Poco a poco está creciendo la práctica del ajedrez en Afganistán y en algunas zonas está aumentando la presencia de jóvenes que desafían a las amenazas talibanes para disputar partidas.
La ciudad de Sibargan (también conocida como Sheberghan), capital de la provincia de Jawzjan, al norte, con más de 175 000 habitantes, es una zona relativamente pacífica en el azotado país. No obstante, los talibanes siguen actuando; hace apenas una semana en una emboscada mataron a dos personas y siguen amenazando a quienes practican el juego.
Hay que recordar que, en su negra etapa al frente del país, prohibieron el noble juego, los yihadistas también lo rechazan como ‘haram’ (pecado en árabe), por eso, en algunos centros para rehabilitarlos, entre otras cuestiones, juegan al ajedrez.
Una joven de la localidad, Sumira Sarfaraz, explica que el noble juego “ayuda a aumentar el talento y a desarrollar aspectos de la personalidad. Pase lo que pase tengo claro que continuaré jugando” mientras confiesa tener el sueño “de conseguir una medalla para nuestro país”.
También Nuria Ahmadi afirma que le gusta mucho jugar al ajedrez y tiene una gran esperanza por convertirse algún día en jugadora profesional y participar en torneos internacionales.
La aparición de niñas y jóvenes es un hecho relativamente nuevo pero, poco a poco, está creciendo la práctica del ajedrez a pesar de las anteriores prohibiciones y los problemas en las localidades rurales
El responsable de la federación de ajedrez en Jawzjan, Abdul Sadil Semiqi, explicó que son más de cincuenta niñas y jóvenes las que juegan, y están en aumento, lo que conlleva un gran mérito, porque las que juegan se decantan normalmente por otros deportes, como fútbol, voleibol e incluso esquí.
En la zona, con amplia presencia uzbeka, el ajedrez se dice shaxmat, recordando su origen persa sha mat, el sha está muerto, en referencia a lo que es actualmente el rey, del que deriva la expresión jaque mate que da fin a la partida