El corresponsal de guerra Ivan Zuev, del medio ruso Izvestia, fue asesinado el 19 de octubre 2025 en la región ucraniana de Zaporiyia, tras un ataque con drones mientras preparaba un reportaje sobre el conflicto.

La Federación Internacional de Periodistas (FIP IJF) ha condenado enérgicamente su muerte y ha recordado que Ucrania sigue siendo uno de los lugares más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, con decenas de informadores asesinados desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022.
Según un comunicado difundido por la FIP, Zuev se encontraba en el distrito de Pologi, al sur de la región de Zaporiyia, junto a un equipo de prensa de Izvestia cuando su vehículo fue alcanzado por un ataque con drones.
El periodista, de 33 años, murió en el acto, mientras otros dos miembros del equipo resultaron gravemente heridos.
El sindicato internacional ha pedido a las autoridades ucranianas y rusas que «investiguen a fondo las circunstancias del ataque y garanticen que los responsables rindan cuentas».
En su declaración, la FIP subraya que el derecho a la información debe ser respetado incluso en tiempos de guerra, y recordó que los periodistas gozan de protección especial bajo el Derecho Internacional Humanitario.
La FIP denuncia la creciente inseguridad de los periodistas en Ucrania
Con la muerte de Zuev, ya son más de veinte los periodistas y trabajadores de medios de comunicación asesinados desde el inicio del conflicto en Ucrania, según los datos recopilados por la Federación Internacional de Periodistas y su organización afiliada, la Federación Europea de Periodistas (FEP).
La FIP ha advertido reiteradamente de la falta de medidas de protección adecuadas para quienes cubren el frente. En su reciente informe sobre la guerra, la federación insistió en que tanto Rusia como Ucrania deben garantizar corredores seguros para los profesionales acreditados y evitar ataques contra objetivos civiles, incluidos los medios de comunicación.
La organización ha recordado además que el artículo 79 del Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra establece que los periodistas que realicen misiones profesionales en zonas de conflicto deben ser considerados civiles y protegidos en consecuencia.
El periodismo bajo fuego: un patrón de impunidad
El asesinato de Ivan Zuev se suma a una larga lista de crímenes contra periodistas que siguen impunes en el contexto de la guerra de Ucrania. Casos anteriores, como los de Pierre Zakrzewski, Oleksandra Kuvshynova o Arman Soldin, han sido documentados en profundidad por organizaciones internacionales y por medios que mantienen un seguimiento constante sobre la violencia contra la prensa.
La presidenta de la FIP, Dominique Pradalié, expresó su consternación por la muerte de Zuev y reiteró la necesidad de garantizar la seguridad de quienes cubren conflictos armados:
«Cada periodista muerto en Ucrania representa una pérdida irreparable para la libertad de prensa mundial. Exigimos que las partes en conflicto respeten las leyes internacionales y cesen los ataques contra quienes solo intentan contar la verdad».
Pradalié recordó además que el periodismo es un servicio público esencial y que los reporteros deben poder trabajar sin temor a represalias o ataques. «Proteger a los periodistas es proteger la democracia», añadió.
Los corresponsales de guerra, entre la ética y el riesgo extremo
Zuev era conocido por su trabajo en zonas de combate y por haber cubierto la guerra desde sus inicios. Su muerte, como la de muchos otros reporteros, plantea un dilema ético sobre los límites del periodismo en tiempos de guerra y sobre la responsabilidad de los Estados para permitir la cobertura independiente.
En declaraciones previas al ataque, el periodista había subrayado la importancia de documentar los efectos de la guerra sobre la población civil. En una entrevista concedida a Izvestia, afirmó: «Nuestro deber es mostrar lo que ocurre realmente en el frente, no los discursos oficiales. Si no lo hacemos nosotros, nadie contará la verdad».
Estas palabras cobran un nuevo significado tras su muerte, recordando que la información veraz sigue siendo una de las primeras víctimas de cualquier conflicto armado.
La guerra informativa y el silencio impuesto
El caso de Zuev ilustra también la creciente guerra informativa que acompaña al conflicto ucraniano. Los ataques a periodistas, la censura militar y la propaganda de ambos bandos han creado un entorno donde la verdad resulta cada vez más difícil de verificar.
La FIP ha advertido que, sin un compromiso firme con la transparencia y la rendición de cuentas, la desinformación se convertirá en un arma tan destructiva como las bombas.
En este contexto, la federación insiste en la urgencia de establecer mecanismos internacionales para proteger a los corresponsales de guerra, incluido un registro global de ataques contra la prensa que permita investigar cada caso y sancionar a los culpables.
El derecho a la información, víctima permanente de la guerra
Tal como señala el artículo Israel lleva dos años matando periodistas y silenciando la información en Gaza, la libertad de prensa es uno de los primeros derechos que se vulneran cuando estalla un conflicto armado.
El asesinato de Zuev confirma que el acceso a información independiente y verificada sigue siendo un objetivo que las guerras intentan silenciar, pero que el periodismo debe seguir defendiendo con firmeza.



