El alcoholismo ha tomado una importante relevancia dentro del ámbito psiquiátrico y está contemplado dentro del DSM (manual de enfermedades psiquiátricas) debido al aumento de su incidencia y del impacto social. Hablar de exalcohólicos o de personas que han sido dependientes del alcohol en cierta forma ya no es raro dentro de nuestro entorno.
Actualmente el síndrome de abstinencia del alcohol se considera una enfermedad desde el punto de vista de los síntomas que el paciente refiere una vez que ha dejado la ingesta de alcohol, sea cual sea el grado. Un cerebro acostumbrado a un nivel basal de alcohol que tiene un efecto depresor per se, cuando se reduce, el sistema nervioso central sufre una hiperexcitación que conlleva un cuadro clínico difícil de evitar.
El temblor distal de las manos, insomnio, náuseas, problemas táctiles o auditivos, alucinaciones, convulsiones, agitación psicomotora además de depresión o tristeza son parte de los síntomas que el paciente que deja de beber puede notar. En ese marco convergen probablemente, una baja laboral o una incapacidad para hacer un trabajo continuado, un bajada de la actividad social, un aislamiento familiar por separación o divorcio y una soledad como consecuencia de la situación sostenida de alcoholismo durante un tiempo.
El origen de la tolerancia al alcohol y posteriormente el alcoholismo, viene dado por la actividad neuronal que ha sido alterada; primero con el efecto de placer que genera en sus primera ingestas y posteriormente porque la falta de ese estado genera la adaptación al mismo y por tanto, a la adicción; sin esto no me encuentro bien.
Las personas que han sido dependientes del alcohol presentan cuadros de hiperexcitabilidad que empeoran con el tiempo dado que normalmente habrán presentado períodos de consumo-suspensión, que genera el llamado kindling; un efecto de síndrome de abstinencia grave que va en aumento. Algunos pacientes manifiestan síntomas distintos porque existen muchas diferencias entre las personas; desde las variaciones genéticas, la edad, los mecanismos del sistema nervioso, la presencia de comorbilidad, así como los mecanismos neuroquímicos del cerebro; pero en todos los casos, existen siempre ansiedad, insomnio, pérdida de apetito, cefalea, diaforesis, y en situaciones muy extremas, delirium tremens.
El patrón de riesgo del exalcohólico siempre es la dependencia del alcohol porque se es alcohólico siempre a pesar de haber dejado de beber.
La desintoxicación previa comprende también la bajada o reducción del uso de otras sustancias de abuso; cocaína, heroína, etc. además de los usos y costumbres adquiridos que no son necesariamente buenos para la salud. Eso, sumado a la hepatopatía que arrastra un exalcohólico y el grado de síndrome de abstinencia que presente, hace que en todos los casos, sea necesaria la intervención de un psiquiatra y posteriormente la adecuación de un tratamiento psicoterapéutico que garantice la estabilidad del paciente.
En prácticamente todos los casos, las secuelas de haber sido alcohólico conllevan alteraciones cognitivas, de la memoria, del sistema motor, gastritis, cardiomiopatías, pancreatitis, desequilibrios hidroelectrolíticos, anemia, déficit de tiamina, entre otras cosas. Si le pautan para manejar el síndrome de abstinencia fármacos que le ayuden por su efecto tranqulizante le permitirán abordar los otros campos que necesariamente tienen que contar con la voluntad de dejar de beber, no beber nunca más y aprender a volver a vivir con otros criterios.
Además de la decisión de adoptar un cambio de vida drástico, el exalcohólico necesita ser ayudado y es conveniente aparte de todo este abordaje que consulte cuál es el lugar en donde se reúnen alcohólicos anónimos (AA); exalcohólicos que compartan el día a día y salgan airosos de ese mundo que tantas vidas se lleva por delante. Haberlo decidido eso es ser valiente; el resto, con un poco de ayuda se logrará casi siempre.
Alcohólicos Anónimos (AA) celebra su 80 aniversario, conmemorando el día que uno de sus fundadores, el médico estadounidense Bob Smith, tomó su último trago. La ayuda mutua es la esencia de la comunidad que forman en todo el mundo alcohólicos anónimos. Son más de 2 millones de miembros activos y ofrecen un programa de recuperación del alcoholismo conocido como los 12 pasos.