Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha alertado sobre la posibilidad de que la epidemia COVID-19 termine convirtiéndose en pandemia ante los brotes de la enfermedad fuera de la zona de China.
Este factor está desencadenando una alarma social y, por ello, una serie de noticias falsas (fake news) que no se justifican con la situación actual, dado que la propagación a nivel mundial aún está contenida y no se habla de muertes a gran escala.
La diferencia entre pandemia y epidemia radica en que la primera es una epidemia que cruza las fronteras internacionales y llega a todos los continentes, especialmente por el impacto que tiene en toda la sociedad, (en este momento no se ajusta a la realidad esta información, pero no hay que descartar que pudiera serlo en un momento dado si se agrava y debutan casos en varios países), frente a una epidemia que tiene lugar cuando una enfermedad o un comportamiento específico relacionado con la salud se da en una o varias zonas a la vez dentro de un área. Esto inicialmente es lo que ha sucedido en China. La expansión dentro la zona de Wuhan ahora llega a varias áreas dentro del propio continente.
Evitar una posible pandemia sugiere que los países deben evitar los contagios y, por tanto, optar por evitar concentraciones en conciertos, actos públicos, manifestaciones, eventos, etc. que puedan dar lugar a otras situaciones que comporten el agravamiento de enfermedades crónicas. Actualmente, los muertos por coronavirus eran pacientes graves y/o crónicos que tenían enfermedades agudas que han empeorado porque el virus ha atacado a sus defensas.
Para evitar una propagación de esta enfermedad, cuando se vaya a estar en lugares en donde exista alguna posibilidad de contagio, la OMS recomienda el uso de mascarillas FFP2 para evitar la propagación del virus. Dichas mascarillas son protecciones respiratorias de autofiltrado que se emplean en la industria metalúrgica, en construcción y en minería, dado que evitan inhalar contaminantes.
No sirven las mascarillas normales que se venden de papel porque los agentes patógenos llegarían en todo caso.
Las recomendadas permiten evitar las bacterias, hongos, moho y los virus, al mantener las vías respiratorias a salvo. Si existen brotes de otras enfermedades tales como la varicela, el síndrome agudo respiratorio o el sarampión, se recomienda que los cuidadores de esos pacientes las lleven para evitar riesgos innecesarios.
En España actualmente hay registrados tres casos.
Actualmente se pueden seguir viendo los casos en directo en el mapa interactivo que cede el Johns Hopkins CSSE.