Cuatro periodistas que trabajaban en un reportaje en Siria han sido secuestrados en la noche del 4 al 5 de abril de 2013 en el norte del país, según ha confirmado el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano. Se trata de Amedeo Ricucci, reportero de la televisión pública RAI, y los tres freelances Susan Dabbous (italo-siria, que habitualmente vive en Beirut), Andres Vignali y Elio Colavolpe. Todos ellos trabajaban en un reportaje experimental titulado “Silencio, se muere” Al parecer se encuentran en manos de un grupo rebelde y se cree probable que hayan sido traicionados por alguna de las personas que colaboraban con ellos en el lugar (intérpretes, traductores, chóferes…).
Algunas fuentes cercanas a los activistas en el lugar han dicho a la prensa italiana que, en realidad, no se trata de un secuestro, que solo están arrestados a la espera de que se confirme que son realmente periodistas y que quedarán en libertad en pocos días, aunque la versión oficial es que habían entrado en Siria por la frontera turca y han sido raptados mientras grababan por el grupo armado de rebeldes anti-Assad, Jabhat Al Nusra, la facción islamista más radical, considerada por los analistas internacionales como una auténtica representación de Al Qaeda en el país.
Periodismo participativo
Ricucci y su equipo habían anunciado en un blog que regresaban a Siria para llevar a cabo un “un experimento de periodismo participativo nacido de la colaboración con algunos estudiantes del municipio boloñés San Lazzaro de Savena”, y que pensaban permanecer en el país hasta el 15 de abril, conectando diariamente a través de Skype con los estudiantes, que debían opinar sobre el trabajo realizado y efectuar sugerencias acerca de los hechos que debían seguir y las noticias que debían contar, siguiendo los consejos e indicaciones de la redacción del programa de la RAI “La historia siamo noi” (La historia somos nosotros).
Según Aya Homsi, militante en contra del régimen de Bachar Al-Assad y bloguera siria que reside en Boloña donde ha creado el grupo “Queremos una Siria Libre”, Amedeo Ricucci y los tres miembros de su equipo están bien y les retienen hasta verificar que imágenes han grabado.
Ricucci y Colavolpe ya habían estado anteriormente juntos en Siria, haciendo un reportaje en Aleppo para la RAI. En esta ocasión, el grupo había entrado el pasado 2 de abril, desde Antioquia, en la parte siria controlada por los rebeldes. Pensaban regresar todas las noches a territorio turco. Su rastro se perdió el jueves 4 en las primeras horas de la tarde, cuando estaba prevista la conexión con los estudiantes de San Lazzaro y dejaron de contestar tanto el GSM de Ricucci como los teléfonos por satélite del resto del grupo. El viernes por la mañana, algunas fuentes periodísticas presentes en la zona turca de Hatay aseguraron que los periodistas se encontraban en el poblado de Yaqubiyay, siempre según las mismas fuentes, es que habían grabado instalaciones militares.
Antes de salir para Siria,Amedeo Ricucci había escrito: “Honestidad, humildad, pasión, competencia, interacción y transparencia son, a mi parecer, los presupuestos para construir un nuevo pacto de confianza entre el periodismo y la opinión pública en la era de Internet y las redes Sociales. No existe otra vía para recuperar la credibilidad de un oficio que parece haber perdido el alma, además de la brújula, y se demuestra cada vez más incapaz de interceptar las exigencias reales de sus “editores de referencia”, los auténticos, que son los lectores y los radio-tele-espectadores, a quienes los periodistas nos debemos, siempre. Desde este punto de vista, las tecnologías digitales ofrecen una oportunidad gigantesca para insuflar savia fesca en nuestro trabajo, para devolverle sentido y dignidad. Bastan solo una pizca de valor y las ganas de experimentar, jugándosela personalmente”.