Mi artículo de la semana pasada fue objeto de comentarios favorables, por parte de personas que se preocupan por hacer un mejor uso del lenguaje que emplean, lo cual me es satisfactorio, al tiempo que me estimula a seguir aportando elementos que pudieran contribuir al mejoramiento de la expresión escrita y oral. ¡Esa es y será la intención!
Es justo reconocer que a pesar de que la gama de impropiedades lingúisticas es amplia, hay un creciente interés por mejorar, sobre todo en aquellos que de una u otra forma están ligados con la comunicación social, la educación y otros oficios que imponen la obligación de escribir bien y hablar de mejor manera.
Pero como fueron muchas las manifestaciones de solidaridad para con mi aporte, recibidas por diversas vías, no haré menciones personales, pues no correré el riesgo que implica nombrar a unos y a otros no. De lo que sí pueden estar seguros, es de que esos comentarios afectuosos, lejos de impregnarme de altivez, vanidad u otra actitud reprochable, me comprometen en seguir haciendo lo que esté al alcance para mantener este trabajo de divulgación periodística. ¡Sé cuán sinceras fueron esas expresiones! ¡Muchas gracias!
El artículo del sábado pasado estuvo dedicado a mostrar el mal uso de la palabra guaya, que se ha convertido en un comodín del léxico de los diaristas que cubren la fuente de comunidad y la de sucesos en Venezuela.
Expliqué, desde el punto de vista técnico y práctico, las razones por las que es imprudente e inadecuado hablar de guaya de alta, baja o media tensión, pues ellas no se utilizan para transmitir energía, sino para soportar postes en finales de líneas o en otro tipo de estructuras en las que sea necesario atenuar la tensión mecánica que produce el peso de los conductores.
Y así como se le da un mal uso a la referida palabra, también ocurre con muchas otras, entre las que están armamento, maquinaria, vialidad y el sufijo triz. He perdido la cuenta de las veces que he tocado este tema; pero en cada una he procurado mostrar ejemplos sencillos, desprovistos del rigor gramatical, con la finalidad y el deseo de que sea del mayor provecho para aquellas personas que se preocupan por mejorar su escritura y expresión oral; pero como «de todo hay en la viña del Señor», quedan resabios sobre los que es necesario volver.
Muchas personas, especialmente las que están ligadas a la comunicación social, como los diaristas que cubren la fuente de sucesos, no han entendido ni se han preocupado por saber que armamento es un conjunto de armas. Es frecuente leer u oir que «luego de la requisa de rigor, al sujeto le fue decomisado un armamento que cargaba en la cintura». Cuando leo u oigo frases similares, me imagino una escena de Rambo.
Algo parecido sucede con la palabra maquinaria, que muchos ignoran que alude a un grupo de máquinas. Por lo tanto, es incorrecto decir, por ejemplo, «la maquinaria que estaba limpiando el caño Madre Vieja se dañó», cuando se sabe que es o fue una.
Es una palabra colectiva, y los diaristas deben tener cuidado para no usarla de forma inapropiada. Deberán escoger entre el singular y el plural: máquina es una; y maquinaria, varias. No será entonces las maquinarias, sino la máquina o la maquinaria, dependiendo de cuántas sean.
En relación con el sufijo triz, es necesario recalcar que es de género femenino y muchos no lo saben: emperatriz, institutriz, meretriz, etc. Es por eso que casi a diario aparecen notas de prensa o menciones comerciales en las que se leen o se oyen frases como «parque automotriz», «repuestos automotrices», «mecánico automotriz» y otras formas similares en las que sin dudas el referido sufijo está mal empleado.
Lo adecuado es parque automotor, repuestos automotores y mecánico automotor ¿Por qué? ¡Porque, por regla elemental, el sustantivo y el adjetivo deben concordar en género y número! Para manejar ese asunto con relativa facilidad, no es necesario ser miembro de la Real Academia Española, sino saber qué es un sufijo y tener nociones elementales de concordancia, lo cual lo enseñan en primaria, en secundaria y lo refuerzan en la universidad.
Cierro con la palabra vialidad, que por descuido o desconocimiento, la mayoría de los periodistas de la fuente de comunidad y aquellos que trabajan en ministerios, gobernaciones o alcaldías, no sabe utilizar. ¡Vialidad, apreciados colegas, es un conjunto de vías, no se les olvide! Al igual que armamento y maquinaria, es una palabra colectiva que contiene la noción de plural, es decir, varias cosas. Estimo que no es necesario mostrar ejemplos, pues los de armamento y maquinaria serían suficientes, dado que encajan perfectamente; solo basta un poco de sentido común.