La construcción en Roma de una línea de metro, la línea C, tercera de la red que atraviesa el subsuelo y que debe pasar por debajo del Coliseo, lleva diez años parada no solo por el riesgo que representa para el monumento sino también a causa de los tesoros arqueológicos que siguen apareciendo en cuanto se excava.
“La ventaja –escribe Jean-François Lison en el digital Culturebox, que se ocupa periódicamente de este asunto- es que las estaciones del metro exhiben los objetos descubiertos lo que las convierte en auténticos museos abierto a todos los públicos».
En el exterior, por encima de la obra de la línea C –que atraviesa la ciudad de este a oeste, de momento con una extensión de 19 kilómetros, que deberían convertirse en 25,6 al concluir- una basílica se encuentra protegida por contrafuertes metálicos para evitar que las vibraciones provoquen su derrumbamiento.
Y ya en el interior, en la obra cavada a treinta metros de profundidad, que se inició en 2007 y cuya finalización estaba prevista para 2020 (un plazo que evidentemente no se va a cumplir), en la que trabajan conjuntamente obreros y arqueólogos, en marzo del año pasado apareció un pequeño cuartel cerca de un domus, villa relativamente lujosa de la época del emperador Marco Aurelio (siglo III de nuestra era, tercer emperador hispano y último de los “emperadores buenos”, de padre cordobés), que perteneció a un comandante del puesto militar: “Nunca imaginamos que encontraríamos una casa con un patio central, en el que hay una fuente, al que dan una quincena de habitaciones”, según declaraciones de la arqueóloga jefa, Simona Morreta, al New York Times.
En 2016 apareció otro campamento militar cerca de la futura estación Amba Aradam (nombre de un monte etíope y referencia a una victoria militar italiana de 1936, en la guerra de Etiopía), con 39 habitaciones que dan a un corredor, que habitaron soldados del reinado del emperador Adriano (76-138, segundo emperador hispánico, nacido probablemente en Itálica, Sevilla).
Antes, recién iniciadas las obras en 2008, aparecieron una taberna y algunas casas medievales, así como un hogar que contenía los huesos carbonizados de un perro.
[…] El retraso de años se debe, corrupción aparte, a que la tuneladora se topa cada pocos centímetros con los restos de la Antigua Roma. El año pasado los supervisores arquelógicos de la obra tuvieron que ir al Panteón a rezar a todos los dioses para que no se tambaleara el Coliseo con las vibraciones, pues la tuneladora pasó a solo 13 metros del anfiteatro. Y en esas andan, tal como contaba en febrero de 2019 Mercedes Arancibia en un interesante artículo publicado en Periodistas en español.com. […]