UNA TRANSICIÓN DE RISA, by Conrad
En aquel tiempo no existían asesores de imagen ni grandes campañas publicitarias a la hora de enfrentarse a unas elecciones políticas. Los diestros primeras figuras de los partidos políticos se lanzaban al ruedo ibérico ataviados con sus mejores galas y al grito de “¡Que Dios reparta suerte!” recorrían las aldeas, villas, villorrios, pueblos y ciudades de nuestra España cañí buscando el fervor del público en forma de votos, entre los que había opiniones para todos los gustos, como siempre, pues unos ser acordaban de su padre y otros de su madre, al tiempo que aplaudían a rabiar o les lanzaban tomatazos al morro hasta que el presidente de la plaza ordenaba a los alguaciles poner orden y mesura en el ruedo.
Por suerte conservamos un documento gráfico, un testimonio vivo que habla por sí solo de mitin conjunto que tuvo lugar en la plaza de toros de las Ventas de Madrid a últimos de los años setenta entre los primeros espadas políticos de aquellos momentos, que posiblemente los más jóvenes desconocerán, pero que a otros se nos caen lágrimas como melones al recordarlos, pensando que entonces también éramos jóvenes, e incluso alguno bien parecido.
Vean qué postín, que saber estar ante las cámaras y ante el público de aquellos diestros que andando el tiempo correrían diferente suerte, pero que dieron lo mejor de sí en una Transición que fue de todos: de izquierda a derecha, con el nombre verdadero y el alias con que eran conocidos, cosa normal en aquellos tiempos, como lo eran El Viti, El Cordobés o Manolete: Miguel Roca, Seni de la Butifarra; Julio Anguita, Califa de Córdoba; Adolfo Suárez, Duque de Cebreros; Felipe González, Morritos del Guadalquivir, y José María Aznar “Josemari”, Bigotitos de Valladolid. Todos ellos dieron lo mejor de sí, y dicen los entendidos que no se vuelto a ver un cartel de esta categoría.
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