Dos veces presidente del Perú, (1985- 1990 y 2006-2011), con una vasta carrera política y un indiscutible liderazgo, el 17 de abril de 2019 se suicidaba en su casa, cuando iba a ser detenido por orden judicial, el expresidente Alan García.
Lo conocí en 2014, cuando fue invitado por la Universidad Internacional de Florida (FIU) para una disertación sobre temas de América Latina.
Era un presencia imponente, cordial y muy culto, en esa ocasión le hice una entrevista y tuve una conversación con él, en la que comentó que sentía especial aprecio por la Argentina, ya que estuvo casado con la argentina Pilar Nores Bordereau (1985-2008) y tuvo cuatro hijos con ella.
Pocos presidentes ostentaron tantos títulos y actividades: abogado, graduado en Ciencias Políticas y Sociología, diputado nacional, presidente de su partido Aprista, destacado orador, escritor de varios libros entre ellos: Contra el temor de lo económico, Pizarro, el rey de la Baraja y su reciente libro Confucio y la Globalización.
Aseguraba haber aprendido la lección después de su controversial primer período presidencial, que rectificó en su segundo mandato, afirmando su visión continental, después de un exilio de ocho años en Francia y constantes estudios sobre los aspectos político-sociales y económicos latinoamericanos.
Adriana Bianco: Muchos peruanos no le perdona los altibajos económicos y la corrupción en sus gobiernos, otros, en cambio, lo ven como un posible candidato, con experiencia y sabiduría en el gobernar.
Alán García: Mire, en Perú, la Constitución no imposibilita un tercer mandato presidencial. Es verdad que cometí errores pero durante mi segundo mandato, el Perú creció.
AB: Para muchos latinoamericanos, usted representa el paradigma del estadista con visión de futuro.
AG: Primero quiero aclararle, Adriana, (y me lo dice con una amplia sonrisa), que no está en estos momentos en mi agenda postularme como candidato. Aunque, le confieso que a todo político lo mueve la voluntad de servir a su pueblo. Mi pueblo dirá la última palabra, pero por el momento, no lo estoy considerando.
AB: Muy bien, hablemos de su visión de América Latina.
AG: Mi visión de América Latina la he expresado en mis libros y es producto de años de reflexión y estudio. Después de mi primer mandato, le aseguro que hice un análisis de mi función y me dediqué a estudiar y a concentrarme en los aspectos que habían sido considerados errores. Al estudiar economía, sociología, historia, pude afianzar conceptos y entender aquellos puntos errados. Gobernar es una tarea que exige conocimiento y acción, porque no basta la teoría hay que encontrar soluciones y ver estrategias de gobierno.
AB: Sin duda, los mejores gobiernos son los que se enfocan en la buena administración y manejan adecuadamente el presupuesto nacional, alejándose de la demagogia.
AG: Sin duda, Yo tengo una actitud positiva porque la humanidad ha avanzado en las últimas décadas, el sistema económico está en expansión y hay países con modelos adecuados que superaron la crisis y se han alejado de la pobreza con un creciente desarrollo, como el caso de China.
En mi libro “Confucio y la Globalización” expongo estos aspectos de desarrollo.
Considero que estamos frente a un nuevo capítulo de la historia con el avance de la tecnología y que ésta y la globalización dan una gran riqueza de alternativas y oportunidades a la humanidad, que debemos saber aprovechar.
Sin duda, el crecimiento en el mundo es segmentado, y algunos países de América Latina aún no lo han percibido, pero América Latina tiene un gran desafío y la posibilidad de lograr metas en el futuro, si se logra competitividad y se sabe aprovechar los avances tecnológicos, la inversión externa y la apertura de Mercado.
La Política es la ciencia de tomar decisiones y cuanto mas rápido nos conectemos con el movimiento global y la tecnología, mas rápido será nuestro crecimiento.
Creo que hay un sistema más moderno y dinámico que las políticas proteccionistas, estatistas y de gobernabilidad agresiva y de confrontación. Dividir es un camino fácil, prefiero no gobernar emocionalmente sino por un camino racional, entendiendo, comprendiendo los procesos, no enardeciendo al pueblo. Ése fue el camino que seguí en mi segunda presidencia y llevó al Perú a un desarrollo consistente.
Si el dinero y los recursos se reparten en programas y se hacen entregas monetarias que no generan economía, sufren los servicios. El proteccionismo no ayuda al desarrollo de los pueblos. Durante mi gobierno se electrificaron pueblos marginados con los recursos públicos, no regalando, trabajando.
Mire Adriana, yo aprendí en los años fuera de la presidencia que si en política pública se regala dinero, no se genera crecimiento. Repartir no significa generar. Solo se crece con inversión, creando fuentes de trabajo, desarrollando la infraestructura.
Yo creo que hay aspectos filosóficos detrás de las fuerzas del desarrollo de los pueblos, el hombre necesita retos para triunfar, descubrir sus propias energías frente a los desafíos, si se le da lo fácil nos debilitamos. Los retos nos afirman.
AB: A usted lo afirmó comprender los errores y volver a gobernar…
AG: Fueron errores juveniles pero fueron enmendados. Goberné en dos mundos pero pude comprobar lo que no funcionaba y vi que el mundo cambia y hay que abrirse a ese cambio.
Por eso, mi concepto de crecimiento se apoya en tres coordenadas:
Primero la apertura, sosteniendo un modelo democrático abierto y activo, para reducir la pobreza se necesita apertura y conectarse con los que crecen.
Otro aspecto importante es la inversión. Si no hay inversión no hay crecimiento. Mire, la importancia que tuvo para el desarrollo del Perú, el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Es fundamental dar garantías a la inversión. En vez de proteccionismo, estatismo y asistencialismo, proponer competitividad, educación y tecnología, buscando instaurar una economía con un cuerpo sólido y conceptos sostenibles.
Por otro lado, no hay democracia sin libertad y la región latinoamericana tiene un futuro promisiorio si sabe manejar la velocidad de la tecnología, que facilita el desarrollo, y sabe aprovechar el cambio global y los nuevos avances.
Nos despedimos cordialmente. No había sombras de Odebrecht, ni de juicios.
Hoy se cumplen cinco meses de su suicidio y recordé esta entrevista, que pude encontrar en mis archivos. En aquel momento, parecía tan sincero, tan entregado a la causa de gobierno; su visión de una Latinoamérica en desarrollo, hacia un futuro promisorio, contagiaban. La historia lo juzgará. Que en paz descanse.
Un gran presidente que supo rectificar errores del pasado y lograr un milagroso crecimiento en su segundo gobierno reconocido a nivel mundial logrando reducie la pobreza en mi pais a la mitad. Dios lo tenga en su gloria y desde esa estrella nos ilumine siempre en el camino del progreso para todos los peruanos.
No parecía sincero !!!
Fue sincero !!!
Alan García
Un Presidente
Honesto y decente!!
Con el mejor Gobierno de la historia Republicana del Peru ?? !!!