Dos películas más completan el panorama muy latino de esta 50 edición de la Quincena de realizadores de Cannes: “El moto arrebatador” del argentino Agustín Toscano, y “Carmen y Lola” de la española Arantxa Echevarría, ambas de buena factura.
Un ladrón de la moto en Tucumán
Agustín Toscano se dio a conocer en Cannes 2013 con “Los dueños” en la Semana de la crítica, película codirigida con su amigo y cómplice Ezequiel Radusky. “El motoarrebatador” es ahora su segundo largometraje, pero de hecho su primera obra dirigida en solitario.
Su protagonista, Miguel, es un joven en una barriada pobre de la periferia de Tucumán, en el norte de Argentina, que vive del robo al tirón, en ruptura con su padre y separado de la madre de su hijo. Miguel conduce la moto, mientras su cómplice arrebata violentamente el bolso a sus víctimas.
El punto de partida del relato es pues uno de esos robos, en el que resulta gravemente herida Elena, una señora mayor que trabaja como sirvienta. Miguel, quien se ocupa de vez en cuando de su hijo pequeño se siente culpabilizado y decide ayudar a la vieja en el hospital, que ha perdido la memoria a causa de la agresión.
Se instala así una ambigua, mentirosa e interesada relación entre Miguel y Elena, dos personajes que viven en la soledad y que se van a sostener mutuamente, pues Miguel se aloja en su casa y se hace pasar por su sobrino.
Con un buen reparto de actores opta Toscano por un tratamiento neorrealista, sin caer en el miserabilismo. El tema de la culpabilidad, de la maternidad y la paternidad a través de esos dos perdedores, se apoya aquí en el contexto de la situación social vivida en Tucumán en 2013, durante una huelga de la Policía nacional por aumentos salariales, que permitió el saqueo de numerosos almacenes y casas particulares por la población más necesitada.
Historia de amor lésbico en la comunidad gitana
“Carmen y Lola” de la bilbaína Arantxa Echevarría es su primer largometraje de ficción, tras una larga experiencia como guionista, directora y productora de cine y televisión y la realización de cinco cortometrajes y dos documentales.
El desafío del guion es importante pues se trata de una historia de amor lésbico entre dos jóvenes gitanas de 16 y 17 años de edad. Un verdadero tabú en la muy tradicionalista comunidad gitana, que ha planteado de entrada bastantes complicaciones a la producción.
La idea del guion se apoya en un hecho acaecido en Granada en 2009, la boda de dos mujeres gitanas, que decidieron dar el paso para legalizar su unión, aunque manteniendo el anonimato ante la prensa.
La primera dificultad fue obtener documentación sobre relaciones homosexuales en la comunidad gitana, pues el tabú y el silencio es total. Solo a través de internet y de forma anónima, algunos testimonios alimentaron la escritura del guion.
Tampoco fue fácil encontrar a las protagonistas gitanas que aceptaran participar en la película. “Por suerte, aunque la comunidad gitana es muy machista y patriarcal, hay también jóvenes gitanos que quieren que las cosas cambien, y así llegamos a Zaire Romero y Rosy Rodriguez, quienes interpretan los papeles de Lola y Carmen respectivamente. La película se rodó en el seno de una comunidad gitana en Madrid, con no actores, a excepción de Carolina Yuste, veterana actriz de teatro, que hace el papel de Paqui.
Echevarría rueda con sobriedad y rigor la vida en esa comunidad gitana, sus ritos religiosos y sus tradiciones y prejuicios machistas, y como el encuentro de las dos jóvenes va a provocar un verdadero drama en sus respectivas familias. La relación amorosa lésbica entre las chicas está filmada con sensualidad y mucho pudor y conduce a su huida y liberación.
Si la historia transcurre en una comunidad gitana, el tema de la opresión de la mujer que evoca la película tiene lectura universal y sobre todo nacional, en nuestra España patriarcal en donde la actualidad muy reciente con el escándalo de “la manada”, nos ha mostrado que hay todavía jueces que no consideran la violación como crimen. Jueces tan oscurantistas y retrógrados como los padres de Lola en esta ficción.