Una solicitud presentada por el diputado independiente Mustafa Bakri pide al parlamento y al gobierno egipcio reconocer el genocidio armenio.
El parlamentario, que también es periodista, apuntó que él y 336 parlamentarios –lo que supone la mayoría de la Cámara- han pedido aprobar un proyecto de resolución a favor de reconocer el genocidio armenio.
«El Parlamento debe celebrar una sesión especial sobre este tema, ya que fue un crimen de exterminio en masa que debe ser condenado por todos los parlamentos del mundo,» afirmó Bakri. Actualmente, en Oriente Medio los únicos países con mayoría de religión musulmana que lo han reconocido son Siria y Líbano.
El Parlamento egipcio que abrió sus puertas en enero de 2016 tras el golpe de estado producido en julio de 2013 está formado por 568 diputados electos -120 en listas de partidos permitidos por el régimen y 448 en listas individuales-, más otros 28 designados por el presidente Al Sisi. Se trata del Parlamento más numeroso de la historia del país y cuenta actualmente con una amplia representación de cristianos coptos y otras minorías que apoyan claramente el reconocimiento del genocidio armenio.
«Una nueva evidencia histórica ha expuesto la masacre de un millón y medio de armenios a manos de turcos otomanos entre 1915 y 1922» señaló Bakri, añadiendo que su propuesta «viene después de que el Parlamento alemán votó a favor de reconocer la matanza de 1915 como genocidio, y muchos otros países seguirán su ejemplo».
Turquía no reconoce oficialmente que el genocidio armenio se llevó a cabo. Bakri también enlazó el genocidio con la situación actual: «si bien los otomanos cometieron la matanza de 1915, el régimen de Erdogan se está moviendo a cometer otro crimen contra sus oponentes políticos y minorías que buscan la independencia» (en referencia a los kurdos).
La propuesta se produce después de que otro parlamentario egipcio, Emad Mahrous, exigiera el pasado domingo, 24 de julio de 2016, que el gobierno conceda asilo político a exiliados de la oposición turca como el conocido clérigo Fethullah Gülen, hoy exiliado en Estados Unidos. Mahrous acusó a Erdogan de explotar el fallido golpe de Estado para detener a cientos de sus oponentes políticos y convertir a Turquía en una dictadura.
Talaat Khalil, un parlamentario que apoya el proyecto de resolución de Bakri, declaró a la prensa que el genocidio debe ser condenado por todos los gobiernos y parlamentos del mundo. «Además, los autores deben admitir sus crímenes o incluso disculparse por ellos», agregó Khalil. «Pero está claro que el régimen arrogante de Erdogan nunca va a admitir esta matanza porque él cree ser un nuevo sultán otomano», sentenció Khalil.
Khalil agregó que Egipto tenía estrechas relaciones con ambos pueblos, el armenio y el turco. «Egipto siempre ha sido un refugio para los armenios desde la matanza de 1915,» sostuvo, con el argumento de que «fuera de su responsabilidad política, el parlamento de Egipto debe reconocer el genocidio contra los armenios».
El parlamentario concluyó diciendo que «esto no debe ser tomado como un movimiento hostil por el Parlamento egipcio contra Turquía, debe ser visto como un movimiento que surge de consideraciones puramente humanistas».
Las relaciones entre Turquía y Egipto han sido tensas desde la expulsión de 2013 del poder del presidente islamista Mohamed Morsi, miembro de Hermanos Musulmanes y estrecho aliado del gobierno de Erdogan, quien ha criticado en repetidas ocasiones el derrocamiento como un «golpe inaceptable».
El Cairo ha acusado repetidamente a Ankara de «interferencia» en sus asuntos internos y del apoyo a los militantes islamistas que llevan a cabo ataques terroristas en Egipto.
Turquía ofrece un refugio seguro para los principales miembros de los Hermanos Musulmanes, que ha sido prohibido en Egipto. Ankara también permite que las estaciones de televisión dirigidos por simpatizantes de la Hermandad critiquen al gobierno del general y presidente egipcio, Abdel-Fattah El-Sisi.
El llamado genocidio armenio también llamado holocausto armenio ( Մեծ Եղեռն en armenio) es reconocido por 29 países. En Estados Unidos, 44 de los 50 estados lo han reconocido, así como regiones en Italia, Brasil, Colombia e incluso Crimea cuando aún pertenecía a Ucrania.
España no lo reconoce pero sí lo han hecho cinco comunidades autónomas, Cataluña, País Vasco, Navarra, Aragón e Islas Baleares. El único monumento en España sobre el genocidio armenio está desde 2010 en Mislata, provincia de Valencia.