El cartero de las noches blancas: un cuento de invierno y vodka

El cartero de las noches blancas cuenta una historia basada en la vida real de los habitantes de un pueblo, los cuales se interpretan a sí mismos en la película.
Una aldea rusa suspendida en el tiempo en medio de la taiga, aquel paisaje de coníferas que traían las enciclopedias y los libros de texto, con sus habitantes, sus vidas monótonas y envejecidas, sin relevo generacional posible, nadie quiere ir a vivir allí.

El_cartero_de_las_noches_blancas El cartero de las noches blancas: un cuento de invierno y vodkaLa aldea está situada al Norte de Rusia en plena carrera espacial, al lado de la base de lanzamiento y en medio de un lago, el Kenozero. Separados del mundo exterior, unidos sólo por una lancha que conecta el poblado con la Rusia Continental, los habitantes de Kenozero viven de la misma manera en que lo hacían sus antepasados durante siglos. Es una comunidad pequeña donde todos se conocen.

El paisaje es de una belleza tal que hace falta el vodka para soportarla. Belleza en estado puro y desolación discurren parejas, paliadas apenas por el humanismo de un cartero exalcohólico que es mucho más que un cartero y que, al mismo tiempo, apenas lleva ya cartas. A través de su mirada, veremos el paisaje y todo lo que ocurre con sus gentes.

El propio cartero, llamado Liokha (Aleksey Tryaptisyn), lucha cada día a solas contra el vodka, sobre todo al dormir y al levantarse, apoyado en su oficio de cartero. Consiguió quitarse de la bebida hace dos años después de perder familia y salud, ahora se apaña solo como puede en su cabaña de troncos donde un gato gris se le aparece hasta que parpadea. Entonces se va.

La naturaleza en estado puro obliga a dejar al desnudo unos sentimientos arrasados por la inabarcable soledad. En esta desnudez, surgen diálogos que son monólogos anodinos en apariencia pero llenos de chispa y carga existencial, como éste en que dos antiguos bebedores se comprenden. Liokha lo ha dejado, el otro no: -¿Qué tal estás? -pregunta Liokha. -Es un día duro (Silencio). Anoche bebí demasiado (Silencio). No dejé nada para esta mañana (Silencio).

El caso de la viejecilla que insta a Liocka a entrar en su casa («Entra, entra, entra te digo»), él se niega porque tiene prisa o está harto, y al día siguiente asistimos a su entierro, es paradigmático no sólo de allí.

Belleza y desolación juntas en una atmósfera de ensueño que, sin embargo, estremece de puro real. Es reveladora la escena en que el cartero le enseña al niño recién llegado a la aldea el rincón del lago donde vive la bruja niña. La sugestión es tal que el niño, aterrado, desea con todas sus fuerzas salir de allí y, al mismo tiempo, llorará queriendo prolongar esa experiencia aterradora.

La presencia en la aldea del niño y de su madre ha alegrado como un paréntesis la vida del cartero y ha ensombrecido la de los demás al prohibirles la pesca con red, cosa que sí permite a los militares de la base. Ella no tiene escrúpulos ni se avergüenza, quiere el traslado a la ciudad. Es una antigua compañera de clase de Liokha que se ha quedado viuda y ha vuelto con su hijo para vender la casa familiar.

Su presencia en la aldea hace ilusionarse a Liocka que siempre albergó por ella una cándida llama, pero ella ni lo considera. El hijo, sin embargo, que resulta ser un niño muy sensible, ha empatizado con el cartero y no duda en engañar a su madre para irse con él en sus expediciones en lancha por el lago, o a la ciudad. El trato con Liocka le hace preguntarse sobre las absurdas contradicciones de los adultos ante los peligros del tabaco que lee en la cajetilla: ¿Y tú por qué fumas? o ¿Qué es dejar impotente?

Cuando la madre consiga el traslado a la ciudad, se desvanecerá esta esperanza en Liocka, pero habrá de esforzarse por encontrar otras.

Inspirada en Bresson y Chéjov, la película narra el desconcierto de los autóctonos ante un mundo que no se parece en nada al de su juventud. ¿Son marcianos, están en la Luna?

Sin embargo, cuando le roban el motor de la lancha a Liocka, se descubren los mismos recelos y vicios que en la Luna si el hombre llegara a habitarla. No se sabe si el villano ha sido un malnacido o una víctima del vodka que necesita ser rescatado por él pagando su precio.

https://youtu.be/6Ee6XakuaSE

Este drama ha sido dirigido y escrito por Andrey Konchalovskiy (La Odisea, Tango y Cash) y ha obtenido el León de plata al mejor director asi como el Premio Drop Green en el Festival de venecia 2014 y el Lady Hanimaguara de plata en el último Festival de Canarias.

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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