Ileana Alamilla[1]
Recientemente se celebró en Uruguay la Primera Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo, que reunió a 800 funcionarios(as) de 30 países de América Latina y del Caribe para definir una agenda que permita avanzar en el cumplimiento de las políticas relacionadas con los temas de población y de desarrollo.
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, destacó que es importante que los gobiernos pongan atención en los embarazos en adolescentes, un problema recurrente en casi todos los países de la región, y profundizar en la investigación del fenómeno, pues esos casos están relacionados con la violencia sexual; el director ejecutivo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) añadió que adolescentes y jóvenes comprometidos, educados, saludables y productivos pueden ayudar a romper el ciclo de la pobreza y a fortalecer el desarrollo de sus familias, de sus comunidades y de sus países.
Los y las jóvenes asistentes a la reunión pidieron a los Estados que en las estrategias de intervención contemplen aumentar la inversión para lograr la igualdad de oportunidades para esa población. Destacaron la importancia de promover fuentes de empleo, con acceso a ambientes de trabajo y salarios dignos, así como garantizar el ejercicio pleno de los derechos laborales.
El bono demográfico, que es la población joven —actualmente es la más alta que ha tenido la región—, debe ser aprovechado por los Estados, para promover inversión que permita insertarla en el mercado laboral y contribuir así al desarrollo, al mismo tiempo que se aliente el respeto al ejercicio de sus derechos, expresó Ana Elena Badilla, asesora regional en Género y Juventud del UNFPA.
En relación a este tema, el documento denominado Consenso de Montevideo acordó garantizar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, sin ningún tipo de discriminación, las oportunidades para tener una vida libre de pobreza y de violencia, la protección y el ejercicio de sus derechos humanos, la disponibilidad de opciones y el acceso a la salud, la educación y la protección social, entre otras prioridades.
En Guatemala, la niñez es víctima inclemente de la violencia en el hogar, donde a diario se conocen hechos que entristecen e impactan a la sociedad, como el asesinato a golpes de pequeñitos, la violación y abusos sexuales cometidos por familiares cercanos, infantes que son maltratados, quemados y golpeados brutalmente, otros que son atacados por delincuentes y donde el delito de trata reporta hasta 16 formas que afectan a esos pequeños.
Y si a eso sumamos la grave situación de desnutrición y el incremento de niñas y adolescentes entre 15 y 19 años que se han embarazado; la participación de niñitos en hechos delictivos graves que incluso han sido “sentenciados a prisión” y todos aquellos que a diario están en primera fila observando “cadáveres” y hechos de violencia, ¿qué juventud tendremos en el país conforme esas criaturas vayan creciendo?
Se hace urgente que las autoridades discutan y pongan en práctica alguna de las recomendaciones formuladas, ya que esos seres humanos que desde temprana edad enfrentan la pobreza, la exclusión y la violencia como la forma “natural” de relacionarnos, son víctimas del sistema. No basta ir a los encuentros internacionales, hacer giras y besar a los niños, son las acciones las que cambian la Historia.
Nuestro bono demográfico está en peligro, viene de un pasado negro, no tiene presente y el futuro no les vislumbra ninguna opción de vida digna. Somos un mal ejemplo de país y de sociedad, ¡Rectifiquemos!
- Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, fallecida en enero de 2018.