Antivacunas: la corriente de la mentira llega a los padres

Hace siglos las personas se morían por enfermedades que no podían tratarse. Una situación que afortunadamente ha evitado millones de muertes en el mundo. La pregunta siempre es la misma, ¿qué hace que padres nacidos en el siglo XX que sí fueron vacunados crean proteger a sus respectivos hijos privándoles de vacunas?

Exponer a tu hijo a que padezca sarampión, varicela, meningitis o polio es un sinsentido llegados a este siglo en donde todo parece tener cura. Desgraciadamente en varios continentes aún no existe esa elección y muchos niños mueren porque no pueden superar las infecciones que les acarrea una enfermedad que en España por ejemplo, ni siquiera debuta.

Según los datos que aporta UNICEF, una quinta parte de los niños de todo el mundo sigue sin recibir las vacunas básicas y por ello están expuestos sine die a morir ante cualquier infección sobre la que no están protegidos; situación que es impensable si un niño ha sido vacunado.

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Aunque la tasa de vacunación en España es del 97 %, quizá se asocie el movimiento antivacunas al mundo anglosajón en donde se han cultivado desinformaciones que han hecho que unos activista provida, consideren sin tener suficientes datos que estaban evitando que sus hijos contrajeran enfermedades en pequeña escala porque vacunar es un mito, una leyenda que se atribuye a otro siglo. Mentiras, falsedades y sobre todo aseveraciones que han dado lugar a considerarlas tóxicas, que provocan autismo, que son dañinas, etc.

Entre los bulos que ha desmentido la comunidad médica, ni se lucran las farmacéuticas ni los bebés se ven expuestos innecesariamente a enfermedades en pequeña escala. Ni dañan el sistema inmunológico del bebé ni les exponen a futuras infecciones. Este estudio que no solo corrobora lo que la ciencia avala, (pertenece a la Asociación Médica Estadounidense y ha sido publicado en la revista Jama), concluye con la afirmación de que los niños vacunados no están expuestos a enfermedades mortales que los niños sin vacunar sí.

Las vacunas fortalecen el sistema inmunológico lejos de debilitarlo y hacen que este aprenda cuando identifica los virus haciendo que se aleje de futuras infecciones. En una palabra, el sistema inmune sabe cómo defenderse. Tampoco producen alergias ni causan autismo como se ha publicado desde el año 90. Por ejemplo, en el caso del SIDA, las personas con una inmunodeficiencia comprometida en el caso de no estar vacunados estarían expuestos de forma letal a enfermedades comunes que no cursan con complicaciones. Cuando el sistema inmune no es «fuerte» esto sucede siempre. Por tanto, la inmunidad colectiva nos permite a todos, viajar, vivir y disfrutar sin riesgos.

La propagación de virus como el VIH se ha procurado en muchos países en donde enfermedades como la polio, la malaria, el cólera etc, son moneda común y no se evita que la población siga contagiándose. Hoy en día con el tráfico de personas que existen de un continente a otro, lo que aparentemente estaba erradicado en países europeos ahora supone un terrible riesgo llegado el caso. Por ejemplo, una persona que hubiera contraído malaria hace veinte años, si una persona le contagia de nuevo, tendría un nuevo brote que podría ser mortal.

Al nacer los niños están expuestos a millones de bacterias y microbios que no todos pueden superar con éxito. Los antígenos que se encuentran en las vacunas son minúsculos en comparación con los que hubieran contraído si se infectan y por tanto, no se considerarían en su sistema inmune que aún está en desarrollo.

La inmunización que se ha logrado en todo el mundo gracias a las campañas de vacunación ha evitado seis millones de muertes al año lo que supondría que si no se hubieran vacunado nunca, los niños no habrían sobrevivido y los diversos virus y otras enfermedades no estarían ya erradicadas. Cuando una persona se vacuna no solo se protege ella, también protege a las personas de su entorno y por ello, evitan enfermedades a sus allegados.

Los antivacunas siempre alegan los peligros que contienen los químicos que consideran peligrosos y en un primer acto de protección del menor, deciden no vacunarlo. Pero ¿qué hay de verdad en todo ello? Aunque ciertamente las vacunas contienen mercurio, aluminio y otras sustancias que aparentemente no son buenas para el organismo, lo cierto es que las dosis son tan pequeñas que la persona ni siquiera nota lo que está sucediendo en su organismo porque no dejan secuelas salvo un leve malestar como si debutara una gripe.

Ciertamente en Europa han resurgido enfermedades que ya estaba erradicadas lo que ha hecho que existan epidemias de sarampión, polio en niños y otras enfermedades como la difteria o el ébola que no existían ya desde el siglo pasado. Esto es una contradicción si hablamos que a la vez han surgido incluso movimientos antivacunas liderados por médicos y contra las farmacéuticas sin más sentido que el de perjudicar y desinformar a la población. Lo verdaderamente cierto es que si usted acaba de tener un hijo por el mero hecho de no vacunarlo lo está exponiendo a enfermedades mortales que cualquier persona pudiera contagiarle en el supermercado hasta con un simple estornudo. Haga lo propio y déjese aconsejar por la comunidad médica no por los cantamañanas que alegan datos que no son ciertos.

 

Ana De Luis Otero
PhD, Doctora C.C. Información - Periodista - Editora Adjunta de Periodistas en Español - Directora Prensa Social- Máster en Dirección Comercial y Marketing - Exdirectora del diario Qué Dicen - Divulgadora Científica - Profesora Universitaria C.C. de la Información - Fotógrafo - Comprometida con la Discapacidad y la Dependencia. Secretaria General del Consejo Español para la Discapacidad y Dependencia CEDDD.org Presidenta y Fundadora de D.O.C.E. (Discapacitados Otros Ciegos de España) (Baja Visión y enfermedades congénitas que causan Ceguera Legal) asociaciondoce.com - Miembro Consejo Asesor de la Fundación Juan José López-Ibor -fundacionlopezibor.es/quienes-somos/consejo-asesor - Miembro del Comité Asesor de Ética Asistencial Eulen Servicios Sociosanitarios - sociosanitarios.eulen.com/quienes-somos/comite-etica-asistencial - Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland) - Libros: Coautora del libro El Cerebro Religioso junto a la Profesora María Inés López-Ibor. Editorial El País Colección Neurociencia y Psicología https://colecciones.elpais.com/literatura/62-neurociencia-psicologia.html / Autora del Libro Fotografía Social.- Editorial Anaya / Consultora de Comunicación Médica. www.consultoriadecomunicacion.com Actualmente escribo La makila de avellano (poemario) y una novela titulada La Sopa Boba. Contacto Periodistas en Español: [email protected]

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