En menos de una semana, más de 300 niños sirios han sido víctimas las bombas “bunker-busting” o “bombas terremoto”, motivo por el cual han tenido que meterse bajo tierra, informa Save the Children.
Las escuelas en Alepo Este tenían que haberse abierto el sábado 1 de octubre de 2016, pero como la ciudad sigue sufriendo ataques, permanecen cerradas, privando de educación a casi 100.000[1] niños y niñas en edad escolar, mientras continúan temiendo por sus vidas.
Save the Children, que apoya a trece escuelas de la ciudad, ocho de los cuales están bajo tierra, asegura que se tuvieron que trasladar durante los dos últimos años para tratar de proteger a los pequeños de los bombardeos, ataques aéreos, bombas de cañón y fuego de artillería que alcanza regularmente zonas civiles. Ahora, con el uso de las llamadas «bombas anti-bunker», que perforan entre cuatro y cinco metros bajo tierra antes de explotar, incluso las escuelas que funcionan en sótanos son inseguras.
El director de una de ellas cuenta que solo con escuchar el sonido de las “revienta-búnkeres”, sienten terror y pánico, y que su poder de destrucción es “impactante”. Pueden destruir refugios subterráneos, sótanos y edificios en su totalidad. Estas armas, también conocidas como bombas ‘terremoto’, están diseñadas para destruir las instalaciones militares mediante un fusible de retraso que crea una gran explosión bajo tierra y deja un cráter. Las “bombas terremoto” tienen un impacto devastador en las zonas civiles; pueden matar y mutilar a personas que pensaban estar a salvo en un sótano. Su uso en Alepo constituye un crimen de guerra potencial.
Incluso antes de la última escalada de violencia, la educación había sido diezmada en la ciudad. Las cifras oficiales de matrícula han caído considerablemente (6 %). Debido al desplazamiento, conflicto y pobreza, muchos niños han abandonado o asisten de forma esporádica a la escuela. Los padres tienen miedo de enviar a sus hijos a los centros por temor a que mueran. Tan sólo en los últimos tres meses, siete miembros del personal y cinco estudiantes han muerto en las escuelas que apoya Save the Children en Alepo Este.
Los niños y niñas de Siria están pagando un alto precio por un conflicto que no es suyo. “Esta escalada de la violencia atroz con el tiempo terminará, pero para los que sobrevivan será muy difícil volver a la escuela y reconstruir sus vidas”, ha afirmado Nick Finney, director de este organismo en Siria. Dice que necesitan urgentemente un acuerdo de alto el fuego que ponga fin a los ataques indiscriminados contra civiles, lo que permitiría llevar ayuda y volver a abrir las escuelas.
Para Finney, todas las partes en el conflicto deben cesar el uso de armas pesadas explosivas en zonas pobladas debido al patrón predecible de daño causado a la población civil y las muertes inevitables de más niños. Save the Children también ha pedido una investigación internacional imparcial sobre el ataque mortal contra un convoy de ayuda de la ONU / SARC y sobre las violaciones del derecho internacional humanitario en la escalada de violencia en Alepo.
Por su parte, la comunidad de Avaaz también se ha movilizado y ha puesto en marcha una petición internacional para parar la masacre de niños mediante la creación de un corredor humanitario.
- El grupo sectorial de educación Siria estima que hay 94 260 niños y niñas de 5 a 17 años en el este de Alepo