La legislatura estatal de California aprobó el pasado miércoles 11 de septiembre de 2019 un proyecto de ley que cambia los criterios para que una empresa pueda clasificar a trabajadores como autónomos, quienes deberán probar tres consideraciones, la llamada «Prueba ABC» (ABC test)). Si no pueden, entonces el trabajador es considerado como un empleado, informa la plataforma de startup angel.co.
Primero, las compañías deben demostrar que «el trabajador está libre del control y la dirección de la entidad contratante en relación con el desempeño del trabajo». En otras palabras, las compañías no pueden administrar a los autónomos de la misma manera que lo harían con los empleados.
En segundo lugar, las empresas deben demostrar que «el trabajador desarrolla un trabajo que está fuera del curso habitual del negocio de la entidad contratante». Esto significa que una empresa como Uber tiene que demostrar que llevar a los usuarios de un lugar a otro está fuera del curso habitual de negocios de la empresa. Uber dijo lo mismo en un comunicado de prensa, afirmando que la compañía es en realidad una «plataforma tecnológica para varios tipos diferentes de mercados digitales».
En tercer lugar, las empresas deben demostrar que «el trabajador está habitualmente comprometido en un comercio, ocupación o negocio establecido independientemente de la misma naturaleza que el trabajo desarrollado». Por ejemplo, un electricista que hace trabajos por contrato para una empresa sigue siendo un autónomo, pero no está claro si las compañías de viajes compartidos o de entrega de comidas podrán superar esta barrera.
La economía colaborativa supone la vertebral de innumerables modelos de negocios de nuevas empresas, de ahí el muy usado lema «Uber for X».
Según esta nueva ley, todos estos autónomos podrían obtener la condición de empleados si las empresas no pueden cumplir con la prueba ABC, lo que aumenta en gran medida los gastos generales de la empresa: compensación de trabajadores, beneficios, implicaciones impositivas: sería una remodelación seria de las finanzas de estas empresas.
Si la ley de California inspira una legislación similar en todo el país, podría dar un duro golpe a toda la economía del concierto, según Bradley Tusk, presidente de Tusk Ventures y primer estratega político de Uber, quien ha declarado a The Verge: «Un efecto dominó [no] es solo posible, sino que está garantizado».