Sin duda, Argentina es uno de los países mas carnívoros del mundo y con el acuerdo firmado por el gobierno de Macri para la exportaciones de carnes argentinas a los Estados Unidos, la euforia de los asados en Miami ha tomado mayor importancia tanto familiar como comercial.
Cabe destacar que hay más de treinta restaurantes argentinos en el sur de la Florida y que la excelencia y corte de las carnes argentinas se reconoce a nivel internacional.
No es ésta una simple vanagloria, hay algo más profundo en el inconsciente colectivo de la comunidad argentina, tanto la que vive en el país como en el exterior. El asado es parte de la identidad nacional, es la comida típica del argentino y es emblema de “Amistad”. El asado va acompañado del vino. Vino y asado son símbolos de argentinidad. Conservar esa tradición es una manera de mantener las raíces y la historia compartida, especialmente cuando se vive fuera de la patria.
El asado es un ritual que nace allá lejos y hace tiempo, en las salvajes pampas, cuando en 1556 llegaron las primeras vacas al Virreinato del Río de la Plata, sin sospechar que en el siglo XVIII, llegarían a ser mas de 400 000 cabezas de ganado cimarrón. Charles Darwin comentó, cuando anduvo a caballo por aquellos lares, que ya era todo un gaucho, comiendo carne asada y durmiendo a cielo abierto. El jesuita italiano Caetano Cattaneo dejó testimonio en su libro “Las vaquerías” de como el gaucho encendía una fogata y mataba un ternero para comer solo algunos trozos. Poco a poco las vaquitas tuvieron dueños y se alambraron los campos, pero el rito de preparar la carne y asarla quedó en el pueblo, así también lo afirma John Miers en 1818, viendo como faenaban y asaban la carne y cortaban del asador para no perder los jugos.
Juana Manuela Gorriti, salteña famosa, en 1890 nos describe su manera de preparar el “asado argentino”. Costumbre que pasó a la ciudad y se hizo nobleza en los asados domingueros o en los pueblos, festejando algún santo o evento especial, o simplemente para reunirse entre amigos.
Permítanme recordar a mi querido Atahualpa Yupanqui, a quien conocí en México, recitar su bella copla del payador perseguido:
“Con su permiso voy a dentrar
Aunque no soy convidado
Pero en mi pago un asado
No es de naides y es de todos
Yo voy a cantar a mi modo
Después que haya churrasqueado.”
Y churrasqueando nos vemos en los Estados Unidos, en este Campeonato de Asado Argentino, que se llevó a cabo en 2018 y 2019, uniendo al rito de la parrillada el sentimiento nacional, la amistad y el buen vino. En la segunda edición participaron más de 9000 personas, 4500 libras de carne, 9000 choripanes, doce restaurantes y numerosos chef y amateurs parrilleros; se convirtió en un gran festejo en el Parque del Doral, en el Condado de Miami.
Su organizador, el empresario argentino Norberto Spagnaro nos comenta: “Cuando fui a Buenos Aires y vi la enorme acogida del Campeonato de Asado que se realiza en Argentina, pensé en hacer algo parecido en Miami. Conversando con la gente de la Municipalidad coincidimos en que la comida es un fuerte componente de identificación nacional y los sabores son algo arraigado en el hombre. Entonces, volví con la idea de hacer el Campeonato, contamos con asadores profesionales que llegan de todas partes, Argentina, Uruguay, Chile, muchos de Estados Unidos, y se unen a asadores no profesionales pero igualmente conocedores e interesados. Es una gran fiesta de la carne, de los sabores nacionales, de los productos originales que ya comienzan a difundirse en Estados Unidos y es también un gran encuentro de nuestros pueblos, porque participan asadores de toda Latinoamérica.”
Los parrilleros que concursaron eran asadores de restaurantes que se presentaron junto con parrilleros amateurs, que fueron elegidos por el público a través de las redes sociales. Doce parrilleros de Argentina, Uruguay, Brasil y Costa Rica demostraron sus habilidades culinarias y fueron evaluados por un jurado presidido por el chef Ariel Leguiza.
El ganador fue Norberto Filardi, hijo del dueño de la famosa parrilla argentina “Los años Locos”, el premio fue un viaje a Argentina por Aerolíneas Argentinas. El parrillero de Costa Rica Rodrigo Morales Vargas, que viajo especialmente para el concurso, ganó el título honorífico de Parrillero Argentino por su brillante desempeño.
Ana Stollavagli, reconocida periodista argentina comentaba: “Ha tenido mucho apoyo popular y de autoridades, vino gente desde el mediodía hasta casi medianoche, el público degusto platos típicos de la gastronomía argentina y se deleitó con espectáculos musicales de tango y folklore nacional, fue una verdadera fiesta de la gastronomía y productos nacionales”.
Uno de los parrilleros aficionados me confesaba que hay tantas técnicas para asar como asadores, y que es algo muy individual, pero que hay un consenso con respecto a los cuatro tipos de asado clásicos, hay también muchas variantes que no siempre son aceptadas por el asador criollo tradicional. Lo que es indiscutible es la fuerte raigambre del asado consustanciado con la identidad argentina, con su esencia primaria. Los hombres del campo, el ganado, la Pampa, el ombú, la estancia, la guitarra, el vino y el rito de la preparación de la carne para llegar a la gran fiesta que es la parrillada. Fiesta de encuentro y la amistad, de la unión familiar y ahora, en Estados Unidos, fiesta del sentir nacional.
Ojalá, algún gaucho trasplantado en Europa cultive el arte parrillero y funde el Campeonato del Asado Argentino en España y si no ….están todos invitados, parrilleros y aficionados, al próximo Campeonato del Asado Argentino, en Miami, en este 2020, que tiene olor a churrasquito sabroso.