La Galería Tournemire presenta el proyecto expositivo Carta Blanca, y es dentro de él donde se enmarca el trabajo fotográfico titulado “Dos”, del que es autora la fotógrafa madrileña Lucía Fernández Muñiz, amante de los colores saturados, la estética vintage y las historias de amor que tienen como protagonistas a dos elementos con los que explora cómo se relacionan ambos, tanto entre sí como con el espacio circundante.
Sin embargo, parece que los personajes retratados tuvieran una relación autónoma e independiente con su espacio, del que disfrutan aislada y privadamente, ajenos al mundo exterior y a nuestras miradas. Tal es la base de su existir y el por qué de nuestra curiosidad morbosa.
Por ejemplo: ¿quién es esa solitaria mujer, joven y rubia, muy cuidada en el vestir, que en una playa solitaria, toda guijarros, contempla a un cerdito que mira al mar? El atuendo de la mujer va a juego con el color rosáceo del cerdito al que podemos imaginar como su mascota, y el hecho de que él pase por completo de ella parece estar en la base del armónico discurrir entre ambos que se nos antoja perpetuo.
Ayuda a esta visión libre de sus imágenes el hecho de que en «DOS» no haya una utilización clara de elementos con el fin de determinar un significado específico en cada imagen. Sus modelos aparecen ausentes de gesto, nuestra mujer está de espaldas, lo mismo que el cerdito, consiguiendo de esta manera convertirse en portadores de una neutralidad que da rienda suelta a la imaginación y a los sentimientos que el espectador quiera proyectar en ellos.
Me cuentan que Lucía Fernández Muñiz, cuyo tocado -si exceptuamos el color- va a juego con el de sus modelos, ha ocupado páginas en revistas actuales como Elle, Vogue… donde la imagen extática e impactante es sustancial.
No me extraña, dado que sus imágenes son estéticamente muy cuidadas (dignas de auténticas pin-ups en cuanto al maquillaje femenino) y remiten a mundos y épocas donde la apariencia transmitía un modo de vivir en la imaginación muy peculiar (años 60).