El actual campeón del mundo de ajedrez, el noruego Magnus Carlsen, ganó en las partidas rápidas por 3-0 al aspirante, el italoamericano Fabiano Caruana, en la capital inglesa, Londres. Sumará así un total de siete años de reinado deportivo.
El campeonato del mundo obtuvo el triste récord de doce empates consecutivos, lo nunca visto desde que se inició de forma oficial esta competición, hace más de 130 años. Sin embargo, hay quien ha querido ver esto como la “máxima igualdad” en cinco siglos, nada menos, (exagerando algunos son únicos) o incluso calificar los empates de “épicos y maravillosos” –en realidad solo dos se salieron del guión del total de doce– cuando lo cierto es que para el simple aficionado ha mostrado una tendencia más que preocupante: cuanto más juego refinado y calculador, más pérdida de competición y de ofensiva para lograr una posible victoria.
El diario británico The Guardian, que presume de tener el columnista diario de ajedrez más longevo en prensa, Leonard Barden, con más de 63 años, publicó un editorial sobre la disputa del campeonato con el título ‘Campeonato del Mundo, no solo un concurso de popularidad’.
En unos tiempos en los que los ordenadores han superado al hombre y juegan mejor que ellos, resulta que las líneas de juego marcadas por los potentes ordenadores y la inteligencia artificial son los que marcan a los grandes jugadores. No es extraño ya que un potente ordenador como Alpha Zero estudie millones de alternativas y tenga una memoria de 45 millones de opciones y por supuesto, no muestre fatiga alguna.
El novelista británico Julian Barnes opinaba: “Un poco de reflexión. Publicidad. Reflexión de nuevo. Segunda pausa publicitaria. La reflexión. Tras 45 minutos de televisión, un enroque. Y nos quejamos del tenis y el golf”. Otros han considerado el campeonato una experiencia como ver cómo se seca una pintura.
“Me pregunto qué clase de partidas son estas, ¿a qué están jugando?” reflejaba acertadamente el que fuera conocido como ‘La furia italiana’ y primer gran maestro del país, Sergio Mariotti.
En Italia ha sido muy seguido el campeonato, y muchos medios han denominado a Caruana como ‘El siciliano’, en alusión a la tierra de sus padres. La localidad natal de su padre, Raffadali, no le otorgará así el anunciado reconocimiento oficial de hijo adoptivo, al no lograr el título mundial.
Los medios estadounidenses más sensacionalistas comparaban a los dos contendientes con personajes de cómic, el Capitán América contra Thor. Es una paradoja que se identifique a Caruana con un país al que accedió a representar por una cuestión meramente económica, gracias al Tío Gilito estadounidense Rex Sinquefield, quien habrá sufrido con la derrota de su pupilo.
La comparación de Caruana con Bobby Fischer (1943-2008) es sencillamente ridícula. Este campeonato ni de lejos ha movilizado a los estadounidenses como se hiciera hace 45 años en lo que se denominó pomposamente ‘el match del siglo’. Este casi medio siglo muestra lo muchísimo que ha evolucionado el ajedrez competitivo, con ordenadores analizando todos los movimientos de inicio a fin y comparando con otras múltiples partidas celebradas.
Recién acabado el campeonato, los partidarios de Caruana ya retomaron lo que en su día dijo MacArthur: “Volverá”, mientras otros con dos años de antelación ya han encontrado el futuro rival de Carlsen, el chino Ding Liren, quien recientemente superó el récord de Mijaíl Tal (1936-1992) – con dos series de 95 y 86 partidas sin perder– ya que ha estado cien partidas sin conocer la derrota, entre 2017 y 2018, hasta que lo hizo el francés Maxime Varchier-Lagrave. Lo cierto es que China e India son dos países donde el ajedrez está en auge.
Por cierto, ya hay hasta sede del campeonato de 2020. La ciudad noruega de Stavanger anunció que pujará por ser la sede reclamando que, por fin, el campeón mundial pueda jugar en casa. Recordemos que en su país ha popularizado el juego de tal manera que, de los 5, 5 millones de habitantes, más de medio millón siguen el ajedrez. La televisión noruega transmitió en directo las partidas contando con un 56 por ciento de audiencia, casi tres millones, y fueron un total de quince los periodistas noruegos desplazados para informar de forma monográfica del campeonato.
La edad de los jugadores ha bajado en todo el mundo y los dos aspirantes están en esa franja de edad, aunque según una investigación, a los 31 años uno se vuelve más hábil para el ajedrez. Los científicos a cargo del estudio analizaron a 96 grandes maestros del ajedrez y tomaron en cuenta sus puntuaciones a lo largo de sus carreras para llegar a esta conclusión.
Teóricamente, Carlsen, quien acaba de celebrar su veintiocho cumpleaños aún podría llegar al cenit de su carrera ajedrecística. El noruego tiene sonrisa de actor de Hollywood, anuncia marcas de moda y automóviles caros, ahora saca su propia aplicación para móvil, y cuenta con un patrimonio de más de ocho millones de euros según la revista Forbes. Siempre quiere ganar con el mínimo esfuerzo y esperando el fallo del rival, como ha hecho en este campeonato, apuntando a la prórroga y si no penalties, llamados en ajedrez, Argameddon, en alusión al término bíblico.
Tal vez quien mejor define su estilo es quien lo describe como el ajedrecista que juega “terriblemente parecido a una máquina”, es decir, sin pasión, ni alma. Para rematar, recordemos su arrogancia, cuando se le preguntó qué jugadores de ajedrez famosos destacaría, se citó a sí mismo, eso sí, hace unos años, cuando obtuvo su primer campeonato. Ya ha anunciado que el día que pierda el campeonato no volverá a optar al mismo, evidentemente, su ego no se lo permitiría.
No tuvo reparo en criticar las “opiniones estúpidas” de Gari Kasparov o Vladimir Kramnik sobre el desarrollo de su juego, en especial la última partida, la doce, donde ofreció tablas al llegar al mínimo legal de treinta movimientos para hacerlo.
También en este campeonato siguió el mantra de calificarlo, debido al mundo anglosajón, ‘Mozart del ajedrez’ y que, algunos, repiten y hacen seguidismo de este mal apodo. Como ya se ha escrito, Mozart del ajedrez solo hubo uno, el campeón cubano José Raúl Capablanca (1888-1942).
Por último, recordar el campeonato femenino de ajedrez que se solapó con el masculino y que repite también ganadora, la china Ju Wenjun, de 27 años, quien ganó en el país de su rival, la rusa Katerina Lagno, lo que vuelve a demostrar la pujanza china que ya ganó la Olimpiada de Ajedrez en ambos sexos. Lagno, la más joven gran maestra, estuvo a punto de ganar en las partidas rápidas de desempate; de hecho, le bastaba unas tablas pero finalmente perdió la partida.