«Es tema sobre el que no quiero opinar, porque se trata de un asunto amoroso» dijo López Obrador en una de sus recientes conferencias mañaneras, sobre el soborno de 130.000 dólares pagados por el abogado de Trump, Michael Cohen, a la actriz porno Stormy Daniels.
Y registrado fraudulentamente, como «gastos legales» de su campaña por la presidencia de 2016.
Es una lástima para el expresidente gringo que el Gran Jurado de Manhattan no comparta la apreciación de AMLO y haya votado porque deba comparecer este martes 4 de abril 2023 en calidad de imputado ante un juez.
Para protegerse de estas y otras acusaciones penales, Trump anunció que competirá por la nominación republicana para ser nuevamente candidato de ese partido en las elecciones presidenciales de 2024.
Fue en vano, porque es investigado por al menos otras cuatro ilegalidades de carácter criminal.
Incluidos los trescientos documentos clasificados que retiró de la Casa Blanca al concluir su mandato en enero de 2021 y hallaron agentes del FBI el pasado agosto en su mansión de Mar-a-Lago (Florida).
Y su posible implicación en el asalto al Capitolio protagonizado por sus simpatizantes el 6 de enero de 2021, tras semanas de haberlos azuzado declarando que las elecciones en las que triunfó Biden fueron fraudulentas.
Por lo pronto, aunque los cargos específicos aún no se conocen, Trump y sus abogados debieron viajar de Florida a Manhattan para presentarse este martes 4, al juzgado donde será fichado como cualquier criminal al tomarle foto y huellas digitales.
Tendrá protección del Servicio Secreto, se especula que no será esposado y es casi seguro que será liberado el mismo día.
Cohen, quien fue ya sometido a un juicio y condenado a prisión, aseguró que hizo los pagos secretos a Daniels y a la exmodelo de Playboy Karen McDougal, con quien también mantuvo una relación sexual, por ordenes de Trump.
Su jefe lo ha negado, calificando la situación como «histérica cacería de brujas con tintes políticos que solo dejará a Estados Unidos destrucción y muerte» y asegura que nunca como ahora, ha tenido tanto amor y apoyo.
Y Daniels declaró que está al mismo tiempo «orgullosa y asustada» y contenta de saber que su acusación servirá, para que se le juzgue por otras cuestiones.
Sea lo que resulte, el «asunto amoroso» sobre el que AMLO no quiso opinar mostrando así su cobardía ante Trump, sacudirá la carrera presidencial de 2024 y lo marcará para siempre como el primer presidente estadounidense en enfrentar cargos criminales.
Pobre AMLO, porque cada vez se muestra más chiflado y últimamente no da una.
Se carcajeó tras anunciar la muerte de los migrantes encerrados con candado en las instalaciones de migración bajo su cuidado.
Y en su visita a Ciudad Juárez fue interceptado por migrantes a los que no quiso escuchar y le gritaron asesino.
Acusó a los medios de amarillismo por dar detalles de la tragedia y ha lanzado bofetones a funcionarios y legisladores estadounidenses que aseguran que hay regiones mexicanas en manos del crimen organizado y los responsabilizó de no fomentar valores en los jóvenes gringos.
Igual de furioso y resentido, está su amigo Trump; porque la acusación del jurado investigador en su contra, es un avance extraordinario después de años de inspeccionar sus tratos comerciales, políticos y personales.
Y ahora que la histórica barrera de no procesar a los expresidentes ha sido rota, nadie puede asegurar qué pasará.
Entre los asuntos que más preocupan a sus abogados y familia, están las grabaciones demandando a funcionarios y ayudantes encontrar votos donde fuera para ganarle a Biden.
Y los cargos por el manejo ilegal o cuando menos no claro, de sus negocios y pago de impuestos; que han sido investigados desde la década de los años setenta y de los que siempre ha escapado.
Pero como Trump no cambia, ha aprovechado la situación para pedir a sus partidarios que «protesten pacíficamente» por la acusación y solicitarles dinero para pagar los gastos legales de su defensa.
Y sus abogados confían en que si sale bien de este primer juicio, adquiera anticuerpos políticos para lo que siga.
«La acusación de hoy no es el final de este capítulo; sino más bien, sólo el comienzo», dice un cable de la AP, porque Trump enfrenta hasta treinta cargos, uno de ellos por un delito grave como es la falsificación de registros empresariales que un jurado de Nueva York presentó en su contra.
Pero cualquier acusación o condena no impediría que se postule para presidente; porque tener antecedentes penales limpios no es requisito establecido por la Constitución gringa para ser candidato o presidente.