Cauce de la desolación

¿Puede un poeta, un crítico literario, convertirse de pronto en novelista?

¿Puede alumbrar, con éxito, un relato de cerca de 500 páginas para trasladarnos sus inquietudes vitales y morales?

Pues la respuesta es claramente un sí. Miguel Galanes, (Daimiel, Ciudad Real, 1951) lo demuestra con creces en esta novela, Cauce de la desolación, que presentó
antes del verano y que yo no he podido leer hasta fechas muy recientes.

cauces-desolacion-ediciones-cg Cauce de la desolaciónEl libro es una ambiciosa construcción en torno a la degradación ambiental, social y humana de unas tierras que el autor conoce muy bien pues son las de su infancia y juventud, las que rodean las Tablas de Daimiel y las enormes transformaciones sociales que han sufrido en los últimos 60 años como consecuencia de la sobreexplotación hídrica y los cambios en el uso de la tierra.

Como señaló en la presentación del libro en Puertollano Eduardo Egido, “la principal protagonista del libro es la Naturaleza, en defensa del equilibrio natural en la zona de los humedales de las Tablas de Daimiel; el libro se convierte así en una reivindicación de la vida rural, en un compromiso moral y cívico por alertar y remover conciencias contra lo aparentemente inevitable”.

Miguel Galanes, poeta, crítico literario y profesor de Lengua y Literatura hasta el curso pasado, confiesa que la redacción de este libro le ha llevado los últimos doce años. En todo ese tiempo, reconoce haber desarrollado un compromiso moral y ético para su preparación, escuchando a muchos vecinos de la zona y recopilando muy variada información, la cual después ha expresado a su manera, “mezclando realidad y ficción, verdades y mentiras y así analizar la realidad misma, sin juzgarla, bajo mi consciencia y voluntad moral”.

Asimismo, reconoció que “en cada uno de los personajes de Cauce de la desolación hay algo de mí, como en ellos también hay parte de mi persona”. La novela transcurre desde los años 40 del siglo pasado hasta la actualidad a través de tres generaciones, como reflejo de las sociedades que representan cada una, “por lo que los lectores se sentirán identificados con todos y con ninguno”.

La Naturaleza tiene un papel muy importante a lo largo de todo el relato (sequías, tormentas, vendavales, fríos y calores extremos, etc.) pero el autor es consciente de que el verdadero daño lo causan los seres humanos con sus actuaciones o con su pasividad. Y así nos habla de los diversos agentes sociales que habitan en la zona: grandes propietarios, muy favorecidos por una política basada en las subvenciones; pequeños labradores con poca tierra, en una situación muy diferente a los anteriores, y ganaderos, que son probablemente quienes más han sufrido los cambios sociales de las décadas narradas y quienes mayor presencia tienen en el libro.

Otra virtud que han destacado cuantos conocen la obra es la riqueza lingüística y de vocabulario que presenta. Las palabras, giros y expresiones vinculadas al campo pero también a la vida rural en general, lo que podríamos considerar ‘mancheguismos’, la mayor parte de ellos en auténtico peligro de extinción y que Galanes recrea aquí con gran conocimiento directo y con evidente soltura.

El libro se configura como un relato colectivo en el que diversos personajes de tres generaciones sucesivas van desgranando su lucha con la vida y con la tierra. El escritor madrileño Juan van Halen, quien presentó la novela en el Café Comercial de Madrid, afirmó en dicho acto: “Miguel Galanes sabe de lo que escribe y lo escribe muy bien. La tensión narrativa se mantiene, los personajes están vivos, no son de cartón piedra, y lo que nos cuentan tiene el sentido de lo vivido”.

Un enorme trabajo literario y social, pues, que nos habla de una parte importante de nuestra vida, de nuestra historia reciente, y que configura uno de los pilares más sólidos de la nueva narrativa castellano-manchega.

  • Miguel Galanes
  • Cauce de la desolación
  • Ediciones C&G;
  • Puertollano, 2017;
  • 494 pags.

 

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