Hace quince días murieron unos europeos que vivían en Paris. Vidas, familias e historias que nos parecieron nuestras. Hemos estado desde entonces yendo a trabajar con una alerta cuatro de cinco y saben una cosa, nos hemos acostumbrado. Mientras hemos visto a nuestros políticos fuera de campaña departir y debatir en la teletonta, y la vida, acaso, nos ha parecido igual.
Si nos olvidamos tan pronto de esas personas que estaban allí, aquí al lado, esas que las reconocemos europeas y por tanto, nos duelen y de pronto, nos olvidamos y pasamos página porque hay que seguir viviendo, supongo que ya puede pasar lo que pase, que siempre, a los quince días, la vida será lo siguiente…
Si somos capaces de tirarnos a las ofertas porque hoy se han encendido los paisajes que dicen ser navideños y Obama nos ha indicado que demos las gracias, aunque aún, no hayamos adoptado el día de, (acción de gracias), como el resto de las mandangas de su país; si hoy, empieza la campaña de recogida de alimentos para las personas que aún, hoy, no comen, ¿de qué Black Friday estamos hablando?
No es que se diga, es que se ha impuesto, como sucedió con Halloween o con las hamburguesas que comemos cuando asociamos rapidez a alimentación. No sé qué pasa, pero ha pasado. Somos un producto de la publicidad, del tejemaneje de los que mueven los hilos y tan pronto nos venden que hoy debe entrar la furia consumista como nos imponen a Santa, que ni siquiera es Claus, dentro de unos días.
No sé qué ha pasado pero ya forma parte de nuestras vidas y hoy, hace quince días, nos dolían esos muertos porque acaso nos vimos muy cerca, pero hoy también, en este viernes negro, se siguen muriendo personas en el mediterráneo, en el estrecho, personas que deambulan de un país a otro yendo a por un lugar mejor, huyendo de la guerra y mientras, en el aire, hay bombardeos, niños muertos de hambre, dolor y más dolor, y aquí, ni siquiera lo leemos, ya no digo sentirlo como nuestro, solamente decimos black friday no viernes negro que realmente es lo que es. Francia sí por aquello que está a la vuelta de los pirineos, y nos dolió, pero hoy ya no, hoy es Fraidei…¿y qué me dicen de eso?
La mayor parte de la gente lo dice como si fuera el día de la Paloma o la Virgen de Dolores, que para el caso, tampoco sabrían distinguir a qué se debe, pero eso del inglés, nos pone. Nos pone y mucho. En este país en donde se ve Gran Hermano y va por su año 16, se menean cuerpos desnudos en Adán y Eva, se vende un Hermano Mayor como método infalible para los ni-nis violentos, Sálvame está en la parrilla ocho horas, y así suma y sigue, ¿qué vamos a esperar de todo esto? Todo esto es España, por cierto.
Si no fuera porque en menos de un mes hay que votar y decidir el destino de este país de corruptelas y amigotes, si no fuera porque todavía hay gente en crisis, si no fuera porque los abuelos siguen sosteniendo a las familias, si no fuera porque el cincuenta por ciento de los jóvenes está en paro, si no fuera porque cuando tienes más de 45 ya no trabajas, si no fuera porque este país sigue en crisis, nos daría igual hablar de Black Friday o de la madre que los parió a todos. Se abre la veda; por un lado se recogen alimentos para los que no comen, han oido bien, no comen, y por otro nos invitan a gastarnos lo que nos han devuelto con el IRPF; pastón, señores, pastón. Pero no queda ahí. Dentro de también veinte días, estaremos entregando regalos de Santa Claus, seguiremos gastando lo que la VISA nos conceda, y seguiremos pensando que cualquier tiempo pasado fue necesariamente mejor.
Y si no pasara nada, pues eso, que nos vendan lo que quieran, pero da la casualidad, que pasa. Hoy es Black Friday en Francia. Han celebrado un homenaje por las víctimas. Fue un viernes negro, era 13, hace quince días. Unas personas iguales a usted o a mi, fueron asesinados en nombre de Alá. Hoy siguen muriendo muchos niños, cientos de familias siguen huyendo del horror, hoy es viernes, 27, no sé si es black, green o red. Lo que hemos aprendido en el colegio de la lengua de Su Graciosa Majestad lo tenemos grabado a fuego. ¡Ojalá tengamos grabado también que por nuestro voto responsable, las cosas acaso, podrían ir a mejor! O no, nunca se sabe.
¡Qué dura y contradictoria sigue siendo la vida y qué poco coherentes somos! Nos ponen un Black Friday en la tele y venga, corre, corre, que viene Maret...¿Y quién es Maret? dirá alguno…Pues un anuncio, un anuncio de aquella época. Como otro que nunca olvidaremos; «Las muñecas de Famosa, se dirigen al portal…» Luis Figuerola Ferretti ha muerto. El creador de aquel anuncio que nos invitaba a estar en casa. Él nos hará siempre recordar la Navidad, la auténtica; aquella en donde no había nada pero acaso uno volvía a su hogar. No había Black Fridays pero la gente compartía el turrón. ¡Qué cosas!
Descansad en paz. Quince días después…
El problema radica en ese vocabulario tan sintomático: ¿eurpeos? ¿Y los 250 mil sirios, por ejemplo? Hace 50 años que sucedió lo de Indonesia (Sukarno Suharto) con millones de muertos. ¿Se sabe, se recuerda?
Por otro lado, con el spanglish no sé que va a pasar: ya no sé si es jogging, footing o running; sólo sé que correr no es: por decreto multinacional ese verbo ha sido borrado del diccionario. La fuerza y debilidad de unas ¿culturas?