El crimen fue en Almonte

La escritora Rocío Castrillo recrea en un relato de no ficción el crimen sin castigo de uno de los asesinatos más  pavorosos de los últimos años

El 27 de abril de 2013 la localidad de Almonte (Huelva) celebraba la sabatina, una de sus tradicionales fiestas locales. Mientras el pueblo manifestaba el fervor religioso de la festividad mezclado con la alegría de sus habitantes en las calles engalanadas para la ocasión, alrededor de las diez de la noche, en una vivienda del extrarradio se cometía uno de los asesinatos más espantosos de la reciente historia criminal española.

Las víctimas, Miguel Ángel Domínguez y su hija María, de ocho años, eran apuñaladas con un ensañamiento brutal. El pueblo continuó las celebraciones durante todo el fin de semana porque los cadáveres no se descubrieron hasta el lunes. Meses después las investigaciones sobre el doble asesinato señalaron a un joven de la localidad, Francisco Javier Medina, como principal sospechoso, aunque un juicio con jurado popular celebrado en julio de 2016 lo declaró no culpable. Desde entonces sigue sin encontrarse al autor de aquellos hechos.

La escritora y periodista Rocío Castrillo, que se interesó por el caso desde el primer día (ella es también almonteña) siguió todos los pasos de la investigación y del juicio, entrevistó a amigos y familiares e indagó en las causas de aquel crimen. Con todo este material acaba de publicar “151 cuchilladas” (Ed. Pábilo), un gran reportaje literario en forma de novela de no ficción (un “true crime”, en terminología anglosajona), en el que recrea aquellos acontecimientos desde sus orígenes hasta su insólito desenlace.

Celos, posesión, infidelidad

151-cuchilladas-cubierta El crimen fue en AlmonteEn aquellas fechas el matrimonio formado por Miguel Ángel y Marianela Olmedo tramitaba su divorcio. Ella se había unido a Francisco Javier Medina, quien a su vez había roto unas relaciones de más de diez años con su novia Raquel. El amor y la fuerte atracción que sentía Marianela por su nueva pareja le impedía considerar con realismo las manifestaciones de posesión y de control que se manifestaron desde los primeros días de su relación.

Los cuatro, el matrimonio y ambos novios, trabajaban en un mismo supermercado de Almonte donde, desde que se conocieron las relaciones entre Marianela y Francisco Javier, cada día habían de soportar la tensión de compartir un mismo espacio inclusivo y aplastante durante toda la jornada laboral.

Rocío Castrillo refleja esta presión cotidiana que se manifestaba en frecuentes discusiones, enfrentamientos, reproches e insultos que provocaban en los protagonistas estados de angustia, rabia, ira, desesperación. A su vez tenían que hacer frente a las críticas de un pueblo cuyos vecinos de ideología más conservadora condenaban abiertamente la infidelidad de Marianela y señalaban su actitud como causa de la ruptura del “noviazgo modelo” entre Francisco Javier Medina y Raquel.

Desde el comienzo de la causa contra Francisco Javier y durante todo el proceso, Almonte sufrió una situación de anormalidad que dividió al pueblo en dos bandos. Uno señalaba la infidelidad de Marianela como causa de los asesinatos y rechazaba que el crimen hubiera sido cometido por “uno de los nuestros”. El otro bando lo formaban quienes estaban convencidos de la culpabilidad de Francisco Javier.

En este contexto esta novela es también una crítica a una sociedad machista y xenófoba que defiende a los suyos por encima de todo (no tardaron en señalar a los inmigrantes como sospechosos) y condena con más fuerza la infidelidad de la mujer que la del hombre (Francisco Javier había engañado y más tarde abandonado a una novia a la que le unían más de diez años de relaciones).

Como consecuencia de esta actitud Marianela tuvo que abandonar su pueblo para evitar los reproches y los insultos que diariamente tenía que soportar de sus vecinos, en lugar de la compasión, la solidaridad y la empatía que tendrían que manifestarle a una mujer que, sea cual sea el desenlace, ya habrá de soportar toda su vida el dolor de unas pérdidas irreparables unido a la desesperación de haberse enamorado y haber convivido con el presunto asesino de su marido y de su hija.

Hay además en esta novela otras críticas. A una sociedad que transforma crímenes como este en espectáculos mediáticos. A un sistema judicial que traslada a la sociedad dudas sobre las sentencias de sus tribunales.

A la utilización, en fin, de las redes sociales como fenómeno de mediación y manipulación informativa. Todo ello se cuela en esta novela entre los avatares de la investigación y el proceso de un crimen horrible cuyas víctimas aun confían en que algún día se haga justicia.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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