Carta al padre: volver a recordarle para decirle adiós

Con el título kafkiano de Carta al padre, enfrenta el poeta Jesús Aguado (Sevilla, 1961) las difíciles relaciones entre padres e hijos que impregnan su nuevo libro, que ha sido editado por la colección Vandalia de la Fundación José Manuel Lara.

portada-carta-al-padre Carta al padre: volver a recordarle para decirle adiós
Portada de «Carta al padre», de Jesús Aguado.

Estamos ante la revisión dolorosa pero liberadora, necesaria y fructífera, de unas relaciones siempre complejas y siempre dispuestas a ser revisadas. Para escribir este libro, mitad poesía, mitad prosa poética, Jesús Aguado necesitó escribir antes dos libros a su propio hijo, uno infantil y otro no tanto.

Cuenta el autor de «Carta al padre» cómo asistió a la agonía y muerte de su padre sin poder «todavía» mirarlo de frente, diciéndole adiós sólo a través de los objetos que le rodeaban (una lámpara, una silla, un rayo de luz en la ventana del cuarto), antes de atreverse a ponerse delante de él, en su intimidatoria presencia. Quería acompañarlo en la muerte y aprender de ese proceso.

Particularmente duro es el poema en prosa que empieza «Aunque los perros te aterrorizaban» (pág. 44), y otro mucho más saludable, aunque igualmente duro «Quiero recordarte para olvidarte mejor» (pág. 13), lo que prueba que una revisión de la relación paterno filial, por muy bien que se haga, no siempre llega a buen puerto.

Por consiguiente, en Carta al padre, no hay un intento de reconciliación ni de perdón, ya que para el poeta «una época no justifica un comportamiento», pero cree evidente que «si antes era yo quien me escondía detrás de mis metáforas, aquí son mis metáforas las que se esconden de mí».

Tampoco es un ajuste de cuentas: «sólo quería asumir su presencia y que deje de marcarme (su ausencia) como me ha marcado. Porque toda mi obra anterior, particularmente El fugitivo, ha sido en el fondo una larga carta a mi padre».

Influenciado por su estancia en Benarés, cree Jesús Aguado que este libro no es un entierro sino en todo caso una incineración, como en La India, donde las cenizas de los muertos se las lleva el viento y todo queda limpio. Pero alguien le recuerda: -Honrarás a tu padre, dice un mandamiento cristiano. -Yo lo he honrado con mi libro -responde el poeta.

Fruto de su contagio con la filosofía oriental es también su concepción no lineal del tiempo, por lo cual en el libro los tiempos se mezclan y a veces se superponen, y las personas del verbo fluctúan entre la primera y la segunda (desdoblamiento).

«Carta al padre» consta de cuatro partes: dos en prosa poética y dos formadas por poemas. Tanto las escritas en prosa como las que están en verso son muy fáciles de leer en voz alta, «muy respirables», y todas buscan desentrañar los misterios de la paternidad y la figura intimidatoria del padre sin intentar abarcarla ni mucho menos comprenderla, ya que se trata de universos -el de él y el del padre- totalmente distintos.

Jesús Aguado (Sevilla,1961) es autor, entre otros, de los siguientes libros: ‘Los amores imposibles’ (Premio Hiperión, 1990), ‘Libro de homenajes’ (1993), ‘El fugitivo’ (1998), ‘Los poemas de Vikram Babu’ (2000), ‘Lo que dices de mí’ (2002), ‘Heridas’ (2004), ‘La astucia del vacío. Cuadernos de Benarés: 1987-2004’ (2010), ‘Mendigo’ (2008), ‘El fugitivo. Poesía reunida’ (2011) y ‘La insomne. Antología esencial’ (2013). Ha vivido en Sevilla, Málaga, Benarés (India) y actualmente lo hace en Barcelona. Es crítico, traductor, conductor de talleres literarios y coordinador de distintas colecciones de poesía.

  • Título: Carta al padre
    Autor: Jesús Aguado
    Colección Vandalia
    ISBN: 97884-15673187
    11’90 euros
Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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