Que el Museo del Prado de Madrid es una de las pinacotecas más importante del mundo es algo por todos conocido al tiempo que aceptado. Prueba de ello son los millones de personas que lo visitan, guiados por el fervor artístico y la admiración de esas personas provenientes del todo el mundo.
Pero tal vez lo que muchos ignoren, y puede ser interesante conocer, es que muy cerca de las obras de maestros como Rubens, Murillo, Goya, Zurbarán, El Greco o Velázquez, entre otros muchos, también existen unos pintores, hombres y mujeres que están al pie del cañón, pintando pacientemente, día a día, año tras año, unas copias que en ocasiones pudieran pasar perfectamente por auténticos originales.
Son los llamados Copistas del Museo del Prado, y afortunadamente existen hoy en día, de carne y hueso, habitando entre nosotros. He tenido la oportunidad de conocer algunas de sus obras en la exposición Copistas del Museo del Prado en Tres Cantos, que permanecerá abierta en dicha ciudad madrileña hasta el próximo 15 de mayo.
De no haber sido advertido de antemano por el nombre de la exposición, cualquier visitante podría tomar las obras expuestas por las originales salidas de los pinceles de los maestros históricos que tanto hicieron por el arte a través de los siglos. Cuesta creer, viéndolas de cerca, que puedan tratarse de copias hechas en nuestros días, un tiempo al parecer donde las redes sociales parecen ser lo único que cuenta.
Como asegura en la presentación de la exposición Bernardo Pajares Duro, técnico responsable de la Oficina de Copias del Museo del Prado, “Como los vaciados de escultura antiguas para los alumnos de las academias, los cuadros del Museo del Prado han servido desde hace dos siglos, desde los orígenes mismo del Museo, de modelos para los pintores contemporáneos…”. Que se lo digan a los copistas, algunos de los cuales llevan más de medio en la brecha…
Y entre esos pintores, los llamados copistas, están nombres como Antonio Ramírez Ríos, quien empezó a pintar con quince años y ha permanecido sesenta y siete dándole a los pinceles en la gran pinacoteca madrileña. Está considerado el decano de los copistas, habiendo recibido en el año 2011 la medalla al Mérito en el Trabajo. ¿Alguien se puede imaginar a una persona pintando sesenta y siete años, metido en el museo?…
Nieves Díaz Pascual, por su parte, fue una apasionada de los clásicos desde muy pequeña, al tiempo que coetánea de María Mira y Macarrón. Fue retratista, pero sobre todo copista, habiendo hecho de este arte su profesión, de la que logró vivir durante cuarenta años, y falleciendo en 2015 a los noventa y siete…
Román Blázquez García, por su parte, dice sobre sí mismo: “Soy artista. Me resulta entrañable pintar rodeado de genios en el Museo del Prado”. Nacido el pintor en el año 1966, se dedica desde los dieciocho años a ser copista, por lo que lleva unos treinta metido en el oficio, permaneciendo actualmente en activo y logrando vivir de ello.
Licenciada en Bellas Artes, Ana Gulias Velázquez se quedó fascinada por la figura del copista en una visita con el colegio al Museo del Prado, ya que para ella, copiar significa crecer a nivel técnico. “En cada cuadro que pinto –afirma-, me nutro del estilo y de la técnica de cada maestro”…
Son solamente algunos nombre de los copistas que pueden conocerse en esta magnífica exposición tricantina. Junto a ellos, otros como los de José Luis Pérez Santiago o Almudena López de Ochoa y varios más. Auténticos artistas de nuestros días que han hecho de los copia de los clásicos una forma de expresarse, creando arte por partida doble, e incluso algunos lograr vivir de ello…