La pequeña ciudad holandesa de Dordrecht, de apenas 120 000 habitantes, poco a poco, aspira a convertirse en ser conocida como ciudad del ajedrez por su vinculación al noble juego.
Su relación no solo se basa en la existencia de dos clubes locales, Dordrecht –fundado en 1888 cumple 130 años- y el más reciente creado en 1983, ‘De Willige Dame’ (La dama complaciente o satisfecha, en español) o en los dos torneos anuales que se disputan en la localidad.
Se trata de un fenómeno social, las personas mayores juegan tanto en bibliotecas y residencias como en centros comunitarios. La juventud también lo practica en las escuelas (en Holanda más de 40 000 niños juegan habitualmente en los centros escolares). Ahora, y desde el pasado septiembre de 2018, se suma un amplio espacio al aire libre, un tablero gigante en la plaza principal, Scheffersplein, auspiciado por el Ayuntamiento así como por los restauradores y comerciantes que rodean el centro de la villa.
El tablero se ubica junto a la estatua del pintor Ary Scheffer (1795-1858) nacido en la localidad y cuyo legado se conserva en el Museo local, aunque también en el Museo de la Vida Romántica de París.
El torneo de ajedrez Pank Hoogendoorn (1922-1999) de la localidad cumplirá este año trece ediciones. Está dedicado al mayor ajedrecista local que participó en el campeonato holandés de 1965. Tras desplazarse en tren a La Haya, consiguió 2,5 puntos sobre 11. Previamente se había dedicado a sus labores en la dirección de una escuela local, actividad que ejerció toda su vida, desde 1947 cuando fue destinado a la localidad.
No fue profesional pero eso no lo impidió ganar torneos como el ‘Open Dutch Championship’ en 1961 y 1963 así como el de Zevenbergen, y llegar a ganar al campeón mundial Mijail Botvinnik (1911-1995) en un torneo en 1963. También impartió clases de ajedrez.
Vinculados con la localidad también se encuentran dos trebejistas neerlandeses: el periodista Gerard Bons y un veterano jugador, Pierre Smeets.
En Holanda siempre ha existido una gran tradición por el ajedrez, no hay que olvidar a Max Euwe (1901-1981), campeón del mundo de 1935 a 1937 quien, posteriormente, de 1970 a 1980 presidió la federación internacional, FIDE.
Actualmente un español, Jesús Medina Molina, de 47 años, residente en el barrio de Vleuten, Utrecht, promueve desde el año pasado la creación de tableros de ajedrez en espacios públicos de todas las localidades holandesas iniciando su periplo el pasado en marzo en su propia localidad. Ha escrito a más de setenta municipios holandeses contando con el apoyo del campeón local y gran maestro más joven del país, Jorden van Foreest, de diecinueve años, quien ganó el campeonato nacional en 2016.
Además Holanda es el único país que cuenta con dos Museos del Ajedrez, uno más conocido en Ámsterdam y otro en Rotterdam, dedicado únicamente a piezas. En esta última localidad portuaria existen 21 espacios públicos donde se puede jugar.
También se disputa el importante torneo internacional de Tata Steel –antes torneo Corus- desde 1938 en lo que supone un auténtico festival para los seguidores de los 64 escaques. Más de once jugadores del club Dordrecht participaron este año. Como curiosidad, alberga desde 1990 un campeonato para periodistas que se dedican al ajedrez en Holanda llegando a alcanzar hasta los 32 jugadores.
Como detalle final, citar al equipo de fútbol de Dordrecht, -fundado en 1883- llamado ‘Los Carneros’ (debido a una antigua leyenda local) llegó a ganar dos Copas de Holanda (1914 y 1932) siendo subcampeón también en un par de ocasiones (1913 y 1943, en plena Guerra Mundial). Actualmente el conjunto, que viste de verde, es el farolillo rojo de la Segunda División (Keuken Kampioen Divisie).