Nuestro compañero y colega, Javier Sánchez-Monge Escardo, ha obtenido el primer premio en la categoría «Gente» en la convocatoria mundial de premios Moscow Foto Awards, premio Oro en la categoría Gente-niños, y plata, en la categoría Medio Ambiente por su denuncia acerca de los efectos del cambio climático en el planeta, y cuyas verdaderas víctimas fotografió; los niños.
Biólogo, filósofo y fotoperiodista, nacido en 1965 en Madrid, ha estado comprometido con las personas y con diversos grupos sociales, desde los refugiados Rohingya, hasta los niños de otros conflictos armados.
Especialmente sensible a los efectos del cambio climático, ha desarrollado este gran trabajo que describe magistralmente con sus imágenes. El título es «Las verdaderas víctimas del cambio climático».
Su obra premiada la describe así:
«Con motivo de exponer de una manera contundente y dramática los terribles efectos del cambio climático, he ido acumulando una serie de imágenes tomadas en diferentes países y que representan la devastación dejada en este orden por; un tifón en Filipinas, sequía en Camboya, un tsunami en Filipinas, tala indiscriminada en Gambia o inundaciones en la frontera de Tailandia y Camboya.
Para paliar el rápido avance del cambio climático, el paso a energías limpias que disminuirían las emisiones de carbono es un paso necesario y urgente, ralentizado por el monopolio y el altísimo beneficio económico que reciben las empresas que operan con combustibles fósiles y otras energías no renovables como la nuclear. La cuestión del cambio climático no es una de opinión, está respaldada por un consenso científico internacional del 97% y la verdadera razón que esconden los llamados “negacionistas” del cambio climático es la de estar económicamente respaldados por la industria de las energías no renovables temerosas de perder su negocio.
El paso energías limpias, como la solar, la eólica, la geotérmica o la originada por las corrientes marinas no sólo es necesario sino que al ser las energías fósiles finitas y por tanto no renovables se hace inevitable, y si no se hace cuanto antes se pone en riesgo la biosfera del planeta.
La clase política actual tiene en sus manos el seguir lucrándose por medio de energías fósiles y poniendo dificultades para quienes quieren salvar el planeta utilizando energías limpias como la solar, o llevar a cabo una de las decisiones más importantes para el futuro de la humanidad, facilitando el tránsito inmediato a energías limpias aunque ello les reporte pérdidas económicas.
Hemos llegado a un punto en que la actuación de la generación política del presente será directamente responsable del futuro de nuestros hijos.»