamos este centro porque muchos combatientes yihadistas llegaban a la parte septentrional de Alepo tras la caída del ISIS, lo que creó un problema de seguridad», afirma su director Husein Naser.
Hay tres categorías de ‘pacientes’: los sirios que se unieron brevemente al ISIS, los que combatieron con el grupo terrorista mucho tiempo y los extranjeros. En el centro pasan seis meses, periodo que se puede ampliar.