CRÓNICAS ALEMANAS
Los ciudadanos alemanes dejaron ayer muy claro en las urnas una cosa, entre otras: que su Mutti (mamaíta) Merkel ha sido una buena administradora de su economía doméstica, y por eso la han refrendado con sus votos. Rozando la mayoría absoluta, con cerca del 42% de los votos emitidos, Angela Merkel será casi con toda seguridad la nueva canciller de una Alemania segura de sí misma, pero que debe mirar por el retrovisor, ya que detrás y junto a ella marchan otros países embarcados en una Unión Europea en la que todos tienen mucho que ganar, pero también que perder.
Aparte del triunfo de los cristiano demócratas o derecha moderada alemana, las urnas han deparado también otras cosas al resto de partidos que aspiraban a entrar en el Bundestag o Parlamento alemán: así, los socialdemócratas del SPD han subido algo, pero han obtenido el segundo peor resultado de su reciente historia, tras el batacazo cosechado en 2009, cuando formaban parte de una coalición que acabó sepultándolos. Y ello porque o bien son socialdemócratas con identidad propia, o las cosas no les suelen ir bien.
Pero el fracaso más rotundo ha sido el de los hasta ahora socios del Gobierno de Merkel, los Liberales, que quedan por primera vez fuera del Bundestag desde 1949, al no haber llegado al 5% de los votos, cuando hace cuatro años tenían 14,6%. Parece ser que la llamada a arrebato de Merkel ha surtido efecto, y muchos de los antiguos votos liberales han ido a parar a las arcas de quien asegura tranquilidad en sus casas y sobre todo en sus ahorros, algo muy importante en la sociedad germana.
Los posibles socios de los socialdemócratas, Los Verdes, también retroceden, pasando del 10,7 al 8,3%, por lo que una coalición se antoja imposible. Por su parte, La Izquierda (Die Linke), retrocede igualmente, y seguirán siendo el partido promovido en gran parte por los comunistas de la antigua Alemania del Este, con su lugar en el Parlamento alemán, pero también con escasa influencia en el devenir del día a día.
Hay un dato para algunos preocupante tras las elecciones de ayer en Alemania: el avance de los euroescépticos de Alternative für Deutschland (Alternativa por Alemania), un partido que no es partidario de una Unión Europea tal como está y que no cree en eso de la ayuda solidaria entre países, entre otras cosas, algo que hay que interpretar como aviso para navegantes, sobre todo si sus chalupas lo hacen por los países ribereños del Sur… Creado hace poco tiempo, ha obtenido el 4,7% de los votos, es decir, rozando ese 5% que les hubiera abierto las puertas de un Bundestag en el que cada día se debaten asuntos concernientes al país, pero también, y esto es importante, a una Unión Europea expectante.
El gran éxito de Angela Merkel en esta campaña ha consistido en saber ponerse en el lugar del ciudadano medio alemán: no ha sido la doctora en Física (que lo es), sino el ama de casa que va a la compra al supermercado un día antes de las elecciones, coge su carro y paga, como cualquier otra persona, algo inimaginable en nuestro país. Una canciller que durante cuatro años les ha dado estabilidad, alejándoles de posibles riesgos económicos, un asunto que al pueblo alemán asusta y mucho por datos históricos, y que tiene muy claras algunas cosas, tanto para su pueblo como para la Unión Europea, sobre las que existen discrepancias entre la germana y sus socios de la UE. Pero ante temas delicados, como es la equiparación entre los matrimonios homosexuales y el resto de los matrimonios, con lo que ella no está de acuerdo, ha demostrado ser una experta en saber nadar y guardar la ropa. “Deporte” que por cierto muchos políticos que la critican practican con maestría encomiable.
Es pronto para saber cómo se formará gobierno finalmente, al no haber obtenido la Unión Cristiano Demócrata de Angela Merkel la mayoría absoluta. Todo ello, en un país que con 82 millones de habitantes tiene una población extranjera de cerca de siete millones de personas (el 9% de la población), y en el que en estos momentos están trabajando cerca de 42 millones de personas, y tiene un paro del 5,4%, es decir, 2,28 millones de personas. Con el pragmatismo que les caracteriza, la máquina de producir sigue funcionando.
Pues entre Merkel, Rajoy y sus queridos neoliberales al final vamos a volver al capitalismo salvaje o ya directamente al Tercer Mundo. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2013/08/de-vuelta-al-capitalismo-salvaje-del.html