El trabajo científico realizado por las científicas Ines Schreiver y Julie Villanova ha sido publicado en la revista Scientific Reports y en él se demuestra la afectación del sistema inmunológico en las personas que tienen tatuajes.
El estudio revela que los pigmentos que componen la tinta de los tatuajes viajan dentro del cuerpo en forma de micro y nanopartículas, y alcanzan los ganglios linfáticos del sistema inmunológico. La Comisión Europea recalca también el peligro que suponen muchos colorantes, y por ello da cuenta de ellos a través de la publicación de un informe denominado Tatuajes seguros y maquillaje permanente: conclusiones finales.
“Ya sabíamos que los pigmentos de los tatuajes viajan a los ganglios linfáticos debido a la evidencia visual: los ganglios se tiñen con el color del tatuaje», explica Bernhard Hesse, uno de los primeros autores del estudio. «Es la respuesta del cuerpo para limpiar el área tatuada. Lo que no sabemos es que lo hacen en una forma nano, lo que implica que no pueden tener el mismo comportamiento que las partículas en un nivel micro. Y ese es el problema: no sabemos cómo reaccionan las nanopartículas“.
La mayor parte de las tintas que se utilizan para los tatuajes contiene pigmentos orgánicos y conservantes, contaminantes tales como el niquel, el cromo, el manganeso o el cobalto. El negro se compone de hidrocarburos aromáticos policíclicos, un compuesto que produce cáncer. En el estudio se demuestra que cualquiera de los pigmentos inoculados en la piel produce una alteración en las proteínas de la membrana de las células que lo rodean, aunque este efecto no se ha comprobado en los nódulos linfáticos.
La migración, así como el depósito a largo plazo de elementos tóxicos y pigmentos del tatuaje, pueden conducir a la ampliación crónica de los ganglios linfáticos, así como a la alteración de las biomoléculas ligadas a las adversidades cutáneas de tatuarse. En el trabajo se ha considerado que las tintas producen efectos secundarios en el paciente, además del retraso en la cicatrización, inflamación de la piel y prurito. Por otra parte, los tatuajes no permiten que exista un sistema de sudoración normal, y ésto produce anomalías en el individuo tatuado.
Cuanto mayor número de tatuajes se tenga, mayor será el número de partículas que se acumulen en los nódulos linfáticos, asegura Ines Schereiver, investigadora del Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos.