Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descubierto un tipo de linfocitos que permiten activar una respuesta capaz de destruir varios tipos de tumores.
Este hallazgo corresponde al equipo que dirige Esteban Veiga del Centro Nacional de Biotecnología y ha sido publicado en la revista Nature Communications. Se ha demostrado que las células del sistema inmune, conocidas como linfocitos T CD4 + en contra de los dogmas de la inmunología, son capaces de capturar, destruir bacterias pero ahora también se sabe que pueden comportarse como células presentadoras de antígenos que activan de forma potente otros linfocitos, y por ello, tienen el potencial de destruir varios tumores.
“Con este trabajo, no solamente hemos descrito una nueva función de los linfocitos, sino que hemos encontrado una nueva forma de darle uso a este descubrimiento. Hemos demostrado que podría ser útil en la lucha contra el cáncer. Vamos a seguir trabajando en este proyecto para, algún día, intentar convertirlo en realidad”, sostiene Veiga.
Los linfocitos T CD8 + para realizar esta función antitumoral tienen que ser previamente activados y deben resistir el ambiente hostil que generan los tumores sólidos.
“Hasta ahora se pensaba que la tarea de activar a los linfocitos T CD8+ era llevada a cabo casi exclusivamente por un tipo de células presentadoras de antígenos, conocidas como células dendríticas”, añade Veiga.
Si este estudio se aplicase a la práctica clínica, Veiga comenta “usando un modelo de melanoma agresivo de ratón, hemos demostrado que podemos emplear estos linfocitos T CD4+P (que capturaron bacterias modificadas genéticamente para expresar un antígeno tumoral) para proteger de forma muy eficaz contra la formación de los tumores».
Como los linfocitos T CD8 + se activan por el contacto de los linfocitos T CD4 +P acaban siendo linfocitos de memoria central y se expresan en cantidades muy bajas de PD-1. En las inmunoterapias contra el cáncer más exitosas de los últimos años se ha encontrado que el uso de los anticuerpos contra PD-1 puede generar nuevas estrategias de tratamiento.