Ébola: las ayudas no logran frenar la catástrofe humanitaria en África

La rápida expansión del virus del ébola en África occidental, que ya causó 3.000 muertes, supera los esfuerzos regionales e internacionales para frenar la epidemia, advierten expertos en salud y autoridades de todo el mundo, informa Jim Lobe (IPS) desde Washington.

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Personal de MSF en el centro ELWA 3 en Monrovia

«No nos movemos con la rapidez suficiente. No estamos haciendo lo suficiente», declaró el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una reunión especial sobre la crisis del ébola celebrada el jueves 25 en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.

La epidemia podría matar a «cientos de miles» de personas en los próximos meses salvo que la comunidad internacional aporte los recursos necesarios, advirtió Obama.

El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, anunció que su institución aumentará hasta 400 millones de dólares la financiación para ayudar a los países más afectados: Guinea, Liberia y Sierra Leona: «Todos podemos, debemos, movernos con mayor rapidez para contener la propagación del ébola y ayudar a estos países», exhortó Kim.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) de Estados Unidos enviaron a decenas de expertos a África occidental y concluyeron que en Sierra Leona y Liberia podrían surgir más de 20.000 casos nuevos de ébola en las próximas seis semanas y hasta 1,4 millones para el 20 de enero de 2015, de mantenerse el actual ritmo de expansión del virus.

Las autoridades sanitarias internacionales elevaron el cálculo de la tasa de mortalidad de las personas infectadas con el virus de 55 a 70 por ciento. El brote más reciente de ébola habría comenzado en marzo en Guinea, antes de extenderse hacia el sur a Sierra Leona y Liberia, dos países que aún no se recuperan del todo de sus respectivas guerras civiles.

Oficialmente, la epidemia mató hasta la fecha a casi 3000 personas, pero la mayoría de los expertos creen que la cifra real sería mayor ya que muchos casos no se reportaron a las autoridades, especialmente en las zonas remotas de los tres países afectados.

La epidemia también genera costos económicos elevados, dado que el temor al contagio y las medidas de cuarentena a la que recurrieron los gobiernos alteraron gravemente el transporte y el comercio en sus territorios.

El Banco Mundial reveló que la inflación y los precios de los alimentos básicos suben rápidamente en los países afectados como reacción a la escasez, la especulación y las compras excesivas producidas por el pánico.

El estudio de la institución multilateral, que no tomó en cuenta los últimos datos de los CDC, proyecta para los tres países pérdidas económicas de 359 millones de dólares en 2014, equivalente a una caída de tres por ciento en su producción económica conjunta.

El impacto en 2015 podría superar los 800 millones de dólares. Es probable que la economía liberiana sea la más perjudicada, ya que el país es uno de los más pobres del mundo.

«Esta es una catástrofe humanitaria, ante todo. Pero las ramificaciones económicas son muy amplias y pueden ser de larga duración. Nuestra evaluación muestra un impacto económico mucho más grave en los países afectados que lo estimado previamente», subrayó Kim el jueves 25.

Especialistas en seguridad advirtieron que la epidemia también podría provocar crisis políticas en los países afectados.

En un comunicado difundido el martes 23, la organización independiente International Crisis Group (ICG), con sede en Bruselas, advirtió que los tres países africanos ya experimentan el «caos generalizado y, potencialmente, el colapso», debido a la desconfianza de los ciudadanos con sus gobiernos, que genera una violenta resistencia a la cuarentena aplicada por efectivos militares, entre otros esfuerzos oficiales para detener al virus.

La escasez de alimentos también podría provocar levantamientos populares contra las autoridades.

«En los tres países podrían resurgir los conflictos civiles pasados, ​​alimentados por antagonismos locales y regionales», explicó ICG.

Además, el virus podría extenderse a Guinea-Bissau y Gambia, que tampoco cuentan con sistemas de salud aptos para lidiar con la situación, añadió la organización.

A principios de este mes, la Organización Mundial de la Salud calculó que frenar la enfermedad costará un mínimo de 600 millones de dólares, aunque ahora la cifra se considera baja. Hasta la fecha, se materializaron poco más de 300 millones de dólares.

Estados Unidos prometió más de 500 millones de dólares y el envío de 3.000 soldados a la región, junto con los especialistas de los CDC. Pero algunos expertos critican ese aporte.

El «número de casos nuevos de ébola cada semana supera con creces el número de camas de hospital que hay en Sierra Leona y Liberia», aseguró John Campbell, especialista en África occidental en el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), un centro académico con sede en Washington.

«Es difícil ver cómo la promesa del presidente Obama de enviar 3000 efectivos militares a Liberia para construir hospitales con un total de 1700 camas pueda transformar» la situación, escribió en el sitio web del CFR. «La asistencia de Gran Bretaña a Sierra Leona y de Francia a Guinea es menor aun», observó.

Varias organizaciones benéficas estadounidenses también prometieron su ayuda, como la Fundación Bill y Melinda Gates, que donará 50 millones de dólares, y la entidad del cofundador de Microsoft, Paul Allen, que entregará 65 millones de dólares a la causa.

«Las generosas promesas de ayuda y las resoluciones sin precedentes de la ONU son muy bienvenidas, pero significarán poco, a menos que se traduzcan en acciones inmediatas. La realidad de hoy en el terreno es la siguiente: lo prometido aún no se ha entregado», dijo Joanne Liu, presidenta de Médicos Sin Fronteras (MSF), el jueves 25.

«Nuestro centro de 150 camas en Monrovia abre solo durante 30 minutos por la mañana. Solo admitimos a unas pocas personas, para ocupar las camas que dejaron libres quienes murieron durante la noche», explicó. «A los enfermos se les sigue rechazando, y vuelven a sus casas donde propagan el virus entre sus seres queridos y vecinos», añadió.

  • Traducido por Álvaro Queiruga
editor
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